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Néstor García y un nuevo ciclo: “Los jugadores me dicen ‘vamos a morir con vos’; estoy a full con la selección”
Entrevista con el entrenador del equipo nacional de básquetbol
- 16 minutos de lectura'
El Che no puede estar mucho tiempo en el mismo lugar. Necesita actividad, movimiento. Viene de San Juan de Puerto Rico y está en Nueva York. En charla virtual se mueve bastante mientras habla, gesticula, muestra atención y pasión todo el tiempo. En los próximos días Néstor García llegará a la Argentina para recorrer las canchas de básquet de la Liga Nacional desde noviembre, cuando el torneo recupere su formato de giras. Quiere visitar todas las provincias de la competencia. Como nuevo entrenador de la selección necesitará recurrir a una conformación diferente y es probable que sus convocatorias requieran de más “elementos locales” que en otras oportunidades. A los 56 años y con más de 30 como DT, se ubicará en un formato laboral que no es el que le tocó en la mayor parte de su carrea.
-¿Estás seguro de que el trabajo full time no te va a generar espacio ocioso, ese que no te gusta?
-Es un nuevo ciclo para la selección, es un nuevo ciclo también para mí... Estoy disfrutando del momento. Estoy a full para preparar la primera ventana. Voy a ver todos los partidos de la Liga. Voy a viajar para ver jugadores. No puedo estar quieto, la verdad es esa.
-A veces se te ve muy serio, ¿Te seguís divirtiendo con el básquet?
-(Se ríe) Sí, me encanta. Para mí en la vida todo dura por entretenido o por divertido. Ojo, puede ser que te entretenga estar peleando con tu novia un año por teléfono. Puede ser. Para mí todo tiene que ser divertido. Yo tengo humor, sí. ¿Estoy muy serio? Bueno, hay veces que me pongo un poquito serio, profesionalmente.
-¿En qué momento de tu carrera sentís que llegás a la selección?
-En uno de los mejores momentos de mi vida. Más allá de que me da una alegría interna y que me río todo el día, es como una luna de miel. Bueno, no sé si sería el mejor ejemplo porque me separé un par de veces…
-¿Y es verdad que podés ser muy intenso en el trabajo?
-Sí, insoportable. Mi peor día es el previo a los partidos. Inaguantable me pongo, no sé por qué. El día del juego no, pero el anterior… Es muy fácil tener un conflicto conmigo, entre la gente que me rodea. Pero es muy fácil eso.
-Con poco tiempo de entrenamiento efectivo, ¿cómo será la planificación?
-Me parece que hay mucho trabajo por delante. Ahora con las ventanas uno es seleccionador, entonces hay que hacer un trabajo previo de comunicación. Mensajes claros y contundentes, porque los jugadores salen de sus clubes, vienen a jugar y están sólo una semana. Nosotros tenemos que jugar el primer partido el 26 de noviembre (N. de la R.: el día que comienza la eliminatoria mundialista, frente a Paraguay) y te dan los jugadores desde el 22. Entonces, en ese aspecto vamos a tener que trabajar con el staff para mandarles antes la información necesaria, para ganar tiempo. Y cuando lleguen jugar mucho 5 contra 5. Con videos y gráficos vamos a ir a lo particular porque no los vamos a tener y después hacer lo general cuando estemos juntos cuatro días antes jugar contra Paraguay.
-La selección siempre fue tu objetivo, pese a que viviste más en el exterior que acá. ¿Cómo te toma ese desafío?
-Soy muy argentino, es la verdad. Siento que a la selección de la Argentina cualquiera la quiere dirigir. También entrenadores extranjeros. Más que un deseo entiendo que era un sentimiento. Los sentimientos son medio traicioneros. Tienen una línea muy delgada, porque muchas veces cuando vos deseas mucho algo y no se da, te frustra y pensás en qué te equivocaste. Y si se te da, cuando ya lo tenés, no sé cuánto valor le das y por cuánto tiempo. Lo mío era un sentimiento de verdad, porque cuando yo era chico y jugaba en el barrio soñaba con la selección argentina. Quería ser como uno y otro. Relataba los partidos mientras jugaba y decía que era tal o cual jugador. Me creció cada vez más ese sentimiento, que lo tiene cualquier entrenador. Después, intenté hacer una carrera para mantenerme a un nivel que me permita tener la oportunidad.
-Si alguien que no te conoce y no sabe cómo juegan tus equipos, ¿cómo podrías describir tu estilo en tres puntos esenciales?
