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Ser deportista profesional con diabetes: el caso de Mauro Cosolito y cómo cambio su vida (y su carrera)
Al basquetbolista de Quimsa le detectaron la patología en 2013 y desde entonces entró en una curva ascendente hasta convertirse en uno de los mejores jugadores de la Liga Nacional
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Mauro Cosolito dio el salto de calidad como basquetbolista profesional cuando le detectaron diabetes y, una década después, obtuvo su primer título en la Liga Nacional de básquetbol (LNB). Lejos de ser ese un impedimento para su carrera, el santafesino la potenció hasta la actualidad, en la que con 34 años es capitán y referente de un Quimsa de Santiago del Estero que disputó y le ganó la final a Boca Juniors 4-1 con una gran actuación de él. Consolidado como uno de los mejores aleros del torneo, en diálogo con LA NACION dejó en claro que “se puede hacer tranquilamente un deporte de alto rendimiento con esta enfermedad”.
La vida de Cosolito cambió sorpresivamente en 2013, tras la muerte de su abuela y cuando todavía jugaba en Unión de Santa Fe: “Para mí ella era todo y la situación me desencadenó una serie de cosas que yo pensé que eran por su fallecimiento. Perdí nueve kilos de peso, iba mucho al baño, comía demasiado y me acalambraba por la noche. Eso despertó un cambio en mi cuerpo, comencé a sentirme diferente”. Se realizó estudios y el diagnóstico lo recibió la mañana de un día que tenía que disputar un partido con el Tatengue: “Fui al hospital y cuando llegué había cuatro médicos que estaban con el medidor de glucemia y me dio 531, un número que no sabía qué significaba, pero que no me lo olvido más. Me internaron un día, me hicieron más chequeos y me confirmaron que era un cuadro de diabetes”.
El diagnóstico no lo asustó e, incluso, esperaba estar con sus compañeros de equipo en la cancha esa misma noche. Sin conocimiento de una enfermedad de la que no había antecedentes en su familia, se informó sobre ella y sobre la nueva vida que debía llevar. Durante un par de meses tuvo idas y vueltas con el deporte porque lo habilitaban a cuentagotas para jugar. Cuando finalmente controló a patología, despegó en su carrera: “Empecé a comer mejor, a cuidarme en las comidas y pasé los 90 kilos. Crecí mucho físicamente y eso me ayudó en mi rendimiento deportivo. Fue un cambio que al principio fue durísimo, pero después te das cuenta que la mayoría de los deportistas hoy en día comen como celíacos o diabéticos. Cuando ves cómo cuidarte, te ayuda a mejorar muchas cosas, más allá de que tenés que cuidarte más que el resto de las personas porque depende qué cosas consumís, te levantan el nivel de azúcar en sangre”.
Con Unión ascendió del Torneo Federal al viejo Torneo Nacional de Ascenso (TNA). De allí saltó a la LNB en Olímpico de La Banda, clásico rival de su actual club, en el que en la temporada 2015/16 fue elegido el “mejor sexto hombre”, premio que se otorga al jugador más destacado que habitualmente es suplente. Su periplo siguió, tres campeonatos después, en Ferro y en 2019 llegó a la Fusión. Nunca, para él y para la institución que lo contrató, su condición de diabético fue un problema: “Cuando hablo con un club, es solamente de básquet y lo que quieren de mí como jugador. No hay nada que adaptar porque yo ingiero las comidas habituales, excepto pastas y en los planteles deportivos las pastas quedaron de lado, no se comen más”.
Al profesor de educación física, porque esa es su profesión, atender su enfermedad le consume apenas 10 minutos por día, tal le explicó un profesional de la salud de Santa Fe: “Es controlar el azúcar en sangre, corregirme y seguir mi vida, siempre sabiendo que hay cosas que no puedo hacer. Por ejemplo, lo que no puedo hacer es tomar un helado, pero cuando estoy bajo de azúcar voy y lo hago. O a veces si tengo ganas voy, lo tomo y después me corrijo”. Todo ello lo aprendió con la experiencia: “Son cosas que vas aprendiendo a lo largo de los años y la verdad es que no te limita tanto como parece. El día a día es normal, lo voy llevando de una manera muy buena y no me modifica ni la jornada de partido”.
También sabe cómo actuar ante cambios bruscos emocionales que, en su trabajo como deportista de alto rendimiento, los atraviesa semana a semana: “Es algo que también tuve que aprender. Después de los partidos, me controlaba. Un amigo me contó su experiencia de que después de un partido tenía bastante alta el azúcar en sangre, se corrigió con insulina y a la noche se descompensó. Con las emociones, el azúcar en sangre sube. Después de los partidos si la tengo elevada, bajo un poquito y lo llevo bien. Hoy en día estoy tranquilo y bien controlado sin ningún problema emocional post partido”. A su vez, aclaró: “La diabetes es rara en el sentido de que muchas veces comes lo mismo que el día anterior y no tenés igual el azúcar en sangre, por cómo están el cuerpo y las emociones”.
