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Cuellar toma las riendas de su destino
De domador a campeón mundial, pasado mañana, en EE.UU., defiende el título pluma ante el armenio Darchinyan
Alguna vez quiso convertirse en un valiente domador de potros: probó el polvo de las caídas más bravas, pero no se convenció. Después, maravillado por el regalo de un petiso zaino llamado Forastero, intentó ser un exitoso jockey de cuadreras, pero la muerte del pingo le truncó las aspiraciones. Alguna vez, también, a los 16 años, incentivado por Don Pacífico, su padre, se calzó los guantes de boxeo y se imaginó campeón mundial; desde entonces, sin dejar de lado su pasión por los caballos y las tradiciones gauchescas, comenzó a edificar su sueño sin prisa. Y mal no le fue...
Jesús Marcelo Andrés Cuellar, a los 28 años, es el único boxeador campeón del mundo que tiene la Argentina en la actualidad -Víctor Ramírez es interino- y está cerca de demostrar si en verdad es un pura sangre de los rings. Desde hace tres meses, en un confortable gimnasio de Oxnard, en California, afina su cuerpo y su mente para la pelea más importante de su carrera. Es la que se desarrollará pasado mañana, a las 16.30 de nuestro país, en el StubHub Center de Carson, ante el armenio Vic Darchinyan. "Este combate es una oportunidad muy grande para mi futuro boxístico y no la pienso desaprovechar. La tomo como la pelea más importante de mi carrera", comenta el monarca mundial pluma AMB, en charla telefónica con LA NACION.
A 48 horas de la contienda, Cuellar dice tener todo preparado: "Hice una preparación muy buena, ya estoy en el límite del peso. Sé que el armenio no es un boxeador ortodoxo, sin embargo tiene buena línea técnica. Confío en que será un muy buen combate y que la terminaré antes del límite", vaticina con la ilusión a flor de piel.
Para él, un oponente de la relevancia de Darchinyan es el indicado para dar el salto de calidad en el exigente mercado boxístico de los Estados Unidos. El armenio, de 39 años y que posee un récord de 40 victorias (31 por knock out) siete derrotas y un empate, fue campeón mundial ocho veces en tres categorías (mosca, supermosca y gallo). "Estoy en una etapa de crecimiento y es ideal sumar experiencia con oponentes de renombre. Si logro ganar, vendrán rivales más exigentes y mejores bolsas", apunta el pibe del barrio Santa Paula, en José C. Paz, que exhibe un palmarés de 26 victorias (20 KO) y un revés.
Sus puños son de acero, como pocos. Su lengua es corta, y está bien. No es de esos parlanchines que prometen palizas y luego no honran las palabras. Jesús es un tipo gaucho que arrastra la calma santiagueña de su abuelo Marcelo, el mismo que le regaló al entrañable Forastero. Así, en honor al caballo, prefiere que el reconocido anunciador Jimmy Lennon lo llame "el Forastero" y no "El Jinete del KO", como se lo conoce en nuestro país. "Desde los 14 años que todos en mi barrio me conocen con el nombre de mi petiso. Con él viví cosas muy especiales. Carrera cuadrera de 400 metros (con caballos de menor porte) que había, carrera que me anotaba para correr con la idea de ganar un mango", recuerda.
Hoy, la forma de vivir de Jesús Cuellar poco tiene que ver con ese pasado gaucho lleno de privaciones y urgencias. El boxeo le permitió comprar una casa y un auto. Sin embargo, cuando el tiempo y las circunstancias se lo permiten, aprovecha a despuntar los berretines de domador. La esencia no cambió, sus orígenes perduran inalterables, más allá del avance económico. "Hace poco, en plena concentración, le amansé a un amigo un lindo alazán. Nunca lo habían montado, lo miré y ahí nomás le pegué el salto; entró a corcovear y cabecear de lo lindo. Hoy se deja montar sin problemas, es mansito", aclara orgulloso.
En silencio, Jesús se está abriendo camino en los Estados Unidos a fuerza de un estilo de boxeo agresivo y continuo. Asesorado por Sebastián Contursi y dirigido por Robert García, técnico del Chino Maidana, el bonaerense acumula cuatro triunfos en el país del Norte en sólo dos años. ¿El secreto? "Prepararme en Oxnard me cambió la mentalidad; acá me entreno todos los días en doble turno y hago sesiones de guanteo tres veces por semana con sparring fuertes; en cambio, en la Argentina me tiraba a chanta porque quienes me manejaban no me decían nada, no me controlaban", reconoce Cuellar, consagrado campeón pluma en 2013 cuando le ganó a Claudio Marrero. Aquel éxito opacó por completo el debut del notable Mike Tyson como promotor del dominicano y organizador del evento. "Esa noche convertí con trabajo y garra todo lo que soñé", dice. Y agrega: "Cuando regresé al país, lo primero que hice fue ir a Luján a agradecerle a la Virgen; como buen gaucho soy devoto y le pido que me ayude en todas las peleas".
Por ahora, su atrapante historia está escrita en borrador. Pero promete agregar nuevos capítulos. En sus manos, dispuesto a domar a quien se le anime en el ring, el Forastero Jesús Cuellar tiene las riendas de su destino: "Si todo sale bien en esta pelea, me gustaría subir de categoría el año que viene. Quiero títulos en distintos pesos, busco siempre ser el mejor?"
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