Victor Wembanyama: cien partidos en la NBA y el análisis que invita a ver el básquetbol del futuro

Sean todos bienvenidos a la era del básquet total. El juego evoluciona hacia un nuevo paradigma: ya no sólo se trata de especialistas. Los cracks -los verdaderos gigantes- ya no juegan de base, de alero o de pivot. En el futuro (y algo ya empezó a verse), son todo en uno. La versatilidad es el Santo Grial. Un mismo jugador puede ser experto en volcadas y tirar de tres puntos; bloquear a los rivales en la zona pintada y llevar la bola desde su propio campo como si fuera un clon de Magic Johnson. Aunque mida más de 2,10 metros. Mejor aún: más de 2,20m.

No se trata de un descubrimiento de última hora. Es alguien que ya es mundialmente conocido. Pero no por ello deja de sorprender cada día. Porque el nuevo prodigio, que nació en un suburbio parisino hace apenas 21 años, acaba de superar los 100 partidos en la NBA con la camiseta de la franquicia que lo seleccionó en el primer puesto del draft en 2023, San Antonio Spurs. Y la evaluación y las posteriores conclusiones de ese “centenario”, son asombrosas e impactantes. Es muy joven, no es prudente proyectar o pronosticar demasiado acerca de lo que su carrera será. Pero ya es un símbolo, un hito destinado a dividir las épocas. Estamos en la era de Victor Wembanyama.

“Wemby”, como le dicen. O “El Alien”, como lo bautizó LeBron James. Incluso “El Extraterrestre”, como le puso la marca que lo auspicia, pulverizó los números en los principales apartados del juego al cumplir su primera centena de encuentros en la liga más competitiva del mundo. Nadie en la historia consiguió cifras semejantes en los cinco ítems más importantes del básquet. Si se toman los primeros 100 encuentros de las grandes estrellas de todos los tiempos, Wembanyama no sólo no desentona. Los supera a casi todos. Tiene más puntos que LeBron James; acumula más rebotes que Karl Malone, propinó más tapas que Shaquille O’Neal y Dikembe Mutombo; y reúne más aciertos desde la línea de tres que los infalibles Klay Thompson y Stephen Curry, por citar apenas un par de expertos en larga distancia. Además, suma 386 asistencias, cifra a la que ningún jugador de su talla se le acerca ni remotamente.

Wembanyama: sus 10 mejores jugadas en sus primeros 100 partidos

En resumen, Wemby puede llenar todos los casilleros. No es un armador, por supuesto. Pero en ocasiones lleva la pelota como un base. Hasta hace unos años (y todavía hoy en muchos casos), pensar en un pivote que traslade el balón es una imagen que ponían a un entrenador al borde de un infarto. Pica la pelota entre sus piernas y encesta de larga distancia como un escolta o un alero. Defiende como un centro con sus larguísimos brazos que llegan hasta el infinito. Sus 2,21 metros maridan muy bien con el alcance de sus extremidades superiores (su envergadura es de 2,44m).

Puede pasarle la pelota al compañero mejor ubicado. Tiene muy buena lectura de juego para su edad. Hasta acá, nadie había alcanzado -a la vez- semejantes cifras en las cinco estadísticas más importantes del juego. David Robinson, “El Almirante”, otro ídolo de San Antonio Spurs, había conseguido cuatro récords al convertise en centenario. Oscar Robertson, Sidney Wicks y Michael Jordan se anotaron en tres de los apartados. Wembanyama los superó a todos. Y va por más.

No es que se lo compare con Jordan, tal vez el más grande de todos los tiempos. Está claro que eso no es posible. Lo que se señala es que las coincidencias estadísticas son increíbles. Si se sumaran las estadisticas de Wemby y de MJ en puntos, rebotes, asistencias, robos y bloqueos en los primeros 99 partidos... ambos estarían empatados: totalizan 4136 entre todos los apartados. Un poco de contexto para tener una idea de dónde apunta el francés de los Spurs.

Claro que para destacarse en la franquicia texana, Wembanyama tuvo la inestimable ayuda de los mejores. Uno de ellos fue el argentino Manu Ginóbili, quien se transformó en una especie de tutor desde su llegada como número 1 del draft. “Nunca hubo alguien como él, pero siempre digo que todavía es un niño”, opinó el bahiense sobre Wemby en un programa de TV de su amigo Tony Parker, otra leyenda viva de los Spurs. Y añadió: “Hay que ser pacientes. Será extraordinario, pero hay mucho trabajo por hacer. Es un proceso. Esperar que nos lleve a los playoffs o a las finales de un saque no tiene sentido”, valoró Manu. Corría noviembre de 2023.

Apenas 14 meses después, Wembanyama ya ganó el premio al novato del año, fue uno de los finalistas para el premio al mejor defensor de la pasada temporada y se perfila para pelear por el MVP. En el pasado diciembre se transformó en el primer jugador en la historia de la NBA que anota más de 300 puntos (342), más de 100 rebotes (120), más de 50 asistencias (58), más de 50 bloqueos (53) y más de 40 triples ¡en un solo mes! “Juega más fuerte, más físico, con más fundamento. Es simplemente muy loco lo espectacular que es”, lo elogió su entrenador en los Spurs, Mitch Johnson (que reemplaza a Gregg Popovich, que está en recuperación luego de sufrir un ACV).

