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Boca le apunta a River con una sociedad que potencia Gustavo Alfaro: Mac Allister-Reynoso, los chicos que crecen
Boca no deja de dar pasos firmes. Y así, Gustavo Alfaro cada vez se fortalece más. En la visión del hincha de Boca. En el juicio de sus superiores, que empiezan a convencerse de que la elección de Nicolás Burdisso, director deportivo, en enero, fue acertada, y a ilusionarse con que éste sea el camino que termine en las próximas semanas con tanta frustración ganada en los últimos cinco años. En la cabeza del grupo de futbolistas, que partido a partido respetan más a un entrenador que dio en la tecla a la hora de la persuasión y de un trabajo que está dando grandes frutos. También en la mirada interior. Porque el rafaelino sabe que está potenciando a un equipo que no deja de asombrar por su solidez, pero al que se le exigía otra faceta fundamental: qué hacer con la pelota. Y aquello lo está encontrando en el momento preciso.
Se han cansado de debatir desde fuera del club si el planteo que había ideado para visitar a River en el Monumental por la Superliga, cuando se observó a un Boca extremadamente defensivo, que tuvo muy poco la posesión de la pelota y mucho menos oportunidades de concretar, había sido una buena estrategia o dejaba mal parada a una camiseta con tantos pergaminos. Quizás su postura tenía algo de lógica: Racing, antes del superclásico, y Huracán, después, sufrieron goleadas apabullantes ante River por salir al campo a jugar de igual a igual. Lo importante es que hay algo indiscutido en todo lo que se dijo: el conjunto xeneize se había defendido casi perfecto y le había cortado todos los atajos a la imaginación ofensiva de Marcelo Gallardo, pero le faltó la parte de cómo lastimarlo.
Con el aprendizaje y la experiencia sobre su mano, Alfaro empezó a buscar cuál era la pieza que le faltaba para poder completar el rompecabezas ofensivo para dañar al Millonario en los duelos de semifinales de Copa Libertadores que se avecinan. Aunque dio con algo más amplio que eso: encontró una formación e idea que lo deja muy conforme y ya dio la talla en un duelo duro como el de ayer ante San Lorenzo, en el que se jugaba el liderazgo de la Superliga. Para empezar, puso la heladera en la cocina: Franco Soldano fue a la zona de gol tras jugar más de un encuentro como volante por afuera y Alexis Mac Allister (20 años) se corrió hacia el centro para generar juego desde la zona que más cómodo se siente. Y a ese nombre le buscó un socio: Emanuel Reynoso (23). "Está muy bien Bebelo, recuperamos su nivel", reconoció ayer en la zona mixta tras el 2-0 en el Nuevo Gasómetro.
Así, dejó un poco de lado la velocidad o el individualismo que le pueden dar otros intérpretes para dar paso al manejo de la pelota, entender cuándo hay que acelerar con un pase punzante desprendido de esos pies llenos de calidad y en qué momentos hay que frenar el partido. Quizás, esa sea la madurez que hace rato remarca que le falta a su equipo: Boca tiene un trabajo cada vez más sólido en defensa, pero ahora parece comprender que también puede defenderse con el balón en su poder.
"Nuestro déficit era la gestación de juego, la tenencia. Les expliqué a los jugadores que, implementando el manejo de la pelota a través de las capacidades que tenemos, teníamos más condiciones de ganar un partido. Y eso me lo han demostrado en un escenario adverso como el de hoy (por ayer) ante San Lorenzo", sentenció el entrenador, de 57 años. Y agregó: "Ese fue uno de los rasgos determinantes y que hicieron a la personalidad del equipo".
Alfaro debía revisar qué actuación del equipo había deslumbrado en el último tiempo para acercarse al modelo que más respeto puede generar. Y, sin dudas, ese recorrido frenó en los 2.850 metros de la ciudad de Quito, lugar en el que hace un mes su conjunto dio cátedra en la ida de los cuartos de final del certamen continental: el xeneize ya estaba arriba en el marcador cuando Bebelo reemplazó en el primer tiempo al desgarrado Zárate, que se movía por izquierda en el dibujo 4-1-4-1, el mismo que utilizó ayer en Bajo Flores. Desde su ingreso, Boca hizo lo que quiso en Ecuador con la pelota a partir de esa sociedad que formó con Alexis y terminó cosechando una goleada 3-0 para el recuerdo.
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Con un esquema distinto (4-3-1-2), volvió a emplearla hace una semana ante Estudiantes, duelo en el que le sobraron chances de gol pese a triunfar solo por 1-0 gracias al tanto del cordobés. Y anoche volvió a surtir efecto: en esos éxitos, el rendimiento de ambos enganches fue superlativo, aportándole claridad y jugadas limpias al ataque, pero también siendo muy precisos y dinámicos para que la pelota se cuide al máximo en cualquier sector del campo. Y más: la excelsa pegada de ambos, especialmente la del exArgentinos, le generan al rival una señal de alerta en las jugadas detenidas.
Posiblemente, la previa del primer superclásico copero vuelva a tener misterio, pero el estilo que está naciendo es una de las opciones serias para producir una labor más agradable a la que fue tan criticada.
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