-La intensidad no se negocia, me gusta el compromiso y el enfoque. Esas son las cosas que hacen a un equipo. Me gusta que sea muy agresivo defendiendo y que se comparta el balón. Es la pelota la que nos lleva a todos lados. Podría definirlo así.
-Entre lo que a vos te gusta y el ADN la selección, ¿hay un correlato?
-Entiendo que sí. Me parece que lo que digo le gusta a cualquier entrenador, no descubro nada. Me voy a adaptar a lo que tiene el equipo. Este es un ciclo totalmente nuevo, por distintas razones. Como es la salida de Luis [Scola] y la pregunta de qué iba a pasar cuando ya físicamente dentro de la cancha ya no haya jugadores de la Generación Dorada. Y digo en la cancha, porque la Generación Dorada va a estar siempre, como sus entrenadores, porque a la selección no se la deja. Este ciclo trae una información a la que me voy a adaptar, porque es muy valiosa, respetada y probada. Después están las cosas que pueda sumarle yo, pero creo en la existencia complementaria porque siento que eso te mejora como grupo. Ahora tenemos distintas combinaciones: tenemos jugadores en la Liga que conocen la competencia regional, contamos con hombres en la NBA y en Europa. Eso es muy valioso. Voy hablando con ellos y les pregunto qué cosas tienen instaladas y las vamos a respetar. Tuve una charla muy bonita con Oveja [Hernández]. Entonces, claro, me voy a adaptar.
-En la mayoría de las ventanas no tendrás a los NBA y a los jugadores de Euroliga. Será más difícil construir la identidad del equipo.
-Sí, tal cual. Ahora hay varios temas que uno tiene que analizar. No es sencillo crear una estrategia efectiva. Hay que tener en cuenta la pandemia, las negativas de la NBA y la Euroliga, las complicaciones económicas para trasladar jugadores desde diferentes lugares… Cuando me reúna personalmente con Borro [Fabián] hablaremos de la situación económica de la CAB, pero ya sabemos que estamos en un país que el momento no es fácil. Son muchas cosas las que hay que contemplar, es un desafío poder sostener todo. Hay que tener una logística muy efectiva para poder lograr más o menos un ADN con lo que viene para este nuevo ciclo.
-Lo que estás diciendo es que puede ser que no convoques a jugadores que están en Europa y que querés en el equipo porque no habrá dinero para pagar los pasajes.
-Es cierto, puede suceder. Es verdad. Más allá de las ganas o el deseo, hay un montón de cuestiones que no hacen nada simple las cosas. Todos queremos tener lo mejor, pero quizá no se puede, por todo lo que está pasando en el mundo. Por eso siento que la planificación será fundamental.
-¿Cómo le decís a un jugador: “quiero que estés en el equipo pero no tengo dinero para traerte”?, ¿cómo manejás eso emocionalmente?
-Después de esta pandemia todos tomamos mucha conciencia del contexto social. La adaptación que nos dio al ritmo diario esta pandemia, ayuda en ese sentido. Vamos a hacer un mix. Con los jugadores que estoy hablando entienden que va a haber situaciones en las que no se van a poder concretar las cosas.
En Puerto Rico, en el primer partido de Cangrejeros, había 16 mil personas en el estadio y eso me impactó. Algo que antes era normal, ahora me sorprendió. Me resultó increíble… Bueno, cosas así permiten comprender cómo nos ha cambiado la vida a todos. Me pasó de estar en un scouting, en Puerto Rico, y que un jugador en el vestuario, por el aire acondicionado, estornude tres veces. Abrí la puerta y me fui. Y detrás de mí, otros salieron también. Entonces, me parece que entender que primará el sentido común. Es lo que amerita la situación.
-La Confederación estuvo inmersa en un clima político polémico. Muchos de los jugadores se involucraron y apoyaron al candidato que perdió (Federico Susbielles). Ahora vos sos el entrenador elegido por Fabián Borro, el presidente que ellos no querían. ¿Cómo te afecta?
-Tengo una relación desde hace años con Fabián [Borro], pero nunca trabajamos juntos. Tengo una gran relación a nivel humano. Incluso, cuando tuve un accidente importante en Arabia Saudita (N. de la R.: sufrió la fractura de una vértebra en un accidente de jet-ski), él me llamaba siempre. Mi relación con él siempre fue personal, no profesional. Los problemas que haya habido dentro de la selección los escuché porque estoy en este ambiente, pero no tengo nada que ver con eso. Puedo definir que tengo una relación muy pura con todos. Con varios de la Generación Dorada, de la Liga, con algunos dirigentes. Quizá el hecho de haber estado afuera, me haya permitido que a mí no me peguen las balas ni por arriba ni por abajo. Tengo un sentimiento puro y no juzgo nada. Es cierto que escucho cosas, que leo declaraciones, pero no estoy en ese escenario. Estoy acá para multiplicar y sé que va a haber mucha gente que va a apoyarnos. Un asistente mexicano que tenía me decía siempre: “It’s not my department” (no es mi área).
