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Pablo Prigioni en LA NACION: “Teníamos que cerrar una herida y centrarnos en lo que viene, por eso hablamos sobre la palabra fracaso, a mí no me gusta esquivarla”
El entrenador de la selección argentina de básquetbol cuenta cómo superaron el golpe y espía el futuro
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Sabe que tiene una tarea muy compleja, que debe competir para poner a la selección argentina de básquetbol en los próximos Juegos Olímpicos, pero bajo la sombra de haber perdido la oportunidad de estar en la Copa del Mundo que comenzará en un puñado de días. Pablo Prigioni conoce bien de qué se trata cada paso. Por eso a la hora de sentarse a hablar es claro en su mensaje, sabe qué pretende para su equipo, comprende las responsabilidades y se pone al frente de los golpes deportivos.
Está en Brno, en República Checa, donde Argentina jugó amistosos con el seleccionado local (la venció) y Bélgica (cayó por un punto), en la gira que el equipo está haciendo desde hace más de 20 días en Europa como preparación para el preolímpico que se disputará desde el 14 de agosto próximo en Santiago del Estero. Está relajado, contento por cómo la conexión con los jugadores está fluyendo. Prigioni, a los 46 años, siente que su misión está tomando forma, charla con LA NACION y no elude nada, explica por qué no le teme a la palabra fracaso, cuenta cuáles son sus objetivos como entrenador, proyecta qué pretende imprimir en el grupo y se siente satisfecho por cómo le responden todos, los jóvenes, los más experimentados y hasta aquellos que alguna vez fueron sus compañeros, como Carlos Delfino: “Son años compartidos en la selección. Es un placer compartir con Carlos y verlo trabajar es un ejemplo para todos”.
-Para volver a trazar objetivos y encarar una clasificación a los Juegos Olímpicos de París, ¿tuviste que trabajar anímicamente mucho por haber quedado afuera del Mundial?
-Tuvimos una conversación de equipo al comienzo de esta preparación, hablamos de lo que pasó y de la dificultad que tenemos como selección para clasificarnos a un Mundial. Será para otro momento analizar lo que fueron los 12 partidos y por qué no está Argentina en el Mundial si logró 8 victorias, ya que es la primera vez que ocurre... Teníamos que cerrar una herida y centrarnos en lo que viene, hablamos sobre la palabra fracaso. A mí no me gusta esquivarla. Me gusta hablar de eso porque creo que cuando vos te preparas para algo y te ponés un objetivo y no lo conseguís... Les pasa sobre todo a los deportistas de alto nivel, que son ganadores y no siempre se gana. Muchas veces, cuando no conseguís el objetivo, sentís esa sensación de fracaso. Yo la sentía, sé que muchos de los jugadores también. Y bueno, hablamos un poco de eso y dijimos que no pasa nada con fracasar o no ganar o no conseguir un objetivo. Que esta era una situación más y que las miradas estaban puestas en cómo reaccionamos a partir de ahora. Que teníamos que transformar esa frustración, esa bronca por no poder jugar el Mundial, en nuestro mejor combustible para el objetivo que tenemos este año. Ese fue el punto de partida de la preparación.
-En el mundo del deporte a la palabra fracaso se la suele esquivar, ¿te encontraste con miedo al hablar del tema?
-No, no porque a mí me ha pasado en momentos de mi carrera. Y la realidad es que me fijo más en cómo reaccioné después a eso que en el fracaso en sí. Los fracasos están a la orden del día. Analicemos otros deportes y los mejores jugadores del mundo han tenido momentos en los que no han conseguido su objetivo y lo interesante es ver cómo han reaccionado. El deporte es así, porque hay veces que el otro equipo juega mejor que vos y te gana. Entonces, por eso no le tengo miedo y sí pongo el foco y el énfasis en cómo reacciono a eso y en qué voy a hacer para cambiar.
-Y en ese contexto, sumar tantos chicos a esta preparación, ponerse como objetivo clasificarse a los Juegos Olímpicos... ¿te desafió más en tu trabajo como entrenador? ¿Se hace más intensa la tarea?