En agosto del año pasado el nombre de Cosolito estuvo en los portales de noticias, pero no por haberse destacado jugando al básquet. Mientras viajaba por la autopista Rosario-Santa Fe, a la altura de Sauce Viejo, sufrió un pico de glucemia, perdió el conocimiento y condujo varios kilómetros de contramano esquivando vehículos y por la banquina. Para él, fue una situación desafortunada en la que por suerte “no pasó nada” y fue un “simple susto” porque no colisionó, no hizo “desviar” a nadie ni “nadie salió lastimado”.
Más allá de que siempre toma todos los recaudos para evitar episodios, fue un aprendizaje: “Cuando pasó eso, no lo sentí. Yo tengo en el auto bebidas para subir el azúcar en sangre y ese día no lo sentí necesario. Ahora antes de viajar me mido, me quedo en casa tomando unos mates tranquilo y me controlo antes de salir para saber que estoy bien”.
En el alto rendimiento no son pocos los deportistas diabéticos y celíacos. Mauro Cosolito recibe consultas a menudo sobre cómo convive y lleva su enfermedad. Él transmite la “experiencia”, no “la verdad”. Y también le gustaría en el futuro, luego de aprender y capacitarse sobre el tema, brindar charlas porque “hay muchos chicos que piensan que esto es un impedimento y no lo es”. “Se puede ser deportista de alto rendimiento y a un buen nivel. En mi caso me ayudó a equilibrarme físicamente para dar el siguiente paso y hoy estoy jugando en uno de los mejores equipos del país”, concluyó el diálogo con este diario.
La alimentación en diabéticos
La diabetes es una enfermedad crónica en la que el nivel de glucosa en sangre es demasiado alto y afecta a la forma en la que el cuerpo convierte los alimentos en energía. La patología afecta a millones de personas en el mundo y unos pocos son atletas de alto rendimiento. Los casos más conocidos son, además del de Mauro Cosolito, el tenista alemán Alexander Zverev y el futbolista español de Real Madrid Nacho Fernández.
“En general cuando hablamos de diabetes y deportistas de alto rendimiento, nos estamos refiriendo a atletas con diabetes tipo 1, la forma de diabetes que es de origen autoinmune y qué se presenta con más frecuencia, en niños, adolescentes y adultos jóvenes. El ejercicio de alto rendimiento, es un desafío a nuestro metabolismo e implica una gran prueba para este”, explicó a LA NACION Ramiro Heredia, médico especialista en medicina interna del Hospital de Clínicas José de San Martín y editor del Portal de Actualización Médica INFOMED.
Heredia dejó en claro que “el ejercicio siempre es beneficioso para la salud”, pero que ante las exigencias del alto rendimiento “se deben tomar medidas concretas” entre las que se destacan la medición frecuente de la glucosa y una “alimentación acorde al gasto energético por la duración y la intensidad de la actividad física”. “Un deportista de alto rendimiento con diabetes es un ejemplo de disciplina”, remarcó.
Si bien la condición requiere de un cuidado especial en la ingesta de alimentos, el Jefe de la Unidad de Nutrición y Diabetes del Hospital Ramos Mejía, Julio César Bragagnolo, precisó que “no hay ningún alimento que no se pueda ingerir por ser diabético” y que lo que “se trata de evitar” son los “ultraprocesados” y aquellos que tienen “mucho proceso de industrialización”. En ese contexto, resaltó que los deportistas de alto rendimiento “tienen una alimentación equilibrada”, la cual también depende de “la disciplina que desarrollan”.
Bragagnolo, además, dejó en claro que los deportistas de alto rendimiento se desarrollan en un ambiente de mayor cuidado en comparación con quienes padecen la enfermedad y no son profesionales: “Ellos tienen sus indicaciones, sus nutricionistas, diabetólogos y psicólogos deportivos, tienen un equipo detrás. Aun así, son personas con mucho coraje porque no cualquiera llega a esa posición con esa condición previa, muchos abandonan. Tienen una cabeza única, con un montón de condicionantes a favor”.
Por último, en concordancia con Heredia, destacó que “hacer deporte tiene beneficios” para una persona diabética, sea o no atleta profesional, porque se ingresa en un “circuito de beneficios virtuosos” en los que “se eliminan hábitos nocivos” como el tabaquismo y la ingesta de bebidas alcohólicas. Ello lleva a “mejorar la insulinosensibilidad, el colesterol y los lípidos; controlar la presión arterial y reducir las complicaciones relacionadas a la diabetes”.
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