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Boca: seis claves para entender su crisis futbolística (y cómo podría salir)
El equipo que dirige Miguel Russo enhebró otra mala actuación en su derrota ante Unión, en Santa Fe. A poco más de una semana del inicio de la Libertadores, el escenario es preocupante
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La semana próxima Boca debutará en la etapa de grupos de la Copa Libertadores, ese trofeo que lo obsesiona desde que en 2007 la levantó por última vez. En esa primera instancia visitará a The Strongest en Bolivia.
Sin embargo, el equipo de la Ribera no pasa por un buen momento. En realidad, la crisis futbolística data de varios meses. Y de noviembre a la actualidad exhibió apenas leves indicios de recuperación. Destellos de lucidez en medio de una enorme confusión.
Es cierto: el conjunto dirigido por Miguel Ángel Russo ganó los últimos dos torneos organizados por la AFA (Superliga y Copa Maradona). Pero esconder debajo de la alfombra de los resultados la realidad que exhibe el equipo cada fin de semana puede ser un grave error rumbo al futuro cercano.
Su actualidad, y sus problemas futbolísticos, pueden explicarse en seis ítems.
1- Juego
¿A qué juega Boca? Es una pregunta que cuesta responder. Por momentos es ofensivo, por otros es defensivo. Hay días en los que se hace cargo de su protagonismo y otros en los que cede la iniciativa. Sin contar aquellos partidos, como el de anoche, en los que no sabe cómo romper líneas con el balón de su lado.
Por lo visto, el equipo es una moneda al aire. Desde hace unos meses deambula por las canchas tratando de encontrar una identidad. Cuando el azar o alguna de sus individualidades se activan, todo es sonrisas. De lo contrario, hay caras largas.
“El Boca que pretendo lo tenía en marzo de 2020”, dijo una y otra vez Miguel Ángel Russo. Aquel comienzo arrollador se derrumbó. Primero por la interrupción de la actividad como consecuencia de la pandemia de coronavirus, y luego por decisiones que fueron astillando la cotidianeidad del equipo.
El momento bisagra fue el 15 de noviembre pasado. Hasta entonces, Boca había ganado 13 partidos y empatado los tres restantes, posicionando al segundo ciclo del DT como uno de los mejores inicios de la historia azul y oro. Con más datos sorprendentes: 34 goles a favor y solo 4 en contra (con 12 vallas invictas).
Luego del 0-1 frente a Talleres en la Bombonera, el xeneize disputó 27 encuentros. De ellos, venció en 10 ocasiones, igualó 9 y cayó en 8. Marcó 31 tantos y padeció 23. Y en poco más del doble de partidos tuvo la misma cantidad de oportunidades de mantener su arco en cero: 12.
Ese antes y después coincidió con la salida del equipo de Guillermo Fernández. Pol, una pieza clave en la estructura elegida por Russo en 2020, jugó su último encuentro con la camiseta azul y oro el 31 de octubre, en un 2 a 1 a Lanús en el sur. Entonces, el Consejo de Fútbol decidió que no sea más tenido en cuenta, a pesar de que su préstamo concluía el 31 de diciembre.
En todo ese escenario, encomendarse a un triunfo frente a River por la Copa Argentina sería un enorme aliciente para un equipo que está 0-5 en las últimas definiciones mano a mano entre los clásicos rivales. Pero eso recién podría ocurrir en julio. Demasiado lejos para las urgencias del equipo.
2- Eficacia
Si bien los problemas futbolísticos más que evidentes trascienden los resultados, las estadísticas también desnudan la crisis. En lo que va del año Boca disputó 16 partidos oficiales. Fueron 9 por la Copa de la Liga, 3 por la Copa Maradona, dos por la Libertadores 2020 y dos por la Copa Argentina. De ellos ganó apenas 5 (31 por ciento). Empató 8 y perdió los tres restantes. Sobre 48 puntos posibles solo cosechó 22, es decir que su eficacia es del 46%. Si se comparan estas cifras con aquellos primeros 16 juegos de 2020 (13 triunfos y tres empates) todo queda a la vista.
3- Goles anotados
Boca perdió el poder de fuego que supo caracterizar el inicio de este segundo ciclo de Miguel Ángel Russo. Y así lo exponen también las estadísticas. El promedio de 1,7 goles convertidos por partido que tuvo en 2020 (46 tantos en 27 juegos) se derrumbó a 1,3 goles por encuentro, si se extirpa de ese coeficiente al histórico 7 a 1 a Vélez en Liniers.
4- Goles recibidos
La titularidad de Carlos Zambrano coincide con el derrumbe de la firmeza defensiva que supo caracterizar a la versión 2020 del Boca de Russo. Desde la sorpresiva salida del equipo de Lisandro López, la zaga central ofreció más ventajas y el arquero Esteban Andrada no fue el mismo.
