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Brian Castaño, antes de enfrentar a Teixeira: "Este negocio no tiene grises: servís o no servís"
Fuera de toda bambolla, ajeno a la excitación con que muchos boxeadores afrontan los momentos previos a un gran combate, Brian Castaño es un ejemplo de mesura. Nada ni nadie lo perturba de ese objetivo que acuna desde el mismo día que fue despojado en un escritorio del cetro superwelter AMB: volver a ser campeón mundial. "Se trabajó duro –dice– y estoy convencido de lo que me juego". A días de enfrentar al brasileño Patrick Teixeira, campeón mundial OMB, en un match determinante para su carrera, sus razonamientos son tan claros y tan concretos como su boxeo. Escucharlo a la distancia por teléfono desde Downey, California, es lo mismo que verlo boxear. No hay dos Brian. Hay uno solo. Y ese único Castaño sorprende con lo certero y lo simple de sus conclusiones. Igual que en el ring.
El camino al esperado combate con el brasileño Teixeira, el próximo sábado en el Fantasy Spring Casino de Indio, fue arduo y espinoso. Hasta casi quedó sin efecto el triunfo eliminatorio de hace 15 meses ante el nigeriano Wale Otomoso. Porque, además de las tres cancelaciones por la pandemia, los manejadores del brasileño, en una maniobra escabrosa, intentaron negociar un combate más rentable y accesible con el australiano Tim Tszyu, hijo del ex campeón Kostya Tszyu, en Sidney. La excusa para sobrepasar el reglamento de la OMB fue el cierre, por cuestiones sanitarias, de la embajada norteamericana en San Pablo y el impedimento para renovar su visa de ingreso a EE.UU. "Si Tszyu quiere una oportunidad por este título, que haga la fila y espere su turno como lo hice yo. Esta chance me la gané en el ring", le cuenta a LA NACION desde California, donde está concentrado junto a su novia Carolina, su papá Carlos y el profesor Matías Erbín.
Castaño peleó por última vez el 2 de noviembre de 2019: batió por KOT 5 a Willie Omotoso. Está invicto en 20 peleas, con 19 victorias -13 KO- y un empate. Fue campeón mundial mediano jr. (AMB) entre 2016 y 2019 y despojado del título por complejas cuestiones reglamentarias.
–¿Se hizo larga la espera?
–Demasiado. Hace cinco meses que estoy entrenando palo y palo sin saber bien a quién me iba a enfrentar. Y, por más que me haya enfocado siempre en Teixeira, se hace difícil despojarse de la incertidumbre que causan algunos rumores. Más que nada por experiencias pasadas, donde salí perjudicado. Además, tuvimos que cambiar la planificación de los entrenamientos y cuidarme demasiado para evitar lesiones.
–¿Temiste que otra vez te perjudiquen?
–Si, sobre todo cuando se comenzó hablar de la posible pelea entre Teixeira y el australiano Tim Tszyu. Por suerte Sebastian (Contursi) se movió rápido y las autoridades de la OMB me ratificaron como el retador mandatorio. El respaldo de la entidad me dio la tranquilidad que se necesita para una pelea importante.
–¿Qué te sostiene entrenando entre tantos contratiempos?
–El sueño de volver a ser campeón mundial. Fui campeón y tuve que dejar de serlo por intereses económicos y deportivos. Encima en un escritorio. Eso dolió y molestó mucho. Quiero sacarme esa espina para aspirar a peleas grandes. Cuando uno tiene el título de campeón las posibilidades llegan más fácil.
–¿Qué tan determinante es este combate para tu futuro profesional?
–No me gusta decir que me juego la vida, porque es boxeo y se puede ganar y perder. Pero esta pelea con Teixeira la tomo como un punto de inflexión en mi carrera y mis aspiraciones. Ganando se abrirá, definitivamente, la puerta a las grandes ligas. En cambio, si pierdo tendré que reinventarme como boxeador con las condiciones que la industria imponga. Este negocio no sabe de grises. Le servís o no le servís. Estás para ser primera línea o para ser un probador de figuras.
