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La peor cara de la NBA: los fanáticos volvieron a los estadios y parecen estar fuera de control
En los últimos días se dieron varios hechos violentos de los hinchas contra los jugadores: le tiraron un botellazo a Kyrie Irving, le arrojaron pochoclos a Russell Westbrook, escupieron a Trae Young y un aficionado intentó ingresar a la cancha en el juego entre Washington y Philadelphia
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Si se piensa en términos de show y negocio, la NBA está en el primer escalón. Por lo tanto, imaginar un escenario en el que esa fórmula se vea afectada resulta imposible. Sin embargo, en las últimas semanas se sucedieron algunos hechos que dejaron una imagen incómoda y que preocupó a los dueños. El regreso del público a los estadios tuvo algunos desbordes muy poco habituales en el ámbito del deporte norteamericano.
No por cuestiones epidemiológicas, sino porque se observó un llamativo nivel de hostilidad de los fanáticos para con los jugadores. Trae Young, Russell Westbrook, Kyrie Irving y Ja Morant, sufrieron agresiones desde las tribunas y en el juego entre Philadelphia Sixers y Washington Wizards tuvieron que detener a un hincha que intentó ingresar a la cancha.
Las tensiones comenzaron a advertirse en la serie que llevan adelante New York Knicks y Atlanta Hawks. Con más de 15 mil aficionados, el Madison Square Garden se convirtió en un foco de atracción por la vuelta masiva del público a la NBA (en otros estadios ya habían retornado, pero no en esa cantidad). La primera señal llegó cuando todo el estadio insultó a Trae Young en cada una de las intervenciones de la estrella de Hawks. Lejos de calmar los ánimos, el alcalde de la ciudad, Bill di Blasio, en una conferencia de prensa convocada para dar un reporte sobre el coronavirus, apareció con una gorra de los Knicks y, sin mediar pregunta, le dejó un mensaje a Young: “Trae, esto es un mensaje para ti y para la gente que quiere que el baloncesto se juegue de la forma correcta: deja de buscar faltas. Hasta Steve Nash ya dijo que ‘esto no es básquetbol’”.
El comentario inesperado del alcalde se trasladó nuevamente a las tribunas. Una de las cámaras de la transmisión oficial captó el momento en el que un aficionado, ubicado en la segunda fila que está a pie de la cancha, escupió a Trae Young. Derrick Rose, una de las figuras de los Knicks alcanzó a ver eso e hizo un gesto evidente de desaprobación. La estrella de Atlanta lo advirtió, pero eligió ni inmutarse.
“Investigamos el caso y determinamos que el individuo, quien no tiene abono de temporada, escupió a Trae Young. Nos disculpamos con Trae y toda la organización de los Atlanta Hawks por el comportamiento del aficionado. Eso fue totalmente inaceptable y no volverá a ser admitido en nuestro estadio. Hemos enviado la información a las autoridades”, aseguraron los Knicks en un comunicado.
En la serie que se disputa entre Sixers y Wizards, las cosas parecen estar fuera de control. Primero, sufrió las consecuencias Russell Westbrook. Cuando iba de camino al vestuario luego de torcerse el tobillo, durante el segundo partido de la postemporada, un espectador le arrojó pochoclos cuando estaba en la boca del túnel. La figura de Washington se dio vuelta para enfrentarse al agresor, pero varios hombres de seguridad lo contuvieron: “Para ser honesto, esta mierda se está yendo de las manos. Especialmente para mí. La cantidad de falta de respeto, los fans haciendo lo que se les ocurre, es algo fuera de control. Hay cosas específicas que cruzan la línea, como por ejemplo, un tipo que me tira pochoclos en mi cabeza”, dijo Westbrook en la conferencia de prensa tras del partido.
Y en el cuarto partido, la situación todavía se puso más tensa en Washington. Es que un aficionado intentó ingresar al campo de juego cuando estaba terminando el tercer cuarto. La seguridad del estadio alcanzó a detenerlo, ya que lo derribó dentro de la cancha, debajo de uno de los aros. Tan sorprendente resultó esta situación que hay imágenes de Dwight Howard, el pivote de los Sixers, se queda perplejo mirando cómo detienen al fanático que se retiró esposado del estadio Capital One y le levantaron cargos ante el Departamento de Policía de DC.
No se detuvo allí el desborde. En el cuarto juego de la serie de la primera ronda de los playoffs en el que se impone Brooklyn Nets por 3-1 sobre Boston Celtics, también un aficionado reaccionó violentamente contra Kyrie Irving, que había acusado de racistas a los fanáticos de los Celtics. Un hincha, en la noche en la que el TD Garden de Boston abrió sus puertas después de 448 días y con 17 mil personas en el estadio, le arrojó una botella al base de los Nets que le pegó en la cara. “Es lamentable que el deporte haya llegado a este tipo de situaciones en las que se ven resurgir viejos hábitos ... un racismo subyacente en el que las personas son tratadas como animales de zoológico”, aseguró Irving al ser consultado sobre el ataque que sufrió cuando dejaba el TD Garden.
Y agregó: “Es demasiado, y es un reflejo de nosotros como un todo cuando tienes fans actuando así. Espero que la gente aprenda la lección de haber sido prohibida durante muchos años, de ser arrestada. Pero siempre habrá una ocasión, así que...”. Uno de los directivos de la franquicia aseguró que iban a apoyar y ayudar a la policía mientras investigaran el incidente: “No vamos a tolerar ninguna violación de nuestros códigos de comportamiento y el responsable podría ser vetado de por vida del estadio”.
En Salt Lake City, también todo se fue de control. Tres simpatizante de Utah Jazz hicieron comentarios racistas hacia los padres de la estrella de Memphis Grizzlies, Ja Morant, durante el segundo juego de su serie. Tras ese juego, el base contó en sus redes sociales lo que sufrieron sus padres y las cosas que les dijeron: “Te tiraré cinco centavos por la espalda para que verte bailar”. Y cuando los padres iban hacia la salida del estadio, les gritaron: “Cierra la puerta, perra”. Los directivos de Utah Jazz reaccionaron inmediatamente y prohibieron la entrada de por vida a estos aficionados: “Utah Jazz tiene cero tolerancia con este tipo de comportamientos. La seguridad del pabellón intervino y como resultado de la investigación hemos prohibido la entrada a estos aficionados de forma indefinida. Nuestras disculpas a todos aquellos que se vieron afectados por este desafortunado incidente”, publicaron en un comunicado.
Este tipo de situaciones parecían haber quedado en el olvido y lo saludable es que los jugadores no reaccionan ante semejantes cosas. Es que la NBA sufrió muchísimo por este tipo de cuestiones. Hubo un hecho que cambió la competencia. El 19 de noviembre de 2004, una pelea entre Ron Artest y Ben Wallace, en un juego entre Indiana y Detroit Pistons, en el Palacio de Auburn Hills, se trasladó a la tribuna, un fanático le tiró un vaso de gaseosa a Artest y se convirtió en una batalla campal entre jugadores y aficionados. Se lo recuerda como uno de los bochornos más grande de la historia de la NBA.
Los jugadores, en estos casos, no respondieron agresiones. El regreso del público a las canchas supone siempre un motivo de celebración. Para el negocio, pero también por el colorido que genera en el juego. Tal vez tanta espera hizo que se traspasaran límites. La NBA tomó nota y respondió. Pero eso no significa que no siga preocupada por esta serie de eventos inesperados.
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