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Mundial de básquet. Aceite de palta, cúrcuma y la pelea contra el pantano mental: el método de alimentación que le cambió la vida a la selección argentina
FOSHAN, China.- "Utilizamos la cúrcuma, que es antinflamatorio, el aceite de coco, el aceite de la palta. No usamos ni un antinflamatorio desde que estamos acá. Pastillas de Omega 3, de vitamina D, de diferentes vitaminas, dependiendo de lo que necesite cada jugador. Cada uno tiene un neceser con sus pastillas". Las palabras de Paulo Maccari, el fisioterapueta que trabaja con la selección argentina de básquetbol, permiten comprender cómo se cuida cada paso de los jugadores durante el Mundial. Estar aquí complicó algunas cuestiones de logística respecto a la alimentación del equipo, pero se hicieron todos los esfuerzos posibles para no correrse de un libreto que se respeta desde los tiempos de la Generación Dorada.
"¡Nos miden hasta el PH del agua! Estoy a zucchini todo el tiempo", dice un integrante del staff técnico del conjunto nacional. Y la verdad es que hay un celoso cuidado en ese sentido. Es conocido que sobre varios jugadores de la selección se aplica el Método Busquet, que estudia las cadenas musculares, para tratar lesiones. Es Maccari quien lo introdujo en el equipo. La influencia de Manu Ginóbili, quien alargó su carrera hasta los 41 años apegado a estas técnicas, movilizó a aceptar estos cambios para muchos jugadores.
Ahora bien, quien está detrás de la comida del seleccionado de la Argentina es Yolanda Satiuste, la bióloga y psiconeuroinmunóloga que trabaja en Madrid; desde España monitorea cómo se alimenta el equipo por estas tierras. Satiuste trabaja junto con Maccari y por mail está en contacto con varios de los integrantes del plantel que trabajan con ella por fuera del seleccionado: Facundo Campazzo, Patricio Garino, Nicolás Laprovittola y Gabriel Deck.
"Paulo trabaja el cuerpo, en especial, en cuestiones que no se expresan y como quedaban cosas por atender… Por ejemplo, hay una inflamación, ¿cómo la tratamos? Ahí entró mi trabajo. Lo que hago tiene un título muy largo y algo rimbombante, porque es psiconeuroinmunología, no es sólo hablar de nutrición, es algo que va mucho más allá. Tratamos de conocer a la persona, saber dónde están sus retos y los obstáculos. Buscamos mejorar su estado inmunológico. Eso es importante de cara a la nutrición porque todo lo que bebés o comés tiene contacto con nuestro cuerpo y, por lógica, está en contacto con el sistema inmune. Si lo que yo les doy de comer les permite que el sistema inmune esté reforzado, potente y preparado por si tienen una infección, que es algo completamente normal, pues tendremos un cuerpo totalmente fuerte, flexible, elástico de cara a lo que ellos hacen que es el deporte", le cuenta la profesional a LA NACION.
Cuando se menciona a Yolanda entre los jugadores todos cuentan que son grandes los esfuerzos que deben hacer para seguir sus rutinas. La relación con el equipo nacional comenzó antes de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando Santiuste fue a darles una charla sobre alimentación a todos. Todos escucharon atentamente y eligieron cómo adaptarse a esta propuesta. Por ejemplo, Luis Scola no sigue esta estrategia, pero se apega al plan cuando está en la selección.
Santiuste cuenta cómo evalúa a los deportistas: "En una entrevista les propongo que coman dos o tres veces por día. Adapto el plan a sus circunstancias personales, sus horarios, si tienen o no familia… Todo influye. También tratamos aspectos emocionales, para elaborar las estrategias alimenticias. No queremos que hagan más de tres ingestas diarias. Les propongo que coman palta, verduras, pero no sólo eso, sino que seleccionamos cómo acompañarlas, qué cantidades, cómo combinar los colores".
En los vestuarios también hay una revolución, porque mientras la organización les ofrece cientos de kilos de hielo para que usen los jugadores en contusiones, Maccari y Leandro Amigo, el otro profesional que trabaja con la selección, eligen el Método Busquet para tratar las zonas afectadas. Pero para llegar a ese punto es necesario que los jugadores sepan cómo cuidarse antes de la competencia: "Les digo que tomen aceite de coco, porque es antinflamante y porque es desparasitador. Que lo ingieran en ayunas. Campazzo, por ejemplo, se levantaba y tomaba sus cucharadas de aceite que podían ser de coco o de palta, antes de ir a entrenarse. Era su desayuno. Eso no le cargaba el estómago. Campazzo come dos veces al día", abunda Santiuste.
