Belgrano empieza a reivindicar su historia

Sueña Belgrano Athletic, y tiene razones de sobra para sostener la ilusión que su rica historia demanda, no sólo por la manera en la que se llevó un holgado y muy esperado triunfo de Tortuguitas, donde no vencía a Alumni, su clásico rival, desde hacía 17 años, sino por el modo en que logró el inapelable 34-13.

Los más de 500 seguidores que ayer se hicieron sentir con el "Dale Marrón, dale Marrón" del final, ésos que terminaron fundidos en una celebración largamente esperada, hoy observan que el centenario club fundador se encuentra a sólo una unidad del puntero y con un equipo asentado y potente, que tiene un pack demoledor, sólido en line-maul -vaya paradoja para Alumni, que ayer debió beber se su propia medicina en ese aspecto del juego-, con la conducción de los Gradín, afuera, y con la inocultable mano de Alejandro Conti, entrenador de esos delanteros que hacen culto de la tradición importada por éste desde el SIC: el scrum.

El visitante salió de entrada a presionar a su rival; lo llevó rápido contra su in-goal y lo vulneró de la manera que mejor ha sabido dominar Alumni, al menos de fines de los años 80 a esta parte: con el maul bien armado y siendo efectivo en la hilera.

Mucho ocurrió desde aquel lejano 5 de julio de 1997, cuando BAC derrotó por última vez a su rival de siempre (20-18): planteles completos, varios años en Grupo II, y hasta los últimos muy buenos campeonatos de 2006 a esta parte, con playoffs incluidos pasaron para que Belgrano volviera a irse vencedor de la cancha de Alumni. Por eso el festejo.

"Nos habíamos quedado con la espina en el último partido; fueron demasiados años sin ganar en esta cancha. El equipo llegó en buen momento para torcer el destino, pero lo más importante es sostener el nivel en el torneo", dijo Francisco Cubelli, conductor de Belgrano.

Tiene a Agustín López Isnardi, su goleador; a Francisco Grosse y Matías Masera, por citar algunos de sus picantes tres cuartos. En definitiva, el Marrón tiene materia prima para intentar el salto definitivo hacia la gloria. Ayer, al menos, la sintió por un rato y se dio el gusto de dejar mal herido a un Alumni, que no logra terminar una transición que ya le costó ver las finales desde afuera en 2013.

Miguel de Achával, que acaba de regresar a primera tras dos años, debió salir por un fuerte golpe cuando el match amanecía. Jaime Arocena, otro histórico, volvió a aportar experiencia; Nahuel Neyra ya no acompaña en esa segunda línea. Extraña a jugadores de la talla de Martín Bottini o Santiago van der Gothe, que ayer miraba con dolor la caída en el clásico. Nombres de una era dorada, coronada en 2001 con el título y que lo tuvo como protagonista excluyente durante más de una década.

La tarde caía en Tortuguitas y Grosse asestaba el último puñal en el clásico; redondo para Belgrano, que además de quebrar la racha de 17 años sin triunfos en campo rival, se acercó a La Plata y ahora va por más: nunca es igual cuando un equipo se prueba el traje de candidato... Ahora deberá validar lo hecho hasta ayer y demostrar que puede ser el salto definitivo a la gloria, aquella con la que tanto coqueteó en su profunda y rica historia

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