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Muchos intentos y pocas ilusiones
Es un aporte valioso para el boxeo argentino competir en tres carteleras internacionales, en distintos continentes este fin de semana, cuando el mundial de fútbol consume –casi con exclusividad– todo el enorme espacio deportivo del universo. Sin embargo, resulta preocupante y digno de reflexión, el pronóstico, poco alentador, que emerge de estos intentos.
Los excampeones mundiales Jonathan Barros y Diego Chaves , junto al actual titular sudamericano, Leonardo Amitrano, boxearán, mañana, con roles de "No favoritos", en México, Sudáfrica y Rusia, respectivamente. Y ello implica que no hay una gran sensación emotiva que se despierte previa a estos combates.
El mendocino Barros, a los 34 años, intentará convertirse en bicampeón mundial, sumando kilos a su cuerpo trajinado en catorce años de profesionalismo. Desafiará al mexicano Miguel Berchelt, campeón liviano jr (CMB), en un pleito de doce rounds, que se llevará cabo en Mérida, México, con televisación, de Fox Sports y TyC Play, desde las 23.
Barros, que fue campeón mundial pluma (AMB) entre 2010 y 2011, ascenderá al cuadrilátero yucateco por quinta vez en condición de aspirante a una corona ecuménica. Subirá de peso, de 57.100 kg a 58.900 kg, ante un campeón joven y fuerte como Berchelt, con una carrera de 33 éxitos (29 K.O) y un revés, y con los mejores vaticinios.
Barros tuvo una vida muy dura y noble. De adolecente se hizo cargo de la crianza de sus hermanitos menores, después de distintos deslices en su hogar, y solventó algunos merenderos sociales en Cuyo. Con 41 éxitos (22 K.O.), 5 derrotas y un empate, buscará frenar a un campeón más fresco y con mayores fortalezas.
Leonardo Amitrano nació en Villa Mercedes, San Luis, hace 24 años, y es poco conocido en el ambiente. Es campeón sudamericano welter junior y sus victorias sobre Mauro Godoy y Emiliano Dominguez lo convirtieron en una de las revelaciones del pugilismo nacional. Aprendió a boxear en el patio de su casa pobre y sin ningún lujos, bajo la tutela de su padre, Alberto, un exboxeador profesional que fue suspendido de por vida por golpear a un referí. Su madre respira este deporte de un modo muy especial y fue sancionada en los torneos amateurs, por hostigar con vehemencia a los jurados. Todos boxean en su familia.
Tras sobrellevar un adverso debut ante el ruso Gaybatulla Gadzhialiyeb, quien le llevaba 10 peleas de ventaja en 2015, en los torneos AIBA, equilibró su carrera. Con 13 triunfos y 3 reveses, peleará mañana con Georgi Chelokhsae en Zhukovka, Rusia, por un cetro juvenil (OMB). Desprotegido y solamente por dinero, pondrá sus méritos deportivos a merced del negocio.
Por último, Diego Chaves, bonaerense, 32 años y ex campeón welter (AMB) interino, entre 2011 y 2013, cuya historia familiar ligada a este oficio, como en el caso de Amitrano (fue descripto hace semanas), intentará recuperar acciones tras su inesperado revés por K.O. ante Jamal James, en diciembre último. Enfrentará al invicto sudafricano Thulani Mbenge, ganador de sus 13 peleas, 11 de ellas por KO, por el campeonato welter ( I.B.O), ente de segundo orden, ignorado en la Argentina. El combate será en Kempton Park, Sudáfrica.
El potencial de Chaves, aún tentador para esta industria por sus recordadas peleas frente a Keith Thurman, Brandon Ríos y Timothy Bradley, es superior al de Mbenge, pero sus desajustes anímicos condicionan todo lo demás.
Sería primordial contagiar a estos tres ensayos pugilísticos de algunos de los resultados sorpresivos que perturbaron al mundial futbolero de Moscú. Habría entonces…¡Algo para festejar!
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