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“Perros de presa”. Patricio Garino: que será de la selección de básquetbol luego del adiós de Luis Scola
Entrevista con el marplatense de 28 años, que queda como uno de los líderes de un plantel que sigue en proceso de recambio; tras el mal resultado en Tokio 2020 y la salida del capitán, el alero confía: “A Luis vamos a suplirlo y vamos a volver a ser lo que fuimos”, afirma.
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“Estoy de visita por Vitoria. Viven acá mis viejos. Vigilan el negocio de la familia: una casa de empanadas en el País Vasco. En el sur de España hay un poco más, pero en el norte, casi nada. En Barcelona sí, porque es Argentina B. Así que aprovechamos. Empezamos hace un año y pico, ya tenemos cinco locales y seguimos. Les va muy bien”, cuenta Patricio Garino a LA NACION por video, como son ahora casi todas las entrevistas.
Está contento el alero del seleccionado argentino de básquetbol. Vive contento, en rigor. Tiene fija la sonrisa, por mandato genético, y eso insólitamente le ha traído algún problema con... Luis Scola. Motivo de una anécdota que el marplatense de 28 años desarrollará en la conversación de 25 minutos, pocos días antes de emprender viaje hacia su nuevo país laboral: Francia.
Lo mejor de Garino en el Mundial China 2019
Después de ser maltratado por lesiones durante mucho tiempo, Pato quiere hacer borrón y cuenta nueva en Nanterre 92, el club que lo contrató. “Nanterre es el barrio financiero. Está a nada de París, a 15 minutos del centro”, detalla, entusiasmado con la vida que tendrá en los alrededores de la nueva ciudad de Lionel Messi. “Supuestamente vive por el barrio...”, apunta sobre Leo.
Y ya palpita su inminente vida al borde de la capital. “¡A sufrir un poco!”, ríe. “A sufrir de la panza: las facturas, los quesos...”, ironiza el muchacho de la casa española de empanadas. Es eso, broma: el ex jugador de Orlando Magic, Baskonia y Zalgiris Kaunas (Lituania) es un profesional. Como a sus compañeros de la selección, esa responsabilidad en la alimentación le fue inculcada por Scola, el capitán que sin querer protagonizó un conmovedor adiós en los Juegos Olímpicos de Tokio. Y que deja sin referente máximo al equipo nacional.
–¿Cómo surgió lo de Nanterre?
–Siempre estuvo firme, con mucho interés, y eso me atrajo mucho. El club está muy decidido a ayudarme a recuperarme, a volver a ser lo que soy, a ganarme esa continuidad que tanto deseo.
–¿Cómo es la liga francesa?
–En Europa las ligas están creciendo muchísimo: la italiana, la alemana, la francesa... Están invirtiendo tiempo y recursos para que más jugadores se vean atraídos. La de Francia tiene jugadores muy atléticos, dinámicos, rápidos y fuertes. Como lo soy yo: jugadores que se mueven sin la pelota, que piensan un poco más, que juegan a los espacios. Nanterre veía que tenía una carencia ahí. Voy con mucha ilusión.
🇦🇷 @patitogarino débarque à Nanterre 🔥🏀
— Nanterre 92 (@Nanterre92) August 18, 2021
L’international Argentin, médaillé d’argent 🥈 à la Coupe du Monde 2019, s’est engagé pour une saison avec le Club des Hauts-de-Seine 😍😍
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–¿Cómo considerás la experiencia en Lituania?
–No tuvo muchos frutos, por las lesiones, la poca continuidad, la Covid-19... Entraba y salía y no podía tener un lugar en el equipo. Me cuidaron hasta el último segundo a pesar de que no pude estar mucho tiempo en la cancha. Me gustaron mucho el club, la ciudad, la gente. Ojalá crucemos caminos en el futuro. No sé si hay otro país que tenga esa pasión por el básquetbol.
–Más fresco está el paso del seleccionado por Tokio y tendrás tus conclusiones.
–Lo que se vio del otro lado de la pantalla es lo que vivimos en la cancha. Un torneo malo de nuestra parte; no hay otra forma de describirlo. No nos encontramos como equipo ni individualmente. Es un aprendizaje, para saber que hay situaciones que podemos evitar y liderazgos por afrontar, momentos como para dar el paso adelante. Ya estamos dando vuelta la página y mirando el futuro de la selección.
–¿Y qué hay que modificar?
–Mucho. Como Confederación [Argentina de Básquetbol] se puede cambiar algunas cosas. La preparación no fue la mejor. Nos faltó tiempo de entrenamiento juntos. En las prácticas, individualmente, no estuvimos a la altura de lo que hicimos en China. En el Mundial hubo casi un mes y medio de concentración, con Panamericanos y muchísimos amistosos. Este año tuvimos tres y ya llegamos a Japón. Y también, cada jugador debe asumir su rol. Dónde estaba cada uno individualmente no se reflejó en lo colectivo. Nosotros podemos dar un paso adelante en este liderazgo ante los jóvenes que vienen. Hay muchas cosas que podemos mejorar. Las sabemos y estamos decididos a cambiarlas.
–¿Cómo estás ahora?
–Bien, recuperándome de la pequeña lesión de Tokio [en el tercio medio del bíceps femoral derecho]. La continuidad es lo que quiero este año.
–Sergio Hernández admitió como un error haberte exigido más tiempo que el que podías jugar. ¿Cómo te sentías?