–Llevas más de un año sin pelear y ya tenés 31, ¿te gustaría tener más continuidad?
–Si, estoy en una edad justa para demostrar mis condiciones y aprovechar para asegurar mi futuro económico. No puedo perder más tiempo. Después de la pelea que le gané a Wale Otomoso la idea era ir rápido por el título y hacer, al menos, dos peleas por año. El problema del Covid tiró todo para atrás. Ojalá que las cosas salgan bien contra Teixeira.
–Peleás en condiciones adversas, ¿sobrevuelan los fantasmas de Soro y Lara?
–Soy consciente de que el boxeador de la organización es Teixeira, pero confío en mis condiciones y entreno para que ese día no queden dudas sobre el ring. Tal vez, si la pelea con Lara no me vieron ganador fue porque cometí algunos errores y no fui tan contundente como debía serlo. Con Teixeira tendré que lanzar más golpes, no dejar huecos y ser intenso. Tendré que dejar que la fuerza fluya y no escatimar en nada para que no me roben.
–¿Te molesta que quienes manejan el negocio no te valoren ni te den más oportunidades?
–Si pudiera manejar las reglas del negocio todo sería más fácil. Hay que armarse de paciencia y demostrar en cada pelea sobre el ring para lo que estoy. Más temprano que tarde los voy a convencer de lo que busco y merezco en mi carrera. Si este es el costo que hay que pagar para hacer historia grande, lo pagaré. Quiero la gloria como boxeador.
La prensa especializada y la promotora Golden Boy, organizadora de la velada, venden el combate como una suerte de clásico sudamericano, poniendo énfasis en la rivalidad futbolística y en las figuras de Diego Maradona y Pelé. Castaño tiene en claro que su combate con Teixeira es uno más de las tantas disputas boxísticas entre Argentina y Brasil. "En el boxeo no existe esa pica que hay en el fútbol. De hecho Teixeira supo ayudarme en algunos campamentos como sparring y tenemos buena onda. Aunque creo que arriba del ring no la vamos a tener, jaja", lanza Brian, que ostenta un récord de 19 triunfos (13KO) y un empate.
–¿Que haya sido tu sparring en alguna oportunidad es una ventaja o una desventaja?
–Nos conocemos en sesiones de sparring, entiendo que no va a ser lo mismo que estar frente a frente disputando un título del mundo. El sabe que yo quiero el cinturón que tiene y va a hacer lo imposible por defenderlo. Hay detalles técnicos que ambos mejoraremos para esta pelea. Confiarnos en que nos conocemos puede ser una gran desventaja.
–¿Qué es lo que más te preocupa de Teixeira?
–Mide 11 centímetros más y me supera en cuanto al alcance de brazos y envergadura física. Será clave acortar la distancia y presionar constantemente. Además, hay que cuidarse de la mano derecha, porque hace giros laterales rápido y la mete mucho por detrás de la oreja con precisión y potencia. Eso me va obligar a subir mucho la izquierda y cubrirme la sien. Trabajamos con diferentes variantes: si hay que boxear los 12 rounds, voy a boxear los 12 round; y si hay que guerrear, daré guerra. La idea es meterle intensidad. Después veré si la puedo terminar antes.
–¿Qué te falta para dar el salto a una gran pelea?
–Oportunidades como la que voy a tener con Teixeira. Esta pelea es un trampolín para mi carrera. No es lo mismo ganar un título en la Argentina que hacerlo en EE.UU. Se valora de otra manera, te da más relevancia. Esta pelea es una linda oportunidad para que Al–Haymon y su promotora PBC me den un lugar de privilegio entre los muchos boxeadores que tienen y me hagan pelear con los mejores de mi peso.
–Después de Teixeira, ¿a quién te gustaría enfrentar?
–Mi meta es unificar con Jermell Charlo, campeón CMB y AMB. Para eso hay que ganarle a Teixeira y volver al país con el cinturón. Confianza me sobra...
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