Desde que comenzó 2021 el equipo azul y oro recibió 19 goles en 16 partidos, a razón de 1,18 por juego. Es casi el doble de los 11 recibidos en los 27 partidos disputados en todo el 2020 (0,40 de coeficiente). Lo mismo ocurre con las vallas invictas. El año pasado fueron 17 sobre 27 encuentros y en 2021, apenas 3 en los 16 juegos protagonizados hasta el momento.
5- Compromiso
Si bien por la importancia de la instancia el desalmado 0-3 con Santos pareciera haber sido la peor actuación de Boca en toda esta segunda era Russo, la realidad es que son frecuentes las actuaciones así en el último tiempo. Frente a Claypole, por los 16avos. de final de la Copa Argentina, rozó el papelón histórico. Y también fue muy pobre lo que ofreció el equipo en la final de la Copa Maradona ante Banfield, y en la Copa de la Liga frente a Defensa y Justicia, Sarmiento, Independiente y Talleres, además del flojísimo segundo tiempo de ayer en Santa Fe, ante Unión. En estos últimos cinco juegos también comenzó en desventaja, evidenciando que sigue siendo un equipo con “mandíbula de cristal”, ya que solo pudo darle vuelta el resultado a los de Florencio Varela.
Desde que cambió el año, apenas se destacan dos partidos y medio: el indiscutible 7 a 1 a Vélez en Liniers, el 1 a 0 a Newell’s en Rosario, donde el equipo se repuso del golpazo que fue conocer la noticia del fallecimiento del padre de Carlos Tevez horas antes de salir a la cancha y terminó ganándolo con autoridad. El último, es parte del último 1 a 1 con River, donde Russo le ganó el duelo estratégico a Marcelo Gallardo, más allá de que todo terminó en tablas. Suena a demasiado poco sobre 16 partidos disputados en este primer cuatrimestre.
6- Alternancias
Los cambios de esquemas y de nombres también repercuten en el funcionamiento, la confianza y el ánimo del equipo. Por momentos Boca juega con línea de 4, en otros partidos sale con línea de 3. Y, como sucedió contra Unión, en pleno desarrollo cambia de 3 a 4, se desordena y lo paga con un gol en contra.
Al mismo tiempo, la ya citada salida inesperada de Lisandro López y el ingreso de Carlos Zambrano desestabilizó a la zaga que componía con Izquierdoz, y expuso a Esteban Andrada a una infrecuente etapa de inseguridad.
En el mediocampo, la decisión del Consejo de Fútbol de marginar a Guillermo Fernández sacudió al plantel y generó un profundo malestar interno.
Carlos Tevez dejó en claro en febrero el mazazo que significó para el grupo la salida del volante. “Pol, para nosotros, era un jugador fundamental. Como futbolista y como persona. Dentro del grupo cayó muy bien, se unió muy rápido y se vio reflejado dentro de la cancha. El equipo, después de su partida, perdió muchísimo. Faltó dinámica en lo ofensivo y en lo defensivo, cubría todos los espacios y los tiempos. Nos cayó pesada su salida, no pudimos reemplazarlo. El equipo campeón era sólido y sabía a qué jugaba. En el segundo semestre nos costó muchísimo volver a eso para encontrar el equipo”. Ese hecho, además, marcó un quiebre en la relación entre el plantel y el Consejo de Fútbol que lidera Juan Román Riquelme.
Mientras tanto, en la ofensiva, el club se da el lujo de dejar ir a Ramón Wanchope Ábila (el hombre con el segundo mejor promedio de gol de la última década) y pasó de defender a ultranza la titularidad de Franco Soldano (dos tantos en 33 partidos jugados con Russo como DT) a relegarlo al banco de suplentes y apostar a Tevez como único referente de área a sus 37 años.
Al mismo tiempo, desde hace varias semanas la institución de la Ribera apuesta al próximo receso. Dicen que este será el mercado de pases más importante de esta gestión. Pero más allá de lo que ocurra y de las buenas tratativas que se hagan desde el Consejo de Fútbol, el contexto económico de la Argentina atenta contra cualquier ilusión. Por eso, jugarse un pleno a algo no tangible puede terminar teniendo un efecto boomerang en caso de que no lleguen los rutilantes nombres que sobrevuelan el aire xeneize.
Se insiste: con dos vueltas olímpicas en 16 meses y ubicado en el cuarto lugar de las posiciones de la Zona B y en octavos de final de la Copa Argentina, Boca tiene argumentos para defender su presente. Pero en su intimidad, cuando se mira al espejo sabe que no está nada conforme con lo que le devuelve el reflejo. Que se deforma un poco más cada semana
Del convencimiento y la unidad de todas las partes involucradas (dirigencia, Consejo de Fútbol, cuerpo técnico y plantel) dependerá dejar atrás esta extensa crisis futbolística y permitirse tener paz.
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