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Popovich, como un bahiense más
BAHIA BLANCA (De un enviado especial).- Gregg Popovich se robó el corazón de los bahienses con su predisposición y excelente buen humor. Hizo cosas increíbles, inimaginables. En el aeropuerto, se ubicó detrás de la multitud y alzó en sus brazos a un niño que quería observar a Manu cuando subía al ómnibus. En el hospital arrancó decenas de carcajadas de los médicos. "¿Por qué debo quedarme aquí, es incómodo así, puedo entrar?", decía cuando alguien, mostrador por medio, le pedía sacarse una foto. Los médicos se amontonaban para conseguir inmortalizar la escena en la oficina de administración. Una enfermera le pidió un autógrafo en el pecho, sobre el guardapolvo. "¡No, no, no, date vuelta, firmo en la espalda!" señaló con una pícara sonrisa.
"Aquí tenemos muy buenos vinos, Gregg", le dijo el doctor Matías Mirofsky, sin duda conocedor de la pasión del entrenador de los Spurs. "No sé por qué lo dice, yo no tomo vino", fue la rápida respuesta.
En el club Bahiense del Norte estuvo cerca de media hora respondiendo preguntas de la multitud de periodistas allí reunidos y cuando lo presentaron en el Shopping la ovación fue sorprendente. Le demostraron todo el cariño. "Vengo aquí en reconocimiento a Manu y porque quiero conocer dónde vive, de dónde vino". Es una costumbre del técnico visitar los países de sus jugadores. Ya fue a Islas Vírgenes, donde nació Tim Duncan, y a Eslovenia, de donde es oriundo Rasho Nesterovic.
Cuando un asistente se preparaba para traducir los dichos de Popovich, él sorprendió a la multitud con un entendible español "¡Estoy feliz de estar aquí con Manu... Viva Argentina! Un grande, sin duda. Después, cuando a Ginóbili lo pusieron en el compromiso de responder sobre su frustrada posibilidad de ser el MVP de la final, el coach abandonó su silla en el escenario, tomó una copa de jugo y se la acercó a Manu para que tragara saliva.
Y cuando por enésima vez aquí en Bahía le demostraron el fastidio que sienten por el juego egoísta de Tony Parker, salió airoso de la situación diciendo: "Todos tenemos que ser pacientes con Tony, ustedes también, fundamentalmente porque Manu también es paciente con Tony. El es un base anotador, pero está aprendiendo a pasar más el balón". Y otra vez se llevó todo los aplausos.
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