“Ha estado mucho más agresivo”, opinó por su parte Ty Lue, entrenador principal de Los Angeles Clippers. Su equipo sufrió en carne propia al “Alien” en la noche de Año Nuevo: la planilla de Wemby mostró 27 puntos, nueve rebotes, cinco asistencias, tres bloqueos y un robo, y fue el principal argumento de los Spurs en la paliza por 122-86. “Entre el año pasado y este muestra mucha más agresividad. El trabajo que Pop (Gregg Popovich) y que Mitch (Johnson) han hecho con él es fantástico. Lo dejan ser él mismo, pero también le permiten mostrarse en muy buenas posiciones de tiro para ser exitoso”, añadió Lue.

No sólo lo alaban los entrendores. A Wembanyama lo adulan hasta sus propios colegas. E incluso veteranos con nombre y contratos millonarios, como James Harden, que lo sufrió con los Clippers: “Es una bestia en ambos lados de la cancha. Está haciendo todo. Tiene confianza y su tiro parece mucho más seguro. Defensivamente es activo y tapa los lanzamientos rivales. Se van jugadores como nosotros y llegan jugadores como él. Pensábamos que nunca veríamos nada así y ha llegado”, dijo el barbudo de 35 años.

“No tiene techo”, proclamó LeBron James. “Puede hacer lo que quiera en su carrera. Parece que disfruta el juego, y que trabaja para mejorar. Al menos, por lo que se ve de fuera. Dije hace un tiempo cuán especial era. Y realmente es así”. Darvin Ham, ex entrenador de los Lakers y actual asistente de los Bucks de Milwaukee también opinó sobre el prodigio francés: “Es súper talentoso, polifacético y muy hábil, pero creo que su mayor rasgo y cualidad es su naturaleza competitiva: eso no se puede enseñar ni entrenar”, postuló Ham. Y añadió: “Es un chico competitivo y siempre hace jugadas ganadoras. Se ve cómo juega con sus compañeros. Intenta hacer la jugada correcta, ya sea para él mismo o para los demás que están ahí con él, y defensivamente, persigue tiros, cambia tiros, bloquea tiros, consigue buenos rebotes...”, dijo dejando la oración abierta, como si la lista de virtudes fuera interminable.

Sus compañeros también se rinden ante el talento del francés, hijo de un atleta congoleño y una basquetbolista de casi dos metros. “Nunca había visto algo así, y he jugado con varios de los mejores defensores”, se sorprendió su compañero Chris Paul, de 39 años y 20 temporadas en la mejor liga del mundo al que los Spurs buscaron con especial interés. Es el hombre que puede transmitirle los secretos del entendimiento del juego. Tal vez los últimos detalles que este francés todavía no tiene, pero parece aprender con increíble velocidad. “Siempre encuentra la manera de emparejar al rival, incluso cuando le hacen un movimiento muy bueno. Llegó a un punto en el que ya sé que va a tapar la pelota. Tiene un don”, alabó Paul.

“No intento hacer alarde de lo que hago -se excusa Wembanyama-, pero es cierto que trato de encontrar nuevas formas de mejorar mi juego y también de sortear los ajustes de los defensores. Y no me asusta lo poco convencional. De eso se trata. Tengo que confiar en mis instintos porque sé que las locuras ocurren por sí solas y no necesito forzarlas”. En una entrevista con el New York Times, Wemby contó que siempre, desde muy chico -medía 183 centímetros con apenas 12 años- se sintió en otro nivel; viviendo otra vida. “Pensaba distinto a los demás. Siempre traté de ser original en todo lo que hago y realmente es algo que está en mi alma: ser original, único. No puedo explicarlo: nací con eso”. Hace unos meses, Wemby regresó con unos amigos a su pueblo natal, Le Chesnay, 17 kilómetros al oeste de París. Allí todavía viven sus padres. Pudo haber jugado al básquet en el parquet donde todo comenzó pero, fiel a su ADN, eligió el fútbol para divertirse. Fue al arco. Y sus más de dos metros veinte le ayudaron a atajar todos los tiros.

“Su capacidad para destacarse en todos los aspectos del juego es asombrosa y debería celebrarse cada vez que tengamos la oportunidad”, escribió Jahli Williams en Air Alamo, un sitio web especializado en los Spurs. Y añadió: “Su existencia es la culminación de una liga en constante evolución. Wembanyama es la versión viviente del jugador creado por el NBA2K [el principal videojuego de básquet] que usted o su hijo han estado creando durante años: un jugador ridículamente alto con un atletisismo incomparable que le permite lanzar, driblar, proteger la pintura y bloquear tiros rivales”. Philippe Pham, el presidente del Entente Le Chesnay Versailles 78 Basket, el primer equipo juvenil de Wemby, lo tiene mucho más claro: “Es como ver un cometa. No sé si veremos otro como él en mucho tiempo”, dijo al Sydney Morning Herald sobre Wemby, un súper atleta que parece destinado a iluminar la NBA con su talento por muchos años.

El juego cambió por muchos aspectos. Por el tiro de tres puntos, producto de estadísticas avanzadas que demostraron que algunos dogmas antiguos estaban equivocados. Se busca que los jugadores grandes puedan acertar de larga distancias, para “desarmar” defensas. Los rangos de tiro se alejan. Es otro básquet. Lo que sigue es la evolución física, técnica e intelectual. Nikola Jokic (29 años), pivote de Denver, domina la NBA con una amplitud de recursos que era inimaginable una década atrás para un jugador de 2,11 metros. Wembanyama es distinto, tiene más variantes defensivas mirá a sus contrincantes desde 10 centímetros más arriba. Encarna el ideal que todos los entrenadores desean tener hoy, pero que cuando conocieron este deporte sólo podían imaginar en la ciencia ficción. Porque lo que este chico está haciendo es eso: mostrarnos el futuro.

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