-Sí, yo creo que por motivos forzosos y por algunas bajas nos vemos ante la situación de incorporar más jóvenes, algo que al básquetbol argentino le viene fabulosamente bien. Tomamos el compromiso de incorporarlos, de contarles un poco cuál es el camino y qué implica jugar en la selección. Es la primera vez, desde que soy primer entrenador, que tengo la posibilidad de preparar al equipo. Porque si mirás el momento en que yo entro en el equipo, faltaban 48 horas para jugar la Americup y después tuve dos ventanas [dos fechas de eliminatorias] en las que casi 30 jugadores llegaron dos días antes de cada partido. El impacto en preparar el equipo fue mínimo, fue más dirigirlo. Esta es la primera vez que tengo la oportunidad de tener 20 o 25 días para realmente sentar un poco las bases de lo que queremos como equipo. En los dos lados de la cancha, en la defensa, en el ataque y también en la tarea de incorporar jóvenes. Es la primera vez que lo estamos haciendo, lo estamos disfrutando y lo que tenemos que hacer es coachear a este grupo de jugadores. Es un placer trabajar trabajar con ellos porque se dejan coachear, porque están con la actitud, la energía y el esfuerzo diario que demanda la selección. Ahora lo que tenemos que hacer es construir cada día, equivocarnos, corregir, seguir haciéndolo de nuevo, volver a corregir...
-Y vos, ¿lo estás pudiendo disfrutar?
-Muchísimo, muchísimo porque lo que te digo del grupo de jugadores. Ponen mucha predisposición en todo lo que hacemos, saben en el momento en el que estamos, entienden la situación y eso hace que sea un placer estar en este proceso. Creo que estamos por buen camino, tenemos mucho por mejorar, creo que vamos a llegar bien al torneo en Santiago.
-El Prigioni no entrenador, ¿cómo está viviendo todo? ¿Podés dormir, descansar, seguir con tu vida?
-Sí, sí, porque lo estoy disfrutando, porque tenemos un plan que estamos llevando adelante. Todos los días cumplimos el objetivo del día. Y hacemos las cosas con mucho propósito. Entonces, cuando trabajás de esa manera te vas tranquilo a tu casa. Después un partido te puede salir bien o mal, la bola puede entrar o no entrar, pero la predisposición y la actitud están ahí de todos y eso se disfruta mucho, no tenés que pelear contra eso. Estoy tranquilo y creo que estamos haciendo lo que corresponde. Por experiencia, cuando la selección se prepara bien, cuando hace una preparación buena, normalmente consigue buenos resultados. Después veremos cómo se da el torneo, pero estamos contentos de lo que estamos haciendo hasta ahora.
-El básquebol argentino desde hace tiempo que está lejos de tener el escenario ideal, ¿sentís que ese respeto que se ganaron les permitió aislarse de todas las carencias externas y que las críticas no los señalen directamente a ustedes?
-Nosotros tenemos claro todo, pero nos enfocamos en el próximo objetivo, ahora nuestro Mundial, por decirlo de alguna manera, es el Preolímpico en Santiago del Estero. Y la realidad es que a nosotros nos corresponde hacer el trabajo que nos toca y los responsables de no estar en el Mundial somos nosotros. Todos los que fuimos parte de la preparación. No estoy de acuerdo con esto de empezar a señalar tal o cual área. Los responsables somos todos, porque cuando ganamos también somos todos. En ningún momento voy a hacer un desglose de responsabilidades. Y a los que más nos cabe es a los que estamos en la cancha, los que pasamos la pelota, y los que tomamos decisiones adentro y afuera de la cancha. Así que somos los mayores responsables por no estar en el Mundial.
-El objetivo de Santiago del Estero también tiene sus dificultades porque no estarán todos los jugadores. Nicolás Laprovittola y Marcos Delía, ausentes; Gabriel Deck no llegaría físicamente... ¿Cómo se preparan para esa competencia?
-No nos centramos en los jugadores que no están porque no podemos hacer nada contra eso. Los extrañamos, por supuesto, pero no vamos a poner ninguna excusa. Sabemos que tenemos potencial para jugar un buen baloncesto y conseguir el objetivo si hacemos las cosas bien. Y en eso es lo que estamos centrados cada día. Creo el equipo está progresando, necesitamos estos partidos amistosos para mejorar, pero estoy confiado en que vamos a llegar en buena condición al torneo. Tendremos enfrente equipos con mayor y menor potencial, pero no tenemos que detenernos en eso, tenemos que aspirar a jugar nuestro mejor baloncesto. Enfocarnos en esos 7 u 8 días en Santiago y buscar lo que no hemos propuesto al comienzo de la preparación.
-Se ve que los chicos se conectaron bien con los más grandes, tanto en el amistoso con Cataluña como ante Venezuela, ¿te sorprendió que se adaptaran tan rápido?