–Contra Eslovenia me sentí muy confiado, mejor que lo que esperaba. Marcar a Luka Doncic no es como para cualquiera y me sentí muy bien. Lo que pasó no es culpa de nadie. Los asistentes, los preparadores físicos, los fisioterapeutas hicieron un trabajo muy grande para respetar mi recuperación y se hizo fue impresionante, pero mi cuerpo todavía necesitaba un poco más de trabajo físico. No pude tenerlo. Para nada es culpa de Sergio; ni él ni nadie me empujó más ni menos que lo que debía hacerlo.
–Aparentemente no va a estar más Hernández. ¿Qué puede pasar con el equipo?
–Él fue nuestro mentor, nuestro maestro. El que forjó a este grupo. Nos seleccionó, nos guió y nos amoldó a esta idea, que queremos continuar. Hoy no hay una decisión tomada. No se sabe si va a ser él u otro. Lo que podemos hacer como jugadores es mantener nuestra intensidad, nuestro carácter y nuestra esencia.
–¿Cómo se puede reemplazar a Luis Scola?
–Va a ser irreemplazable. No creo que en el mundo exista de nuevo un jugador como él. Todos tenemos que dar un paso adelante para ir cerrando los huecos que él ha dejado. No va a haber un próximo Luis Scola.
–¿Y cómo ves al seleccionado a futuro? ¿Puede seguir arriba? ¿O que se vaya Scola implicará un tiempo de transición?
–Luis no ganó solo la medalla plateada en China ni por culpa de él no nos fue bien en Tokio. Por detrás hay un equipo. No tengo dudas de que a Luis vamos a suplirlo de la mejor manera ni de que vamos a volver a ser lo que fuimos. China no indica que todos tenemos que jugar en la NBA ni Tokio indica que todos tenemos que retirarnos. Hay que entender lo que somos y volver a ser esos perros de presa que sacan de la cancha a todos los equipos. Lo que no logramos en Tokio.
“Luis fue más relevante para este grupo que para la Generación Dorada. No va a haber un próximo Scola. Hay que entender lo que somos y volver a ser esos perros de presa. Siempre vamos a estar a la altura en los torneos internacionales”.
–A los 28 años, ¿te sentís uno de los líderes del seleccionado?
–Por así decirlo. Tenemos muchos: líderes vocales, líderes en ejemplo, líderes en intensidad... Lógicamente, me veo en ese lado, por la experiencia. Tal vez Facu [Campazzo] es la imagen más visible, más marketinera, pero el liderazgo se muestra también con los números. Todos aportamos algo, y si no está uno, se siente, no importa quién sea.
–¿Hay material a futuro?
–Seguro. Muchísimos jugadores están comenzando sus caminos profesionales en España, Francia y otros lugares de Europa, como Lautaro López. Es un paso que teníamos que dar como institución [CABB]. Para competir hay que estar donde están los mejores. Sabemos que siempre vamos a estar a la altura en los torneos internacionales.
–¿Tenés en mente volver algún día a la NBA?
–Hoy en día no. Mi preocupación es estar bien físicamente, y si en un futuro se da eso, bienvenido será. Si no, mientras dé mi 100% voy a estar contento donde sea.
–¿Cuál fue el pico emocional de tu carrera?
–Tengo varios. Llegar a la NBA fue todo. Esa pretemporada de San Antonio con Manu [Ginóbili], Nico Lapro [Laprovittola], Popovich, Kawhi Leonard, Parker, y Duncan mirando los entrenamientos... Inolvidable. Esos meses con Manu, conociendo a su familia y su vida en San Antonio, y ese debut en Orlando... Y están los momentos en la selección, como Río de Janeiro. Hay malos, también; la medalla plateada por la Americup en Córdoba nos dejó un sabor amargo. Y el segundo puesto en China. En Tokio, el homenaje a Luis fue inolvidable. Ser testigos de eso fue increíble.
–¿Qué sentiste?
–Orgullo, tristeza, muchas lágrimas... Fue totalmente inesperado. Una celebración de la carrera de Luis tan sentimental, tan honesta... Ese homenaje tan cálido, con los árbitros, la mesa de control, todos aplaudiéndolo por tantos minutos... No le gustó a él, para nada. No se sintió cómodo. Pero fue tan emotivo y tan lindo que vamos a recordarlo. Y lo que pasó en el vestuario queda en nuestros corazones, por las palabras de Luis y ese legado. Luis fue más relevante para este grupo que para la Generación Dorada, porque él fue nuestro estandarte, nuestro guía, nuestro piloto. El que nos marcó el camino. Vamos a estarle agradecidos de por vida.
–¿Hay alguna vivencia especial o anécdota entre él y vos?
–Enseñanzas hay muchísimas. Él nos inculcó la dieta que seguimos, la forma de trabajo, la mentalidad, el descanso, la parte mental. Es un obsesivo. Está siempre pendiente de aprender, de satisfacer su curiosidad, de mejorar su físico. Es increíble. Siempre recuerdo un día en el que me asustó. Cuando tenía 15 años y fui sparring de la selección antes del Mundial de Turquía, me retó fuerte. Yo siempre andaba con una sonrisa. Oveja [Hernández] me dio una indicación y, no sé si por nervios o qué, parecía que yo estaba riéndome. Luis me dijo “nene, dejá de reírte cuando te habla Oveja. Ponete serio”. Casi me hice encima [risa]. Hoy nos reímos de esa anécdota, y hasta le da un poco de vergüenza, porque sabe que yo soy así, de estar sonriente todo el tiempo.
Garino se va a Francia. “Es momento de disfrutar y de volver a ser lo que soy”, se propone. Algo parecido a lo que puede sentir la propia selección argentina.
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