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Mundial de básquet: el gurú que preparó físicamente a Scola para luciera de 25 años a los 39
PEKÍN, China.– Parece imposible encontrar palabras que permitan comprender lo que Luis Scola está haciendo en esta Copa del Mundo. Y para él es apenas un día más en la oficina. A los 39 años, está en su segunda final de la Copa del Mundo, le marcó 28 puntos a Francia en la semifinal y no se advierte que haya forma de detenerlo. Saluda a Pamela, su esposa, a la que conoció en la escuela 28 de Martín Coronado. Se le cuelgan del cuello sus hijos Tomás y Lucas. Y él está feliz, porque su rendimiento dentro de la cancha está lejos de lucir como el de un jugador que está cerca del retiro. Y uno de los responsables de semejante logro es Marcelo López, uno de los preparadores físicos de la selección y entrenador personal del capitán desde hace tres años.
López mantiene el perfil bajo y prefiere evitar las luces. Aquí se lo pudo ver regresar corriendo desde las prácticas del equipo hasta el hotel. Es triatleta y participó de varios Iroman (3,86km de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie). "Son dos años ya los que llevo con Luis. Está por empezar el tercero. Siempre en cada preparación tiene algo particular Luis. El pedido de punto más importante de rendimiento físico lo quiere tener en las ventanas o en los torneos de selección. Otro te pediría que eso ocurra con sus equipos. Él siempre apunta a la selección. Coincide un poco con el rendimiento que está teniendo en líneas generales a nivel físico. Si después hace 28 puntos, todo se viste mejor. Pero el aspecto físico está dando resultado porque así lo planificamos. Eso sin tener en cuenta las lesiones que a veces no se pueden manejar y son el fantasma de cada jugador", le cuenta López a LA NACION.
La cara de satisfacción de toda la familia Scola explica muchas cosas. "La verdad que estoy muy cansada, pero vale cualquier esfuerzo estar acá y disfrutar con Luis este momento… No sé bien qué decir. Lo veo hacer tantas cosas para estar siempre preparado para la selección", cuenta Pamela, que arribó a esta ciudad la misma mañana de la semifinal con Francia. Les ordena a Tomás y a Lucas que se queden quietos y no se peguen, cuenta que quiere saber por dónde andan sus hijos mayores, Tiago y Matías. Ellos también son parte del secreto de la juventud eterna del capitán del seleccionado argentino.
Extrema sus cuidados, nada deja librado al azar y su rendimiento en esta Copa del Mundo lo validan: "Todos los valores de testeo físico son mejores. Pero son valores analíticos. Salta más alto, tiene más fuerza y corre más rápido. Pero cuando lo tenés que aplicar en un gesto deportivo puede que no sea un valor exacto. Todos dieron mejor. Y los valores que usamos para medir la carga, dan mejor que otras veces. Termina dándole a esos factores físicos un toque emotivo y sentimental porque tiene 39 años, está en la selección y en una final del Mundo. Todo se conjuga para que sea mejor. Pero si los testeos son peores, pero el estado físico que muestra es el que tiene ahora, no me importa. Me importa que meta puntos y sume para la selección", dice López.
Un trabajo elaborado casi sobre un tablero de ajedrez. Así Scola se preparó para esta competencia. Antes de llegar hasta aquí trabajó con López muy duro, durante 14 semanas, en su campo de Castelli, a 180 kilómetros de Buenos Aires. Hace años construyó una canchita y allí comenzó con el proceso de preparación para los Panamericanos de Lima y el Mundial de China. "Aunque no importa la edad, a los 39 no estás en la plenitud física. Pero sí podemos hablar de la plenitud deportiva. Tiene la picardía, la inteligencia, la experiencia y un dote físico que le permite llevar todo eso a la máxima expresión. Pasamos por ese punto. Cuando hablamos de longevidad deportiva tenemos que hablar de mayor tiempo de recuperación, pero no de variables de carga diferente. La edad cronológica pasa para todos. A los de 40, a todos, nos cuesta más recuperar. Hay que cuidarlo en los procesos post actividad. Cómo se alimenta, cómo duerme, como se hidrata, cuánto falta para la siguiente actividad... Está relacionado con eso. En las últimas 14 semanas en el campo de él, a diferencia de otras temporadas, no llegamos a hacer en variables físicas ni el 40% de lo que hacíamos antes. Con la maestría deportiva que tiene, con el bagaje de las variables de toda su carrera deportiva, haciendo mucho menos, está mucho mejor.
Está menos tenso Scola. Se permite saludar a cada uno que se le cruza y acepta las felicitaciones sin que eso le genere una incomodidad. Está pleno, siente que los pasos que dio resultaron como pretendía. Está en el lugar que pretendía y gracias a la forma en la que se preparó para lograrlo: "Tiene mucho que ver la cabeza que tiene y que, de mi parte, no puedo ser necio. Pasó por todos los modelos y métodos de entrenamientos. Él sabe cuáles le hacen mejor. Yo puedo tener una postura, pero después tengo que hablarlo, conectarme con él para ver si esa postura que yo pienso es buena, su cuerpo puede tomarlo como algo negativo. Me dice: «Che Marce, esto me parece que no va hoy». Bueno, vamos a charlarlo. No es qué querés hacer. Pero sí es detectar qué cosas no van a funcionar. Porque va a producir dolor o por lo que sea. Vamos ajustando. La planificación la hacemos entre los dos. No es que yo me siento a tomar un mate y nada más. La planificación la tengo que actualizar en relación a lo que él necesita".
En la tranquilidad de la madrugada, en el corazón del lobby del hotel Shangri-la, López habla con entusiasmo y no deja de expresar la felicidad que siente por ver a Luis Scola brillar en la competencia.
–¿Por qué nace la relación entre ustedes?
–Por su ambición de querer exprimir a la máxima expresión su potencial. Uno puede conocerlo como fan, como periodista o como preparador físico. Yo empecé a conocerlo más profundamente. Con cada persona que habla, lo estudia, lo conoce, se informa. Y en este punto, él quería explotar un acercamiento a esta longevidad de la mejor forma posible. El miedo de cualquier jugador no es ser longevo. Es hacer un papelón. Me parece que está demostrando algo diferente. El miedo de él era no llegar a su último día de competencia, cualquiera que sea, sin su mejor estado físico.
–¿Es un desafío trabajar con Luis?
–Siempre, siempre. Desde la teoría, desde el empirismo, podés analizar ciertos conceptos metodológicos para una etapa en particular, pero capaz no encajaban para Luis. Para él hace falta otro trabajo. Cada jugador es un traje a medida. En una competencia, uno actúa para 12. Acá tenés que separar y especificar el trabajo que necesita cada uno. Un preparador físico bueno intenta el mejor rendimiento con lo menos posible.
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