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Las desventuras del peor propietario de la historia de la NBA y la maldición de las Teddi-Bears
Ted Stepien fue dueño de Cleveland Cavaliers durante tres temporadas (perdieron 180 de 246 juegos); fue el creador de las polémicas porristas y un grave error que él puso en práctica creó una regla con su nombre
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La NBA está repleta de historias maravillosas y de excelencia en sus 75 años. Hechos, jugadores, personajes. Y así como algunos dejaron marcas indelebles, otros son recordados precisamente por lo opuesto. Ted Stepien, por ejemplo, está considerado uno de los peores propietarios de la historia del deporte estadounidense.
El sitio The Athletic publicó un interesante recorrido sobre la vida y obra de de este hombre, que logró comprar el equipo de Cleveland Cavaliers por apenas dos millones de dólares y que en las tres temporadas que duró como dueño, hizo estragos memorables. La historia recuerda anécdotas tan insólitas como divertidas. Tragicómicas.
El propietario de los Cavaliers fue tan malo en su trabajo que la NBA tuvo que rehacer algunos segmentos de su normas. Y a una regla en particular, hasta le puso su apellido. Los Cavs tenían que organizar ese año el All Star. Por precaución, el entonces comisionado de la NBA, Larry O’Brien, le impidió manejar el evento. Se hizo cargo de casi todo. El único evento previo que le permitió organizar a Stepien fue un almuerzo. En esa reunión, O’Brien fue recibido por una “mascota” de los Cavs que estaba comiendo latas de cerveza y encendiendo petardos.
Un equipo desastroso
Deportivamente, todo fue aún peor. Los Cavs perdieron 180 de los 246 juegos en la era Stepien. Y fueron los últimos en la NBA en asistencia de público en dos de esas tres temporadas, y penúltimo en la otra. En la temporada 81/82 perdió los 19 últimos partidos de la temporada regular, y junto con los 5 primeros de la siguiente, completaron la mayor racha negativa de la historia de la liga: 24 derrotas seguidas.
Como propietario del equipo de Cleveland, Stepien, quien murió en 2007 a los 82 años, utilizó a seis entrenadores en tres temporadas, incluido Chuck Daly, que luego ganaría dos anillos con Detroit Pistons y terminaría siendo el primer entrenador de la historia del Dream Team. Pero con Stepien, no duró ni una temporada. A lo largo de esos tres años, 44 jugadores usaron camisetas de los Cavs para Stepien, un número enorme. No solo eso. Vendió todas las elecciones del draft de primera ronda de 1982 a 1986 por pocos dólares, un error que llevó a la liga a intervenir y promulgar la “Regla Stepien”, que evita que los equipos intercambien selecciones de primera rueda del draft en temporadas consecutivas. Una de las selecciones que cambió resultó James Worthy que, junto con Magic Johnson y Kareem Abdul Jabbar, inauguró por esos años la era del Showtime, con los Lakers. En resumidas cuentas, el pobre de Stepien no acertó una.
Lejos del básquet también fue un fracaso. Durante su primer verano como propietario, el 24 de junio de 1980, citó al público a una presentación de un equipo de sóftbol que había comprado. La gente esperaba al pie del imponente Terminal Tower de Cleveland. Desde la posición más alta, a unos 215 metros de altura, comenzó a lanzar pelotas de softbol. Quería conseguir publicidad. La idea fue pésima: al menos dos personas resultaron heridas y los espectadores terminaron corriendo, tratando de evitar que una de esas pelotas les rompiera la cabeza.
Abucheadas por 25 dólares
Apenas un mes después de la lluvia de pelotas de softbol, Stepien realizó las primeras pruebas para las Teddi-Bears. Era el verano de 1980. Un periodista del diario Akron Beacon Journal contactó a Stepien, por entonces apenas conocido como un magnate de la publicidad, para entrevistarlo cuando recién había comprado a los Cavs. Quería escribir un perfil suyo. “Venite a mi casa el domingo, después de ir a misa”, le dijo Stepien al periodista Sheldon Ocker. Y le agregó un comentario que lo dejó perplejo: “Y nos vamos a la pileta a ver pornografía”.