-¿Entonces no fue un tema de conversación con los jugadores en estos días?
-¡Para nada, para nada! Yo no tuve que hablar de esto. Ni se toca ese tema político. A muchos de ellos los dirigí antes… De esas cosas no hablo. Lo que les cuento es la alegría que tengo de estar con ellos y que cuento con cada uno. Y con cada uno que tengo una charla me dice: “Te conocemos Néstor, desde hace años. Vamos a morir con vos. Vamos a jugar todo”. Estoy a full con la selección.
El estilo del equipo y la posibilidad de nacionalizar un jugador
Entre las muchas cosas que ya dijo Néstor García desde que asumió su cargo como entrenador de la selección, informó que Facundo Campazzo será su capitán, que sabe que el equipo tiene una línea definida y que sólo tiene que “aportar lo suyo” para “multiplicar”. Pero no por eso se quedará sin cosas por decir del juego... “El juego”. Le gusta decir que la mayor responsabilidad de un entrenador es lo que ocurra dentro de la cancha. Si uno no se hace cargo del juego, el juego se va a encargar de uno.
-La selección pasó de una versión formidable en el Mundial de China 2019, con el subcampeonato del mundo, a otra que se fue frustrada en Tokio 2020. ¿Cómo se define a un equipo entre esas dos caras?
-Es muy fácil. En uno de los primeros análisis que hace Oveja (Sergio Hernández) post Tokio dice algo parecido a esto: “Somos la selección que salió segunda en el Mundial de China, pero no somos la segunda selección del mundo”. Esa me parece la realidad. A nivel internacional cuando te mantenés en la elite, puede pasar que en un torneo aparecen determinados jugadores y el equipo funciona de una forma y después no sucede. Nosotros con Dominicana eliminamos del Mundial a Alemania, que tenía 5 jugadores en la NBA y después Alemania va al repechaje europeo, con rivales más duros que en el Mundial, lo pasa y hace una buena performance en los Juegos. Pasan esas cosas. A mí no alarmó lo de Tokio, puede pasar. Eslovenia no jugó el Mundial y vieron ustedes lo que hizo en los Juegos. Y hay que tener en cuenta algo, el Mundial de China fue espectacular, fue apoteótico lo que hicieron, pero después vino la pandemia y hay muchas cosas que influyen. Son cosas que le pasan a todas las selecciones.
-Si pudieses definir qué equipo imaginás, ¿cómo lo pondrías en palabras?
-Siento que va a haber muchas variabilidades en las convocatorias y quizá no tengamos una idea lineal en la forma de expresarnos en el campo de juego hasta dentro de un tiempo. Lo único que puedo poner hoy en palabras que vamos a ver un equipo con muchísimas ganas, por eso pongo las manos en el fuego. Todo el ciclo va a tener muchas ganas, que van a disputar cada pelota, que van a disfrutar de estar juntos. Lo siento así, lo sueño así.
-¿Qué tanta atención le prestás a las estadísticas avanzadas? ¿pueden modificarte una idea de juego?
-Me interesa. Las tengo como informes y como datos. También siento que el básquet está por encima de esas cuestiones. El juego está por encima. Y esas estadísticas te marcan muchas tendencias de los equipos. Te permite elegir algunas estrategias a seguir en un plan de juego. Pero ahora estoy muy metido en cómo afecta lo emocional en las performances. Por eso estoy hablando de multiplicar. Por eso las estadísticas, sin las emociones que estén permanentes dentro del juego es como multiplicar por cero. Me parece bien la Big Data, pero las emociones cómo juegan sobre esos números, me parecen determinantes. Por eso hablo mucho de focalización, de compromiso. Me parece que es una variable. Así como se desarrollaron los números, se desarrollaron las diferentes capacidades de liderazgo. Y en ese sentido se puede hacer un mix de cosas. El básquetbol modero es un montón de cosas.
-El Sub 16 fue subcampeón panamericano con una valoración muy marcada en los tiros de tres puntos. En Tokio, la selección fue el tercer equipo con más triples (y el de peor porcentaje). ¿Hay una tendencia hacia ese juego?
