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Luis Scola: el abanderado y gran capitán de todos en Río
El ala-pivote recibió, de manos del presidente Macri, la insignia patria que llevará en la ceremonia de apertura; "es una cosa surrealista; es una pequeña muestra de lo que voy a vivir ese día; me cuesta mucho creerlo", admitió
Luis Scola estaba como a un niño al que le regalaron un karting y se subía a él por primera vez. Siempre medido y cuidadoso con sus palabras, hay algo que no podía disimular: su felicidad por llevar la bandera argentina en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos que se celebrará el 5 de agosto próximo, en Río de Janeiro. En Londres 2012, Scola era uno de los candidatos para portar la insignia. Finalmente, fue Luciana Aymar quien tuvo el honor, y Luifa la llevaría en la ceremonia de clausura. Sin embargo, tras la medalla dorada que ganó Sebastián Crismanich, le cedió la bandera al taekwondista correntino. Fue un sacrificio más en la larga lista del gran capitán de la selección de básquetbol. Como otro que hizo hace poco, junto con el Chapu Nocioni, dos de los sobrevivientes de la Generación Dorada. Ambos guiaron al equipo a una nueva clasificación a los Juegos en el Preolímpico de México.
Ahora sí, será él quien porte la bandera: "Es una cosa surrealista, que el presidente de mi país me dé la bandera; es una pequeña muestra de lo que voy a vivir ese día. Me cuesta mucho creerlo", describe Scola, con una sonrisa enorme. Y ante la consulta sobre si acaso puede compararlo con otro hito en su historia deportiva, no encuentra nada igual con qué medirlo: "No tiene comparación, es distinto, es otra cosa; no es un logro deportivo, a pesar de que obviamente está impulsado por los logros deportivos que yo pude tener antes, pero es otra cosa. Los Juegos Olímpicos son mucho más que deporte; la bandera argentina es mucho más que básquet", dice el ala-pivote en diálogo con LA NACION, en la cancha de básquetbol del Cenard, en donde se llevó a cabo la ceremonia.
En medio del tarifazo y del pedido de ayer por la mañana del presidente a la población para que "esté abrigada en su casa" y que sea austera con el consumo de gas y de electricidad, Mauricio Macri insistió en el concepto, aunque ahora aplicado al deporte y con un sentido inverso: "No es como lo otro que hay que ahorrar energía; en esto hay que poner toda la energía", afirmó. Tras un breve discurso en el que les agradeció a los deportistas por representar a la Argentina, y luego de entregar la bandera, llegó la selfie de rigor. Las Leonas, el regatista Julio Alsogaray, la lanzadora de martillo Jennifer Dahlgren y el medallista de oro Walter Pérez eran algunas de las figuras que estaban detrás de Scola y de Macri. También fueron invitados a la cancha de básquetbol Juan Curuchet, quien obtuvo el oro en Pekín 2008 junto a Pérez, y Sebastián Crismanich, que anteayer llevó la antorcha olímpica por 200 metros en Florianópolis. Y luego de atender la prensa, un aluvión de deportistas (algunos olímpicos y otros que apenas están haciendo sus primeras armas en el universo de la competencia deportiva) quisieron una foto con Luifa. Generosamente, accedió a todos los pedidos, y siempre con el mejor humor.
También asistieron al acto la vicepresidenta Gabriela Michetti, el ministro de Educación Esteban Bullrich, el secretario de Deporte Carlos Mac Allister, y el presidente del Comité Olímpico Argentino Gerardo Werthein. El tenista en silla de ruedas Gustavo Fernández, reciente ganador de Roland Garros y abanderado del Comité Paralímpico Argentino (Copar), no fue parte de la ceremonia de entrega de bandera porque compitió en Wimbledon y no estuvo presente en el acto.
En la charla con los periodistas, Scola también le dedicó algunas palabras a la situación actual del deporte y se refirió al número de la delegación argentina (hasta ahora 206 atletas, más los seis que se agragarían del tenis), el más alto desde Londres 1948: "El cambio en el deporte es lento y los beneficios se van a ver cuando esas personas que impulsaron ese cambio ya no estén. Las consecuencias se van a ver cinco, y hasta 20 años después", expresó Scola. Y nuevamente, se le iluminó el rostro cuando se le recordó que a sus 36 años participará en un nuevo Juego Olímpico: "Está buenísimo, porque hay un montón de deportes con los que sólo podés conectarte ahí", dijo.
La medalla dorada de Atenas 2004 y la de bronce de Pekín 2008 fueron las dos grandes conquistas del básquetbol. Junto a su desembarco en la NBA, las ubica como los logros más importantes de su carrera. Pero inclusive, en un momento de gloria personal, como será que otro integrante de la Generación Dorada, como lo hizo Manu Ginóbili en 2008, lleve la bandera, el capitán de la selección lo vincula con las actuaciones colectivas: "Cualquier logro individual está relacionado con los logros colectivos que generó ese mismo equipo, porque es un deporte de equipo". Y Scola será el abanderado de otro gran colectivo que serán los deportistas argentinos en Río 2016.
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