Ocker nunca llegó a la piscina de la casa de Stepien. Cuando llegó, ni siquiera estaba en su casa, aunque había dejado un mensaje. “Lo estoy esperando en un club nocturno aquí a pocas cuadras de mi casa”, le aclaró. Era de día, así que el lugar estaba cerrado, pero Ocker igual entró. Stepien evaluaba a docenas de mujeres jóvenes bailando en un escenario. Estaba eligiendo a las Teddi-Bears, un grupo de baile que Stepien quería que participara en los entretiempos de los partidos para distraer al público. Su esposa entrenaba al grupo. una de sus propias hijas, Nancy, de 19 años, que por entonces cursaba su primer año en la universidad de Kent State, tuvo lugar entre las bailarinas.
“Nancy fue la cosa más hermosa que jamás hayas visto”, le dijo a The Atlantic Shirley Morgenstern, exintegrante de ese grupo de bailarinas. Y agregó: “Ella era modelo y concursante de belleza”. “Vinieron a verme para hacer la coreografía de su rutina de baile para el certamen de Miss Ohio. En ese momento, Ted sabía sobre las porristas de los Cowboys. Me preguntó si estaría interesado en formar algo similar. Pero fue claro: ‘Quiero que bailen, no que salten’”.
La prueba fue en el club nocturno Rare Cherry. Se presentaron cientos de mujeres. Ocker contó que Stepien manejaba el concurso como si fuera un show televisivo. Incluso haciendo preguntas del estilo “¿Cuál es tu signo?” y “¿Cuál es tu color favorito?”. El límite fue cuando le consultó a una mujer si alguna vez iría a una playa nudista. Cuando la mujer respondió que podía ir con su marido, Stepien respondió, nervioso: “No dije nada sobre un marido”.
Cuando Stepien hizo una primera selección, uno de los jueces le señaló que había seleccionado a todas mujeres blancas. Alertado sobre ese error, Stepien empezó a gatear por el suelo, buscando las fichas que previamente había descartado, para releer los nombres de mujeres afroamericanas. “Había una que tenía buenas tetas y un bonito culo. Creo que era negra. Está seleccionada”. Finalmente, tres afroamericanas integraron aquel primer plantel de 35 Teddi-Bears.
A comienzos de los 80, en tiempos donde se destacaban Las Lakers Girls y las porristas de Dallas Cowboy, las Teddis no tuvieron la misma suerte. Cada número que ellas interpretaban fue descartado de la transmisión del All-Star Game. En su lugar, la TV estadounidense promocionó novelas. Las chicas fueron abucheadas con frecuencia. No por ellas, sino por las malas actuaciones del equipo y de su dueño.
Ser una Teddi-Bear significaba bailar en una cancha semivacía y, en medio de una nueva derrota de los Cavs (promediaban 3900 espectadores en un estadio en el que entraban más de 20.000). Bailar para casi nadie y ser abucheadas por 25 dólares por juego. Incluso, también significaba posar para una sesión de calendario con pieles y bikinis.
El 16 de abril de 1982, cuando la segunda temporada de Stepien como dueño de los Cavs terminó, el columnista Doug Clarke de The Cleveland Press criticó a las Teddi-Bears. Bajo el título “Los osos Teddi son una raza que desaparece”, Clarke informó que seis ex bailarinas firmaron una carta acusando a la franquicia de “falta de profesionalismo, promesas incumplidas, rutinas de baile anticuadas, reglas que no se cumplieron y falta de respeto”. Las mujeres también mencionaron casos de racismo y comentarios sexistas.
Stepien se defendió. Argumentó que las declaraciones eran falsas y difamatorias y demandó al periódico por dos millones de dólares. Mas tarde, desestimó su denuncia, pero antes había echado al periodista de las instalaciones del equipo y le negó la credencial de prensa.
“Mucha gente, cuando escucha que yo fui una Teddi-Bear, se queda asombrada por eso”, dijo Diane Savelli, de 68 años, una de las nueve ex bailarinas que hablaron con The Athletic para contar la historia. “Fueron muy malos años de la franquicia. La gente quería la cabeza de Ted en una bandeja. Pase lo que pase, éramos parte de un equipo perdedor. Y a Cleveland no le gustan los equipos perdedores“.
Stepien vendió los Cavs a la familia Gund en 1983 por US$ 20.000.000. Al año siguiente, compró los Toronto Tornados, de la ahora desaparecida Continental Basketball Association. En el primer partido bajo su conducción, en el entretiempo, se presentó un grupo de baile que se llamaba las Teddi-Bears.
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