El plato tiene que tener rojo, pigmentos amarillos, si no no los tiene, la parte de saciedad cerebral no se consigue
Y continúa: "Garino y Deck arrancaron con cinco comidas antes de trabajar con nosotros, ya bajaron a tres comidas y ahora están casi en dos. Cuanto mejor estamos más sobran las ingestas. Menos deseos de comer más veces, porque lo que marca la salud es la frecuencia. Si quiero comer muchas veces algo pasa y si no quiero comer también. Entonces, dos o tres ingestas están bien. Como premisa general en sus platos no pueden faltar verduras cocidas para que la digestión sea fácil y que haya mundo animal, los terrestres los menos posibles y lo más esporádico posible, ya que producen muchas inflamaciones. Buscamos aves ecológicas, mucho pescado, mariscos, huevos, cuantos más mejor, palta... Y muy especiado: cúrcuma, orégano, jengibre, albahaca, tomillo, pimientas… Les meto mucho picante. Al principio no lo toleran demasiado, pero eso depende de la flora intestinal. Cuando no lo soportan es porque no tienen bien la flora intestinal y cuando vas mejorando, el picante lo deseás. Porque a los bichos buenos el picante les va bien y los malos odian el picante porque los mata".
Algunos jugadores van acomodando sus dietas mientras están en sus clubes, pero cuando están en la selección es un poco más rigoroso el cuidado. Yolanda cuenta con detalle cada cosa y su precisión convence: "Juego mucho con los colores. Tu plato no puede ser verde o blanco porque tu plato es insípido por muy nutritivo que sea. Tiene que tener rojo, pigmentos amarillos, si no los tiene, la parte de saciedad cerebral no se consigue. Los lácteos, los cereales, las legumbres son un destrozo para el cuerpo. Incorporamos esas sustancias como habituales, pero eso no quiere decir que sean buenas".
La preparación para la Copa del Mundo trajo algunos cuidados específicos para el plantel y trabajaron todos para adaptarse a los cambios de horario. Satiuste explica cómo colaboró en ese sentido: "En China se comen hidratos, como el arroz, la papa, las pastas, que no ayudan demasiado a la digestión. Una de las cosas que trabajamos es el biorritmo, para la reconstrucción de todas las células, por los horarios cambiados. Por mail les ordeno el desayuno, el almuerzo o la cena… Al que le cuesta más dormir le encuentro alimentos para acelerar la melatonina. Miramos si es necesario desayunar o no. Todo se entrena, incluso, la comida".
–¿Y qué pasa con el mate?
–El mate es maravilloso, les digo que no lo quiten. En general, los argentinos lo piden y yo les digo que si no se pasan de la dosis concentrada, no hay problema. Poco activa y mucho congestiona. El mate reestructura la mucosa intestinal, es bueno. Les duele más que les quite las carnes, entonces les digo que coman si al día siguiente no tienen un partido o un entrenamiento clave. Después nos encargamos de trabajar sobre ese hígado que recibió las grasas de la carne.
–¿Es muy difícil de convencer al deportista para los cambios?
–Ginóbili ha sido un antes y un después respecto al acercamiento de los deportistas. Muchos lo siguen. Hace ocho o nueve años que lo conocí y desde allí cambiaron mucho las cosas. En 2012 charlamos con Manu y lo que buscamos fue mantener su salud deportiva. Se retiró porque le dio ganas, pero fuerza tenía si hubiera querido seguir. Y desde entonces, quienes lo siguen saben que lo que nosotros hacemos es cuidar la salud del deportista.
Se los ve a los jugadores tomando algún café en el lobby del hotel, se advierte que otros toman té, no se los ve comer por fuera de los horarios acordados por el staff técnico. Son todos muy cuidadosos, incluso los que no trabajan con Maccari y Santiuste. "Sé lo que van a sentir cuando arrancan, puede ser que adviertan un cambio de energía, porque van de un metabolismo dependiente de hidratos y azúcares a uno dependiente de grasas y eso hace que sientan una baja de chispa en los entrenamientos. Piensan que no rinden. De acuerdo a la persona puede durar un día, ninguno, una semana o un mes. Normalmente no dura tanto. El asunto es sacar la energía de tus grasas y no de estar comiendo todo el día hidratos de carbono. Si dependemos del exterior no utilizás recursos internos, eso quiere decir que no usás tus recursos y tus grasas son mucho más poderosas y dan más kilocalorías que lo que puede aportar un hidrato, que es mucho más finito. Es posible que hasta el cambio metabólico no estén plenos, pero cuando sucede, la explosión es total, tienen más potencia y aclaran la cabeza, dejan de tener ese pantano en la cabeza que da comer de más y mal".
No se trata de hacer mejor al jugador, sino de cuidar su físico. La selección de la Argentina no quiere dejar ningún detalle librado al azar. Su misión es estar en la elite y se cuida en consecuencia. Así, por ejemplo, ya se instaló aquí entre los mejores ocho del mundo. Y va por más.
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