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Río 2016-básquet: un partido que dejará nostalgia o incredulidad
El seleccionado de básquetbol, tantas veces hacedor de lo imposible, tiene la misión más difícil en cuartos de final: vencer a Estados Unidos
Río de Janeiro.-Ya se llevaron nuestros corazones en agradecimiento por Indianápolis, Atenas, Las Vegas, Pekín, Mar del Plata, Londres, México y Río de Janeiro. Hicieron estallar nuestras manos por los aplausos. Impulsaron nuestros brazos, extendidos como si fuéramos los reyes del mundo, sin que hubiéramos hecho otra cosa que salir ejecutados del sofá del living. Se llevaron nuestra garganta, hecha pedazos mil veces, por gritar dobles y triples cuando el reloj era la soga de una horca. Nuestros oídos escucharon sus descripciones y sus explicaciones. Siempre con palabras sensatas, elevadas, fuera de la media de esas declaraciones que no escuchan las preguntas y hablan sin decir. Nuestra boca les dijo "adiós y gracias", pero siempre regresaron. Estamos dándoles ahora los ojos. Para ver la última gira, el show final. Con el deseo sincero de que no sea justamente esta tarde, a las 18.45, cuando el seleccionado de básquetbol, El Alma, La Generación Dorada, "estos pibes que son increíbles", se enfrente con Estados Unidos en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos.
Ayer, poco antes de las 21, ya con tres horas de noche en Río, el equipo salió de la Villa Olímpica para su entrenamiento en el Parque de los Atletas. Un predio temporal, con canchas de ese color verde Lituania, armado bajo unas carpas que se esfumarán una vez que termine Río 2016. Una práctica para modelar lo que se supone no debería suceder: ganarle al Dream Team que no es Dream Team, pero poco importa. Un plan para hacer lo imposible, como tantas otras veces.
Los jugadores pasaron un día tranquilo en la Villa Olímpica. Con tiempo para recibir a sus familias, como lo hizo Luis Scola. Facundo Campazzo dio alguna vuelta corta por la zona internacional junto al voleibolista Luciano De Cecco. Marcos Delía y Leo Mainoldi salieron por ahí hasta el entrenamiento. A esa hora, algunos basquetbolistas de Estados Unidos jugaban voleibol de playa al lado del mar.
La Argentina heredó el peor cruce posible luego de la caída más anunciada de los últimos tiempos, la de Lituania contra Croacia. Sin conocer del todo el futuro, Sergio Hernández ecualizó a la vieja guardia con los más jovenes en el último cuarto frente a España. "La idea era estar en partido y ganarlo. Como seguimos lejos, lo mejor fue no seguir haciendo el gasto", comentó Chapu Nocioni. El partido frente a Brasil, con dos suplementarios, había consumido mucha energía. Nocioni pasó de jugar 47 minutos a 19 contra España. Ginóbili estuvo 38 minutos el sábado y 19 anteayer. Scola fue de 33 minutos a 26 en el último partido del grupo. Los cuerpos les crujen por el esfuerzo.
La generación que se despide y la nueva pusieron en cuartos de final a la Argentina en estos Juegos Olímpicos. Estados Unidos va a pararse enfrente para intimidar con su juego atlético y supersónico. "Es un equipo talentoso y está por encima del resto. Esto es deporte. Si todos jugaran igual todo el tiempo conoceríamos los resultados y no tendríamos que jugar. Los mejores ganarían y los peores perderían. El deporte te da esto. Cada día es diferente", dice Luis Scola.
Corazones, manos, gargantas, brazos, bocas, oídos y ojos, multiplicados por cientos de miles, nos sentaremos a ver que las cosas imposibles pasen. La noche nos encontrará melancólicos o incrédulos.
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