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A 50 años del nocaut de Cassius Clay sobre Sonny Liston
El nacimiento de la leyenda del más grande cumple sus Bodas de Oro; en 1964, el genial boxeador obtenía por primera vez el mundial pesado en un pleito lleno de misterio, política y espectacularidad
Con el paso de los años, la obra cumbre de la carrera deportiva de Cassius Clay o Muhammad Alí se convierte en una efemérides atrapante, llena de mitos y fantasías.
Cada una de sus peleas, cada título, cada rival, forma parte de un capítulo distintivo. Casi exclusivo.
El festejo de las bodas de oro con la primera conquista del campeonato mundial de los pesados comienza con su vigilia. Aquel 25 de febrero de 1964 será inolvidable. Clay le gritaba al mundo que era "el más lindo y el más grande", mientras gozaba la rendición de Sonny Liston en el legendario Convention Center de Miami. Mas allá de un recambio en el dominio de la máxima categoría, su consagración implicaba la proyección hacia todo el planeta del atleta más significativo, polémico y popular del siglo XX.
Aquella contienda significó el choque de dos imágenes fuertes y contrastantes. Clay era un joven de 22 años que poco antes de lograr su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 descubrió el encanto de la lucha y el liderazgo racial proclamado por una organización masiva y creciente: Los Musulmanes Negros. Clay, que suplió su apellido de esclavo estadounidense por el de Alí, su nuevo nombre de "hombre libre", fue un fiel seguidor de dos puntales de aquel grupo. De Elijah Muhammad extrajo el encanto de la militancia y la adoración por el color natural de su piel.
Luego, redobló su convicción ligándose a un orador polémico como Malcolm X, mucho más extrovertido y más tolerante a la relación con los blancos. Algo que Alí necesitaba por su afecto hacia Angelo Dundee y Ferdie Pacheco, personajes muy queridos en su equipo.
El vínculo con la mafia
Liston tenía 32 años y no sabía leer ni escribir. Sólo distinguía el valor de los billetes de dólares. Tenía 25 hermanos, empezó a trabajar a los 8 años, al poco tiempo se fue de su casa y a los 16 se convirtió en uno de los ladrones más buscados de Saint Louis. En 1950, por consejo de un sacerdote de la cárcel de Jefferson, aprendió a boxear, y allí su vida encontró su primera luz. Luego, trabajó como fuerza de choque para grupos mafiosos, Sus relaciones lo asociaron a "capomafia" como John Vitale, Frankie Carbo y Binkly Palermo, que lo proyectaron, en los tiempos duros del boxeo, al título mundial.
El 25 de septiembre de 1962 "fulminó" en el primer round a Floyd Patterson. Se convirtió en el nuevo campeón, sembró el "terror" en el peso y lo ratificó meses después volviendo a noquear a Patterson, rápidamente.
La euforia que otorgaba su reinado contrastaba con la situación procesal de sus popes mafiosos, detenidos y presos en Alcatraz desde 1959.
Alí había preparado una estrategia magistral y alocada para aquella época. Desconcentrar por completo a Liston, persiguiéndolo por todos lados, ridiculizando su ignorancia y evidenciando su torpeza intelectual y física permanentemente. Entendía que la distracción mental de Liston sería vital para su confusión en el cuadrilátero. Alí lo hartó, lo ofuscó y lo sacó de sí, y eso se evidenció el día del match.
Miami era un volcán a días del cotejo. El promotor William B. Mac Donald estuvo a un paso de suspender el choque. La presencia de Malcolm X, junto a Alí, espantaba a los aficionados de las boleterías y solicitó su ida de la ciudad. El líder aceptó, pero regresó para el combate.
Del campamento de Liston fluía la versión que, desde la cárcel, la dupla Carbo-Palermo provocaría el envenenamiento del agua de Alí, y ello gravitaría en el cotejo.
Si bien el joven retador no fue ajeno a todo ello, disimuló la situación invitando a su entrenamiento a Los Beatles, por entonces en gira americana, a quienes hizo esperar bastante en el célebre primer encuentro, en el viejo gimnasio de la calle 5.
Los analistas de la época dijeron: "El boxeador de Lousville y los músicos ingleses pertenecen al mismo género. A la misma revolución".
No fue un buen negocio para los organizadores. Todo el desorden impuesto por Alí conspiró contra la taquilla. Se vendieron 8927 entradas de las 15.744 puestas a la venta. La pérdida fue superior a los 300.000 dólares.
Alí anuló mentalmente a Liston en el cotejo. Sus piernas y velocidad asombrosa lo descolocaron, cansándolo prematuramente después del tercer round. Liston lo había subestimado y su preparación previa fue mala. Una herida en el pómulo izquierdo agravó la situación.
Alí dominaba y lucía. Sorprendía al 80% de los periodistas que habían vaticinado su derrota por KO antes del tercer round, pero de repente, al filo del cuarto asalto, comenzó a parpadear y a perder su visión. El viejo truco de rociar los guantes con aceites prohibidos fue la última carta que jugaron Pollino y Reddisch, en el rincón de Liston, para buscar la victoria. Alí sufrió durante todo el quinto round, padeciendo el poderío del campeón. Se recuperó en el descanso. Dundee "lavó" sus ojos con picardía y volvió a brillar. La pelea terminó con el campanazo de apertura al séptimo round. Liston se quedó sentado. Había perdido todo.
Alí se mostró majestuoso. Sabía que nacía algo más que un campeón. Sabía que comenzaba la leyenda de "El más grande".
Hoy, a los 72 años, en su lucha contra la vejez y el mal de Parkinson, se esforzará para manifestarse con una sonrisa en honor a aquel personaje iracundo que sacudió a Miami. Y hasta le causará algo de estupor.
¡Nos olvidábamos de Liston! Murió misteriosamente en Las Vegas en 1970. Una década después, su tumba recibió flores de Mike Tyson, quien se hincó ante su lápida. Se cree que aquélla fue la última ofrenda.
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