-La efectividad en el tiro de tres le dará la importancia. Nosotros podemos jugar al básquet de diferentes maneras. Podemos tener una línea de cuatro o cinco conceptos firmes y desde ahí la versatilidad para adaptarnos a diferentes situaciones. Tenemos mucho básquet, jugadores en la NBA, en la Euroliga, por toda América. Me parece que es mucha información que podemos amalgamar para tener diferentes opciones. Y eso nos puede ayudar para competir contra equipos que físicamente están más dotados que nosotros. Siento que podemos meter un mix de cosas, no me iría tan frontal o ni lineal con un estilo de juego. Tenemos muchas cosas por hacer y exprimir cada experiencia.
-Ya sin Scola, el principal potencial ofensivo del equipo se concentra en los bases. Hay cuatro y todos en el primer nivel (Campazzo, Bolmaro y Vildoza en la NBA y Laprovittola en Euroliga). Al no tener ese talento repartido en otras posiciones, ¿cómo se aprovecha?
-Todos son armadores. Históricamente en la posición de dos tuvimos un especialista en anotación y ahora no. Al no tener tanta gente alta, en ofensiva, tenemos que ir más por tierra, para buscar extra pase, gente abierta y seleccionar los tiros. Los bases los tenemos para tocar y buscar, tenemos buenos armadores, pero no un anotador.
-La selección pareció sentirse más cómoda cuando pudo buscar la opción de tiro antes de los 8 segundos que en los 24. ¿No vas a apostar a eso?
-Hay que tratar de buscar un equilibrio. Es lindo correr y el vértigo, pero también está eso hacia atrás. Si vos corrés y no metés tus posesiones también es posible que te conviertan más canastos. Sin duda que me gusta correr, hay días que lo podamos hacer y otros… Lo mejor que tiene el seleccionado argentino es el IQ. A partir de ahí es que vamos a construir lo nuestro. Estos jugadores tienen IQ de verdad. Conocen el juego de verdad. Tenés que decirles las cosas una sola vez y ya está. Después hay que buscarle un compromiso colectivo. Siento que no nos tenemos que poner en una sola forma. Lo mejores que podemos hacer es que con el IQ que tienen nuestros jugadores es adaptarnos a distintas formas y distintos modos.
-¿Cómo se compensa la falta de Scola y del juego interior en general?
-Respecto a la estatura tengo que ver qué parte de la cancha vamos a atender. Marcos Delía ha tenido una evolución increíble. Lo tuve en la selección de 2012 (N. de la R.: fue campeón del Sudamericano en Chaco), y después lo tuve en Boca en 2013. Lo que veo ahora es un progreso impresionante. Cuando hablo de que no tenemos altura, es por una preocupación defensiva, más que en ataque. En ofensiva tenemos opciones, abrir la cancha, contamos con versatilidad. Siento que me faltan grandes para la defensa.
-Sobre ese tema, aunque dijiste que no lo pensaste, dejaste abierta una puerta por la nacionalización de un pivote extranjero.
-Todavía no le he pensado. Y siempre dije que no voy a personalizar mi puesto en la selección, todo lo voy a consultar, todas serán decisiones muy charladas. Siempre que sean determinaciones muy extremas, el resto son determinaciones que van dentro de mi área. Y la verdad que hoy, por el contexto social y económico de la Argentina, no hay muchos extranjeros que puedas convocar a la selección y que marquen una diferencia.
-En algún momento Manu Ginóbili dijo que para nacionalizar debiera buscarse a alguien que está familiarizado con la idiosincrasia argentina. ¿Comulgás con esa idea o sos más práctico y sólo medís si te sirve o no profesionalmente?
-La mirada de Manu es la ideal y siento que sí. Ahora, hay que ver cuándo Manu lo dijo y el contexto que tenemos ahora. Entonces, claro que lo que dice Manu es espectacular, pero cambió tanto la realidad… No lo pensé porque hay muchos condimentos detrás de una determinación así. Aunque sí creo que la necesidad de nacionalizar a un extranjero debe ser una cuestión de practicidad, por si te sirve o no. Es obvio que primero hay que buscar entre lo que hay acá, pero tenemos un problema de altura importante.
Tuvimos altura y un nivel impresionante en 2004, pero desde ahí… Y ahora se va Luis, que juega de 4 pero también era muchas veces el 5 falso. Ahora estamos en otra realidad. Pero repito, ni lo pensé. Estoy totalmente metido agarrar cosas buenas del proceso anterior y la ventana con Paraguay.
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