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Las protestas más recordadas del boxeo olímpico: por qué con Khelif se rompieron todos los códigos
La boxeadora napolitana Angela Carini, de 25 años, policía de profesión al igual que su padre y protagonista de la protesta más aberrante y vergonzosa en la historia pugilística de los Juegos Olímpicos, no solo sucumbió en su mensaje delator sobre la composición orgánica de la argelina Imane Khelif, su primera rival en París 2024, sino que también olvidó los códigos de rebeldía en el cuadrilátero por disidencias boxísticas.
Resulta tedioso e inapropiado para un cronista debatir –todavía– si una mujer como Khelif, con vagina, útero, trompas de Falopio, pero carente de ovarios por lo que sólo accedería a la maternidad mediante una donación de los mismos, puede boxear o no. Aquejada por el síndrome de Swyer, que trastocó sus cromosomas XX (femeninos) por los XY (masculinos) con los que convive desde su nacimiento, ¿posee una fuerza incontrolable y sobrenatural a la hora de boxear?
Carini la ridiculizó abandonado en el ring en menos de un minuto denunciado un “daño físico” inexistente con declaraciones hirientes hacia su colega, con la que había compartido varios torneos desde 2018 en total armonía. Todo resultó sospechoso. ¿Fue por sus propios principios o por acuerdos con I.B.A. (Asociación Internacional de Boxeo), una entidad expulsada del Comité Olímpico Internacional en 2021 por corrupción comprobada y antecedentes espurios de sus últimos líderes: el uzbeco Rafur Rahimov, denunciado por actividad criminal por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y el ruso Umar Kremlev, inmerso en el duro servicio de seguridad del presidente Putin.
Carini olvidó que los púgiles que protestaron en tiempos pasados se jugaron ante la gente, ante los sistemas, las autoridades y ante situaciones políticas sin manchar jamás al adversario, al oponente, con quien cambió golpes nobles en el ring. Y esos antecedentes se convirtieron en páginas inmortales. A saber:
George Foreman, en México 68
El ganador de la medalla de oro en peso pesado se convirtió en un disidente de los afroamericanos. Optó por levantar la bandera de Estados Unidos en lugar de cerrar el puño a modo de protesta como lo hicieron varios deportistas de su país, en protesta por los derechos civiles.
Today in Sports History:
— Historically Speaking Sports 🎙️🏀⚾🏈🏟️ (@HistoricallySp2) October 26, 2020
1968 - George Foreman wins the Olympic heavyweight Gold Medal in two rounds over Jonas Cepulis of the Soviet Union. pic.twitter.com/92V2SluWre
Byung Jung Il, en Seúl 88
El púgil coreano fue perjudicado en los Juegos de Seúl 1988 por el injusto descuento de puntos ante el belga Alexsandar Khriston y ello determinó su derrota en fallo dividido.
Byun estuvo sentado más de una hora en el medio del ring, negándose a bajar. Debieron apagar las luces del estadio y suspender esa jornada. El asiático abrió un gran reclamo sobre la transparencia de los jueces.
Roy Jones, el robo más grande de la historia, en Seúl 88
La derrota de Roy Jones ante el coreano Park Si-Hum, en las finales de Seúl 1988, es considerada la decisión más incomprensible desde Saint Louis 04 hasta hoy. Fue inconcebible, a tal punto que Jones fue declarado: “El mejor boxeador del torneo”.
#OnThisDay in 1988 - Park Si-hun defeated Roy Jones Jr. by a 3-2 decision to win gold at the Seoul Olympic Games. One of, if not the worst decision in all of boxing competition. pic.twitter.com/bl1JTT8FZf
— 𝑲𝒏𝒐𝒄𝒌𝒐𝒖𝒕 𝑱𝒐𝒖𝒓𝒏𝒂𝒍𝒔 (@KOJournals) October 2, 2023
Aliev y la soledad de un estadio vacío en Tokio 2021
El francés Mourad Aliev no toleró su descalificación por un cabezazo a Frazer Clarke, en los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Sin público en el recinto y arrodillado en un vértice del ring, comenzó a gritar en modo estremecedor por casi quince minutos sin parar. Fue tremendo.
Jamás un boxeador utilizó o victimizó a su rival para ejercer su reproche o crítica ante la adversidad. Nunca lo dañó moralmente ni lo ridiculizó. Lo argumentado por la napolitana Carini no admite comprensión en este mundillo.
El Comité Olímpico italiano le prohibió recibir los 50.000 dólares en concepto de reparación que las billeteras rusas de IBA pretendían entregarle. ¿Suspicacia?
Imane Khelif, sufrida y azotada por gran parte del vulgo y algún experto, con todo el apoyo de Argelia llegó a la final, a lo máximo, recibiendo más amor que repudio. Para Angela Carini será complejo volver a casa. No será fácil explicar lo que pasó en su regreso, cuando vuelva a sus tareas, en la comisaría italiana de Afragola, a cinco minutos del santuario de San Genaro.
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