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Bienvenidos al circo más grande del mundo
El fútbol –avisaba el título– ya no es un deporte, es un espectáculo mundial". El editorialista del diario catalán Sport justificaba en enero el fichaje del brasileño Philippe Coutinho por 160 millones de euros, récord histórico para Barcelona. "Ganar, ganar y ganar. No hay otra prioridad", pedía Josep Casanovas. Pero Coutinho, que juega bien y hace goles, inició otra vez como suplente el sábado contra Alavés, en la nueva Liga española. También fueron suplentes los cinco últimos fichajes, entre ellos los brasileños Malcom y Arthur (costaron 72 millones) y el chileno Arturo Vidal (19 millones). Casi 300 millones de euros en el banco. Lujos de un presupuesto quince veces mayor al del rival. Pero Alavés tiene ahora al VAR, la gran novedad que estrenó la Liga española como ilusión de un fútbol cada vez más trasparente y más justo. "El problema –ironizó un hincha del Alavés en las redes– es que ya ni siquiera podemos llegar al área".
La Liga de España –¿el espejo de nuestra Superliga?– acaba de mudar su Supercopa a Tánger. Anunció que mudará también un partido del campeonato a Miami. El circo ambulante será con Barcelona o Real Madrid, claro, no Alavés. La Liga quiere combatir la primacía comercial de la Premier League inglesa. Por eso juega partidos al mediodía y otros que terminan pasada la medianoche. "En China –desafió una vez el capo de la Liga, Javier Tebas– se verá más el Celta-Atlético que el Manchester United-Manchester City". Ese día de 2016, la TV china no trasmitió a uno ni a otro. Prefirió difundir dos partidos de su propio campeonato. España tendrá igualmente más encuentros al mediodía. Inaugurarán las trasmisiones para el mercado asiático por Facebook. A la red acusada estos últimos tiempos de mentir, manipular y modelar los gustos de sus dos mil millones de usuarios –casi la tercera parte de la humanidad– tampoco le interesará Alavés.
Es imposible competir hoy con la Premier League. El equipo que salió último la temporada pasada, West Bromwich, ingresó por TV 108 millones de euros, casi diez millones más que el Atlético, el tercero más beneficiado en España. Hace treinta años, los clubes ingleses recibían de la TV unos 12 millones de euros por temporada. Hoy reciben 2.700 millones. El fichaje más caro era de 2 millones de euros. Hoy supera los 100 millones. El negocio de la Premier League y la TV de pago sumará en 2019 trasmisiones en streaming vía Amazon. Es el fútbol Rey Midas. Sus clubes, sin embargo, perdieron dinero los veinticinco primeros años de Premier League. La sangría recién se frenó la temporada pasada, porque la Premier por fin impuso controles más estrictos tras el último y millonario contrato de TV. Los que siguen perdiendo dinero son los clubes del ascenso. Su contrato de TV es treinta veces menor. Jamás la diferencia fue tan significativa.
El gran escenario es hoy más rico que nunca. Jugadores primero profesionales, hoy millonarios. La TV, el cable, el HD, las nuevas plataformas. Adidas, Nike. Patrones que buscan vidriera. Narcos y magnates. Políticos y especuladores. El "buitre" Paul Singer es el nuevo dueño del Milan. Y David Tepper, otro beneficiado con la compra de deuda argentina, en pleno efecto Tequila de 1995, adquirió hace tres meses a los Carolina Panthers por 2.275 millones de dólares, récord absoluto no solo para el fútbol americano de la NFL, sino para la historia del deporte mundial. El fundador, de 81 años, Jerry Richardson, debió vender después de denuncias de acoso de empleadas que debían desfilar en jeans o chuparle los dedos de los pies. Tepper, mucho más correcto, dueño de medios de comunicación y de una fortuna de 3.500 millones de dólares, tiene una anécdota famosa. Se fue enojado de Goldman Sachs, donde lideró la mesa de bonos basura. Fundó Appaloosa Management y compró la mansión de la exesposa de su expatrón. La tiró. Construyó otra el doble de grande y la bautizó "La mansión de la venganza".
Los nuevos dueños que inflan los dineros del deporte forman parte del uno por ciento de la población que posee el cincuenta por ciento de la riqueza mundial. El que no se suba al circo queda afuera del mundo del espectáculo. Repartidos en el noventa y nueve por ciento restante, y muchos de ellos en los escalones más bajos, están los hinchas, cada vez más iguales gracias a los "me gusta" de las redes sociales supuestamente emancipadoras, macrodatados y así también más productivos y más narcisistas, "ciegos de ver al otro", libres, pero adictos y más vigilados que nunca, y también vigilantes y listos para el linchamiento digital del "diferente". "Así es como uno envejece sin hacerse mayor". Es el pensamiento del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, que cita al arte como podríamos hacerlo nosotros con el deporte moderno: "Al servicio del consumo, se pagan injustificadas burradas por él, es ya víctima del sistema". Las competencias cambian o mueren. La vieja Copa Davis se convertirá en un Mundial de tenis. Vendió su histórico formato a una gigantesca tienda online y a Gerard Piqué, defensor de Barcelona. Frustrado, un viejo tenista posteó su desazón: "Ahora –escribió- que la jueguen los futbolistas".
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