-No, no me sorprende, porque primero estamos muy contentos con todos los jóvenes, por su actitud desde el primer día y por cómo se entrenan, por el compromiso y por el deseo de hacerlo bien. Entonces, no me sorprendió para nada y espero muchísimo más de ellos. Creo que lo van a dar porque están enfocados, porque tienen la ayuda de los jugadores con más experiencia y de todo el staff. Y tienen toda la confianza para que se puedan desarrollar y dar el máximo. Después habrá días en los que el jugador joven te da un pico, momentos en los que te da un bajón. Pero tenemos mucho personal y creo que se van a complementar entre todos. Estoy encantado de tenerlos y tengo mucha expectativa de que lo hagan muy bien.
-¿Cómo hacés para compaginar tu trabajo de entrenador principal de la selección con el de asistente de la NBA en Minnesota?
-Trato de coordinar todo. Estoy muy agradecido a Minnesota porque me permiten desempeñar esta función en la selección ahora que estoy más de vacaciones. Pero estoy enfocado en cada tarea en el momento que me toca. Ahora es full time selección, con todo el staff, son todos los días, preparar cada entrenamiento, videos, horarios... Estoy abocado a este proceso.
-¿Te detuviste a mirar todo lo que te está pasando?
-Mejor no pensar, porque cuando pensás muchas veces te gusta lo que ves, es como que te complace y siento que lo mejor es hacer el trabajo que toca e intentar ser mejor cada día, tanto con la selección como con Minnesota. Sé que estoy recorriendo un camino lindo, pero no me detenía a mirar cuando jugaba y tampoco lo hago ahora. Siento que te distrae de lo que tenés que hacer en lo inmediato. No me gusta pensarlo mucho, ni analizar el por qué.
-Si bien ya hace un tiempo que te retiraste, ¿se te hace difícil, por momentos, estar en el banco y no en la cancha?
-Por momentos se hace difícil, pero a medida que pasa el tiempo cada vez lo siento menos. Todavía estoy cercano, por decirlo así, a cuando me retiré y bueno, a veces, uno piensa: “Mira qué fácil que es”. Pero después, cuando estás adentro de la cancha, sabés que no es tan fácil. Eso lo sé muy bien. Entonces, ya estoy mutando mucho más hacia el lado entrenador que al jugador.
-Haber sido jugador y saber qué implica estar en la selección, ¿te ayuda a la hora de tomar decisiones y te acerca más al grupo?
-Entiendo que sí. De hecho, muchas de las decisiones que tomo como entrenador, desde las preparaciones o entrenamientos, salen de mi lado de jugador primero. Pienso en qué me gustaba a mí como jugador o qué no me gustaba. Obviamente que después las complemento con lo que necesita el equipo pensando como entrenador. Pero creo que eso, al final, el jugador lo nota, que siente que también estuvimos de ese lado.
-¿Qué es lo que te gustaría que se vea de vos como entrenador en la selección?
-Hay muchas cosas que me gustaría poder aportar, después obviamente se verá si se puede sostener en el tiempo. Por ejemplo, la manera de hacer preparaciones, la manera de entrenar, la dinámica, la dinámica del staff, qué tipo de baloncesto hay que intentar jugar, cómo jugar ofensivamente, defensivamente... Hay un montón de cosas que estamos instalando en la selección y que, obviamente, las veo a diario en mi otro trabajo en la NBA. Siento que hay mucho por hacer, por instalar... Mi voluntad es aportarlas a la Confederación, de dejar una manera de hacer las cosas. Además, mejorar a los jugadores, sumar a la formación de jugadores jóvenes al equipo. Hay algunos entrenadores a los que les toca ganar una medalla olímpica o ganar un torneo. A nosotros nos tocó ganar una Americup, pero otras veces no sucede. Y si ahora es el tiempo de incorporar jóvenes a la selección, debemos hacerlo de la mejor manera, sumarles cosas individualmente… Pero no sólo a los jóvenes, sino a los más veteranos también, aportarles cosas que les puedan servir no sólo en selección sino en sus clubes. Quiero intentar sumar en todas las áreas posibles.
-Siempre dijiste que te gusta el estilo del básquetbol FIBA, pero también tenés la experiencia de la NBA, ¿buscás fusionar esas dos corrientes y tratar de trasladarlas a la selección?
-Sí, totalmente. Creo que el hecho de haber jugado en los dos lugares y estar trabajando allí ahora y tener la posibilidad de entrenar a la selección, me puede ayudar en esa búsqueda de intentar fusionar esos estilos, sin perder la identidad del jugador argentino. Porque nos gusta compartir el balón, jugar con pases, jugar un básquetbol no egoísta, de equipo. Eso es lo que intentamos hacer y veremos hasta dónde podemos llegar con eso, con esa idea. Ojalá que pueda ser bueno para el equipo, para la selección y que otro entrenador quizá, el día de mañana, pueda llevarla al siguiente nivel.
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