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Qué pasó cuando la NBA intentó con un aro 60 centímetros más arriba y la volcada que se hizo a esa altura... 55 años después
En 1954 se hizo un experimento con el anillo a 3,65 metros, para equilibrar las chances de los equipos; tuvo alta incidencia en el juego, pero no se la replicó; el “homenaje” de Dwight Howard.
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La NBA, una de las mejores ligas deportivas del mundo, está a la vanguardia de las innovaciones para desarrollarse. Por ejemplo, en la temporada 2019/2020 llevó adelante una burbuja sanitaria cerca de Orlando para terminar el campeonato interrumpido a raíz del coronavirus; la propuesta fue exitosa y halagada. Además, siempre está dispuesta a modificar el juego para hacerlo más atractivo para el público. Por ejemplo, en los últimos años se habló de agregar una línea de tiros de 4 puntos ante la tendencia a lanzar cada vez más triples, con mucha eficacia.
En esa intención de revolucionar el deporte, estuvo en la mira la altura del aro. Hace mucho tiempo ya: 67 años. En 1954, el comisionado de la NBA Maurice Podoloff decidió poner a prueba a los jugadores con un experimento en un encuentro entre Minneapolis Lakers (antecesor de Los Angeles Lakers) y Milwaukee Hawks (predecesor del actual Atlanta Hawks). Podoloff ordenó llevar los aros a 3,65 metros del suelo, es decir, 60 centímetros más arriba, con el objetivo de hacer más equilibrado el partido. Lakers había obtenido cuatro de los cinco campeonatos más recientes y era muy superior en la liga en buena parte gracias a la mejor pareja de internos, la de George Mikan y Vern Mikkelsen. Con ellos, no había equipo más adecuado para probar la novedad de los aros a mayor lejanía.
El ensayo arrojó el resultado que esperaba el comisionado. La victoria de Lakers por 65-63 registró porcentajes de tiro muy bajos por parte de ambos conjuntos: el ganador tuvo 28,5% de acierto, con 22 aciertos sobre 77 lanzamientos, y Hawks, 31,7%, con 26 de 82. Cabe mencionar que Minneapolis promedió en aquella temporada 81,7 puntos por encuentro; los 65 de ese partido dan una idea de cuánto le costó embocar con el aro 60 centímetros más arriba que los reglamentarios 3,05 metros.
Los comentarios sobre el experimento fueron negativos por parte de los principales protagonistas. “Se desvirtuó todo el juego y se hizo más difícil para el hombre más pequeño. Hace que el hombre grande sea más grande”, evaluó Mikan. Además, John Kundla, entrenador de Lakers, analizó: “Nadie podía acertar en el maldito aro. Los jugadores que normalmente no metían sus tiros eran los que más encestaban. Y los grandes eran los únicos que se quedaban con los rebotes”. Por esas opiniones y el fastidio de los jugadores, la NBA decidió dejar de lado la innovación y nunca volvió a probarla.
Sí lo hizo, pero en un contexto distinto, un jugador: Dwight Howard tuvo una idea por el estilo para el concurso de volcadas del Partido de las Estrellas de 2009. El pivote de 2,08 metros utilizó dos aros para sus intentos. Uno tenía la altura estándar, de 3,05, y en un momento pidió que le llevaran uno como el que había propuesto el comisionado Podoloff 55 años antes, a 3,65 metros del suelo. Asistido por su compañero de Orlando Magic Jameer Nelson con un pase de pique en el tablero, Howard hundió con facilidad y a dos manos la pelota a pesar de los 60 centímetros de diferencia con la altura usual.
La volcada de Howard a 3,65 metros
Así y todo, no ganó aquella competencia de volcadas. El vencedor fue asombroso: Nate Robinson, un jugador de apenas... 1,75 metros. Que había triunfado en 2006 y repetiría en 2010. El diminuto ex base es el único tricampeón del concurso de enterradas de la NBA.
Grandes volcadas del pequeño Nate Robinson
Así de fácil es volcar a 3,05 metros para los basquetbolistas de hoy, más atléticos que los de mediados de siglo. Algunos, de hecho, llegan al aro casi sin saltar, como Tacko Fall (Boston Celtics), con sus 2,26 metros, y Boban Marjanovic (Dallas Mavericks), con sus 2,24. Por ahora, en la NBA no se habla de modificar la altura del aro, uno de los elementos que tiene en común con el reglamento de la Federación Internacional (FIBA), con la que difiere en la duración de los partidos, el tamaño de la cancha, la distancia de los triples, la forma de la llave y más. Pero nada puede garantizar que no se va a pensar en cambiar la distancia del aro al piso, a pesar del resultado de aquel ensayo de hace 67 años.
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