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Leandro Bolmaro, con LA NACION: "Dormí dos horas, pero con la gorra de Minnesota puesta"
Se dibuja una sonrisa. No puede evitarlo. La frescura de los 20 años, la ilusión de llegar a la cima. El acento inconfundible y la humildad de sentir que haber hablado con Osvaldo, Adriana y Camila, su familia, es el refugio que mejor le sienta. Es cierto que está en la casa de su novia, Laia, pero la llamada por Zoom con sus seres queridos y sus mejores amigos resultó la fórmula perfecta para celebrar el desembarco en la NBA, para disfrutar de la elección en el Draft, para tratar de comprender que ya es jugador de Minnesota Timberwolves: "Dormí una o dos horas, todavía no lo puedo creer. Hace cinco años estaba compitiendo en atletismo y ahora estoy en una franquicia de la NBA", es lo primero que suelta Leandro Bolmaro cuando se pone a conversar con LA NACION desde Barcelona.
Se ríe. No para. No puede hacerlo. No quiere hacerlo. No debe hacerlo. Suelta sus emociones: "La familia estaba más nerviosa que yo. Es una lástima que no pudieran estar acá conmigo, pero bueno la tecnología me ayudó a sentirlos cerca. Mi abuelo Osvaldo y mi abuela Lola, estuvieron haciendo el aguante hasta la madrugada. La Lola es una de las que siempre decía que iba a jugar en la NBA", le cuenta Bolmaro a LA NACION.
Fue una madrugada especial para él en Barcelona y para la familia en la Argentina. Cuando Leandro Bolmaro sonó en la voz de Adam Silver, el comisionado de la NBA, fue toda una revolución, porque fue en el puesto 23, el más alto en la historia para un argentino, la selección quedó para New York Knicks y de inmediato fue traspasado a Minnesota Timberwolves, en donde Pablo Prigioni es parte del staff técnico. Una franquicia a la que Bolmaro, cuenta en la charla, deseaba ir antes de celebrarse el Draft. Pero sabe que su formación está en pleno desarrollo, por eso es que se quedará un año más en Barcelona y después buscará dar el gran salto a Minnesota.
–¿Lograste darte cuenta de todo lo que pasó?
–Te juro que todavía no. No caigo. Pasan las horas y no puedo parar de reírme de la felicidad. Es algo que imaginaba, que soñaba, pero vivirlo es algo que no lo puedo terminar de explicar. Lo hablaba con mi familia, lo hablo ahora con vos y no puedo manejarlo.
–¿Qué llamados recibiste que te impactaron?
–Algunos de los muchachos de la Generación Dorada me escribieron y me pone muy contento que ellos estén pendientes de mi proceso. Es una alegría que eso pase, pero te juro que no lo puedo creer.
–Acá en la Argentina están impactados con que fuiste campeón nacional en atletismo.
–Desde los 5 años que arranqué, mi hermana ya se entrenaba. Y lo hice hasta los 15 o 16 años, hasta hace poco si te ponés a pensar. Pero fue muy importante para ayudarme con la coordinación y la destreza para saltar. Estoy agradecido de haber practicado atletismo. Hacía 110 con vallas porque es una especialidad muy técnica, me sirvió para mis desplazamientos y además hacía salto en largo y en alto. Todas esas pruebas me dieron un plus en mis movimientos.
–¿Cómo fue ese momento en que te eligen los Knicks e inmediatamente te traspasan a Minnesota?
–¡Estuve con las dos gorras! Jajajaja. Primero me puse la de los Knicks y entonces me dicen "te traspasaron a Minnesota". Y la verdad que estoy muy contento y muy feliz de que pueda ir a una gran franquicia, con grandes jugadores como Ricky Rubio y mirando si renueva Juancho (por el pivote español Hernán Gómez). Y con Pablo Prigioni en el staff técnico. Va a ser una gran franquicia para mí.
–Si hubieras querido planificarlo, no te salía tan bien...
–Pablo, en el staff, los jugadores españoles en el equipo, el presidente de la organización es colombiano (Gersson Rosas)... Al principio va a ser todo genial y después me voy a adaptar y voy a dar el máximo de mí en cada entrenamiento y en cada oportunidad. En una cena le dije a mi representante: "Quiero ir a Minnesota". Fue una charla informal y mirá ¡salió como quería! No caigo.
–Recibiste un montón de cosas de la NBA...
–Me mandaron gorras, auriculares, parlantes, un mueble hermoso. Una locura todo lo que mandaron acá a Barcelona. Vamos a ver si podemos llevarlo a la Argentina y dejarlo en mi casa.
–¿Cómo reaccionaron tus compañeros de Barcelona?
–Me escribió Nikola (Mirotic) que está todo el día diciéndome "culeao". jajajaja. Es genial todo lo que pasa en el club, nos apoyamos entre todos, es como una familia jugar en ese equipo. Estaban todos muy contentos. Me felicitaron antes del Draft y también lo hicieron ahora. Es hermoso todo.
–Pepe Sánchez te explicó qué es la NBA, Nikola Mirotic y Alex Abrines te hablan en Barcelona.. ¿Vos qué te imaginás de todo el mundo NBA?
–Todos me hablaron, me contaron, me explicaron, me dieron detalles, pero te juro que vivirlo es otra cosa. Me cuesta muchísimo decir qué me pasa por la cabeza. No logro ponerlo en palabras. Es una felicidad que no puedo manejar. Desde chico fui creciendo y mirando a Manu (Ginóbili), seguía la NBA y ahora tener esta oportunidad de ser drafteado es un sueño que me cuesta creer. Manu me inspiró mucho. Es una lástima que ya no esté en la NBA.
–¿Ya hablaste con Pablo Prigioni?
–Sí, estuvimos charlando un rato. Me dijo que está muy contento. Vamos a ver qué pasa ahora, tengo que definir si me quedo un tiempo en Barcelona o voy directo a Minnesota. Lo voy a charlar con mi familia y con mi representante.
–Te marcan como un jugador al que le gusta mucho trabajar…
–Me encanta aprender. Siempre escucho a todos los que me acercan sugerencias para evolucionar en mi juego. Siento que todo me ayuda a creer. Me entreno cada día como loco y entiendo que eso me tiene que ayudar para poder estar en la NBA. Me encanta medirme con los mejores. Por eso voy a trabajar como loco para poder tener esa chance. Tengo que mejorar muchas cosas.
–¿Sobre qué vas a trabajar especialmente?
–¡Con todo! Tengo que pulir todo. No puedo quedarme con lo que tengo. Seguir evolucionando es lo que me va a dar más chance de jugar en cualquier equipo.
–La gorra de Minnesota, ¿dónde la dejaste?
–Dormí dos horas, pero con la gorra de Minnesota puesta. ¡Pero claro, cómo no! Es una locura todo esto. Le voy a mandar todo a mi papá, el mueble y las 30 gorras.
–Puede ser una NBA con dos cordobeses, porque Facundo Campazzo está a un paso.
–¡Ojalá! Imaginate todos los cordobeses. Es otro país Córdoba. Jajajaja.
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