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MAR DEL PLATA.- "Les tengo una sorpresa", les dijo a los periodistas Carlos Romano, entrenador de Peñarol, minutos antes del encuentro frente a Libertad ,de Sunchales. Y vaya si lo era: con apenas ocho días de entrenamiento y tras casi un año sin jugar partidos oficiales, Hernán Montenegro regresó anteanoche a la Liga Nacional de basquetbol integrando la formación inicial del representante marplatense. "Creí que Montenegro era el loco , pero el técnico le gana", comentaba un plateísta, mientras se agarraba la cabeza.
Pero no tardó mucho en darle la razón y saltar de la butaca como los otros 3000 espectadores del encuentro: en su primera incursión por la zona pintada, el pivote bahiense ya abría el marcador y marcaba el rumbo con un doble.
Lamentablemente, la fiesta que todos soñaban ideal terminó frustrada por el nigeriano Emeka Okenwa, que a cinco segundos del final, y con dos libres, puso el marcador final 81-79 para los de Sunchales.
"Es la primera vez que me puedo ir contento tras una derrota", reconocía Montenegro ya en el vestuario, dolido por el resultado pero gratificado por lo que dio Peñarol en los 40 minutos. "En mis años de basquetbol he visto pocos equipos como éste, capaces de poner tanto en la cancha", sentenció a modo de reconocimiento para sus compañeros.
El ex jugador de Estudiantes de Bahía Blanca cerró su debut marplatense con poco más de 18 minutos de juego, suficientes para marcar diez puntos (2/6 en libres y 4/5 en dobles), tomar cinco rebotes y dar una asistencia. Y contundentes para ganarse la ovación con que lo despidieron los hinchas cuando a poco más de seis minutos del final se tuvo que retirar por una contractura en el aductor de la pierna derecha.
"Lo vi lento y sin agilidad por falta de preparación, pero nos va a dar muchas alegrías", analizaba Rubén Lorenzo, un fiel seguidor de Peñarol. "Me voy conforme", sostuvo el jugador.
A nadie sorprendió que el debut de Montenegro se produjera con más de medio estadio copado por los seguidores del milrrayita . ¿Qué no son muchas 3000 personas? Ni más ni menos que casi diez veces más que las entradas que se habían vendido para el último partido que Peñarol jugó como local.
El bahiense se ocupó de asegurarse su público: el jueves último se trasladó personalmente hasta algunos colegios para repartir entradas entre los alumnos.
"Vayan, que mañana hay show", le dijo a un grupo de chicos del Colegio Nacional Arturo Illia. Prometió y cumplió hasta que el cuerpo le dijo "basta por hoy" .
Es que el pivote llegó a la ciudad la semana última para ponerse a disposición de Romano, el mismo que, personalmente, había iniciado las gestiones para incorporarlo. Ya en 1995 había sido subcampeón sudamericano en Bucaramanga como refuerzo del Peñarol de Néstor García -anteanoche su rival como técnico de Sunchales-, ganador de la Liga Nacional 93/94.
"¿Qué me llevó a volver? Ni se me pasaba por la cabeza hasta que el Negro Romano me comentó que me quería en el equipo... y entre Peñarol y yo hay una cuestión de piel", contaba antes del debut. "Con 35 años -aseguró-, todavía tengo mucho para dar."
Esta noche, frente a Belgrano, de San Nicolás, tendrá la oportunidad de buscar el desquite y la victoria para que la fiesta del regreso tenga un merecido premio.
Todo lo que contribuya a que Montenegro esté bien se concede en Peñarol. Por eso, no sorprendió que anteanoche saliera a la cancha con la camiseta 6, el número que utilizó en los últimos años de su carrera, y con el nombre Ian, el menor de sus hijos. El juvenil que le cedió el número al Loco fue Lisandro León Liguori.
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