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Pablo Prigioni: "Ver a Manu Ginóbili es como ir a ver una excelente obra de teatro"
SAN ANTONIO.– Es un mundo que conoce por su paso como jugador en New York Knicks, Houston Rockets y Los Ángeles Clippers, pero que ahora explora desde otro lado. Pablo Prigioni estuvo en esta ciudad por un puñado de motivos, aunque hay uno en particular que lo motorizó a viajar hasta aquí. Almorzó con el entrenador italiano Ettore Messina, ayudante principal de Gregg Popovich, y mantuvo varias charlas con otros asistentes del staff técnico de los Spurs. Pero antes se dio un gusto: ver nuevamente dentro de la cancha a su amigo Emanuel Ginóbili. Compartieron un asado en la casa del N°20 de los Spurs, charlaron de básquetbol, de la vida, de tecnología, de todo. No quería perderse las últimas funciones del bahiense: "Ver a Manu es puro disfrute".
Tras su experiencia como técnico en Baskonia, el ex base de la selección argentina pretende nutrirse de lo que pueden ofrecerle diferentes franquicias de la NBA. Hace un tiempo estuvo en Brooklyn y este paso por San Antonio resultó otra buena experiencia para lo que él proyecta como entrenador. "Resultó un viaje casi ideal. Vi jugar a Manu y estuve en contacto con la gente de la mejor organización deportiva del mundo del básquetbol", contó en una charla con LA NACION.
–Que Manu siga compitiendo, ¿te sorprende?
–No me sorprende nada de lo que él hace. Si hay alguien que lo puede hacer, ese es Manu. Su nivel de entendimiento sobre el juego no deja de crecer. Además, lo cuida mucho Pop, entonces no hay nada que me asombre de lo que veo. Sé cómo se cuida, cómo se alimenta, cómo se entrena… Si él no fuese así sería muy difícil estar en este nivel.
–¿Qué te genera verlo jugar?
–Ver a Manu es como ir a ver una excelente obra de teatro o ir a la ópera. Es ver algo que realmente te da placer. Valoro mucho a los jugadores que tienen el nivel intelectual sobre el juego como tiene Manu. Es una sensación especial, porque no hay otro jugador con el que puedas compararlo. Vince Carter [el jugador de Sacramento Kings] también tiene 41 años, respeto lo que hace, pero verlo no me produce lo mismo.
–Es una locura lo que provoca en la gente también.
–Cuando veo todo lo que sucede con él, automáticamente pienso en que se lo merece. Esta cantidad de gente que se desplaza hasta San Antonio para verlo lo hace porque sabe que no va a haber otro jugador como él. Hay veces que uno, porque jugó con él, porque lo siente como un amigo, pierde la dimensión de lo que representa para la gente. Es brutal, es algo único.
–Además de compartir tiempo con Manu, estar en los Spurs es como un postgrado para un técnico.
–Está muy bueno. Tener a Pop cerca… Tener la oportunidad de compartir un rato con ellos es muy valioso. Y poder hacer preguntas, conocer, es fundamental para lo que quiero. Me entusiasma mucho poder sumar estas experiencias. Son muchas las cosas que uno debe aprender para ser entrenador. Es un proceso largo.
–Si pudieras contar algunos detalles, ¿qué privilegiarías?
–Cada charla te deja algo. A nivel deportivo, cómo ellos eligen defender alguna acción de los rivales, cómo planifican una pretemporada, qué pasa con los jugadores cuando lo reciben de la selección y tienen apenas una semana para la competencia, cómo comportarse con un general manager siendo entrenador, qué tengo que mirar en un asistente… Cosas de todo tipo.
–¿Cómo es relacionarse con Popovich?
–Las pocas veces que hablé con él tuve la sensación de que es una persona muy cercana, que parecía que nos conocíamos desde siempre. Uno va con un tremendo respeto por lo que representa, pero cuando terminás de charlar te vas pensando que tiene eso que uno quiere como entrenador.
–Y además, estuviste con Messina.
–Haber compartido tiempo con los dos es un lujo. Ettore ganó todo en Europa y yo lo tuve como entrenador dos años en Real Madrid. Hay cosas de cómo entrena y cómo diseña el juego que me encantan. Tuve la suerte de tener buenos técnicos y él es de los mejores que tuve. Poder compartir un almuerzo con él, tener acceso a personas como Ettore o Pop… Es algo increíble. Siento que me valoran por lo que hice como jugador, pero también como persona. Si no fuese así no te abren las puertas.
–Cuando te sentás a hablar de básquetbol con Manu, ¿sentís que aprendés en esas charlas?
–Sin duda, ¿quién mejor que él para aprender? Le pregunto cosas de su sistema de juego... Y ojo que yo con Manu no tengo una relación de amistad desde chicos, nosotros nos conocimos más de grandes, pero se generó muy rápido esa empatía. Siento que somos parecidos en muchas cosas.
–Hace un tiempo dijiste que pensabas que Manu era el mejor jugador de básquet y deportista argentino de la historia. ¿Lo seguís pensando?
–Lo reconfirmo. De la Argentina no tengo que dudas de que Manu y Leo [Messi] son los más grandes de la historia. A Leo lo conozco un poquito de charlar un par de veces, nada más, pero lo que pude ver es que sus maneras de comportarse son similares a las de Manu. Son de perfil bajo, están en familia… En Leo es fácil decir que es el mejor del mundo y con Manu mi corazón me lleva a decir que es de los más grandes también, pero… Mirá, cuando a Jordan [Michael] o Magic [Johnson] les preguntan por Manu, lo ponen en las nubes. Lo ponen en la misma mesa que ellos. Yo no me atrevo, pero si lo hacen ellos...
–¿Cómo evaluás la experiencia en Baskonia?
–Fue como un curso de iniciación. Fue como ver la realidad de lo que es este oficio. Me dio mucha información que no tenía y me ha mostrado los caminos por los que tengo que ir y cómo debo mejorar. Ya expliqué por qué me fui y no voy a volver sobre eso, por eso lo tomo como una experiencia valiosa para el comienzo.
–¿Dónde te ves trabajando: en la Argentina, otra vez en Europa, la NBA?
–Antes de aceptar Baskonia tenía muy avanzado empezar en la NBA (como asistente en los Knicks) y decidí comenzar en Europa. Hoy pienso nuevamente en la experiencia de ser asistente en la NBA, porque me parece que acá puedo tener cierta estabilidad para ese proceso de aprendizaje que busco. Eso también va relacionado con mis intereses a nivel familiar. Como jugador tuvimos varias mudanzas y eso complica bastante las cosas. Mi prioridad hoy es buscar un lugar que les brinde estabilidad a mis hijos, que yo pueda ir a trabajar tranquilo y saber que ellos van a poder desarrollarse.
–¿La selección es el objetivo final?
–Cuando era jugador me ponía objetivos: cuando jugaba en la segunda de la Argentina quería llegar a primera, después a Europa y después a la NBA. Ahora la situación es diferente, quiero que mi primer escalón sea aprender como entrenador. Me enfoco en eso. La selección me parece que requiere de un entrenador de más experiencia y recorrido. Si dentro de algunos años tengo ese perfil, sin duda que me gustaría, pero ahora no pienso en eso.
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