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Jeremy Lin, de desconocido a nuevo ídolo
Nadie lo quería, estaba relegado y, de pronto, revolucionó el certamen y a Nueva York; un caso atípico y propio de una película.
¿Qué será de la vida de Jeremy Lin? Muchos ya conocen su increíble historia, la más fulgurante, mediática, explosiva y sorprendente que haya sucedido en poco más de medio siglo de NBA. Digna de un libro (seguramente se escribirán varios) o de una película del mejor estilo norteamericano, de ésas en las que un desconocido muchachito, un auténtico Don Nadie , despreciado constantemente por sus valores deportivos, se convierte en pocos días en un simpático héroe y centro absoluto de la atención pública nada menos que en el ombligo del planeta, la cosmopolita Nueva York, dentro de la Catedral del básquetbol mundial, el mítico Madison Square Garden, y en uno de los equipos más emblemáticos de la competencia: los Knicks. Una franquicia que tiene como hincha más reconocido a uno de los grandes directores de cine, el singular y excéntrico Spike Lee.
Su fanático número uno desde la primera fila de plateas del Madison será seguramente el encargado de filmar y recrear la insólita carrera de este joven de 23 años, nacido en Estados Unidos, pero hijo de inmigrantes taiwaneses -como lo denotan sus típicos rasgos asiáticos-, que para muchos fue sólo un "tragalibros" o "ratón de biblioteca" que logró terminar su carrera universitaria en la prestigiosa Harvard con excelentes notas.
¿Cómo seguirá su historia? ¿Podrá continuar en el centro de la atención e incrementando su fama, que ya mueve millones de personas en Estados Unidos y parte de China. Que en un solo día, el 10 del actual, después de anotar 38 puntos ante los Lakers, cosechó 150.000 seguidores en Twitter, recibió infinidad de ofertas de publicidad, fue tapa de los principales diarios norteamericanos, pobló los noticieros con su imagen, logró que los Knicks le garantizaran el contrato y no pudo parar de atender a cardúmenes de prensa que colmaron cada entrenamiento. Y ayer ocupó la tapa de la edición asiática de Time , nada menos y por si faltara algo.
Jeremy Lin es un enamorado del básquetbol, que nació en Los Ángeles (23/8/1988) y se mudó muy pronto con sus padres a San Francisco, donde cursó estudios secundarios en un instituto de Palo Alto cuya actividad deportiva nunca había resultado importante. Sin embargo, con Lin al frente del equipo, ganó el torneo de California destronando a la hegemónica escuela Mater Dei, ganadora de 28 títulos en 30 años. Pese a que terminó con las mejores estadísticas (15 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes y 5 robos por juego), ningún reclutador de universidades se fijó en él y por eso, aunque buscó y buscó, jamás logró la ansiada beca deportiva para continuar su carrera en el siguiente nivel, la NCAA. Lin soñaba con ser parte del equipo de UCLA, una universidad de su estado, California, destacada en básquetbol.
Tuvo, entonces, que resignarse y pagar sus estudios. Se inscribió en Harvard, donde van los nenes bien o grandes cerebritos, para recibirse de importantes hombres de negocios. Su coeficiente mental y esfuerzo en los estudios le daba chances para progresar allí. Un lugar donde el deporte casi no existe, o al menos no es trascendente y que participa en una de las más despreciadas divisiones de la NCAA, la Ivy League.
Sólo tres basquetbolistas procedentes de Harvard llegaron a la NBA y ninguno pudo permanecer por más de tres años. Un dato que lo dice todo. Sin embargo, Lin quería hacerse conocer y utilizó su dominio mental del juego y del equipo para convertirse en uno de los mejores bases de la nación en ese nivel universitario. Y aunque el periodismo habló de él, sus números volvieron a ser valiosos e integró el equipo ideal para algunos medios periodísticos, ningún ojeador de talentos le propuso jugar en la NBA. Ni siquiera figuró entre los elegibles del draft de la NBA de 2010. Los scouting se fijaban en su físico: no es alto (mide 1,91 metro), no es rápido, no salta mucho, no tiene grandes músculos, no es habilidoso y, además, es descendiente de asiáticos. Es decir, no es un auténtico prototipo del jugador norteamericano ni viene de destacarse en Europa.
Demasiadas contras. Sólo Donnie Nelson, de Dallas, le dio una oportunidad, pero tras jugar amistosos, recayó en Golden State Warriors, también sin suerte. En la temporada pasada sólo jugó 29 partidos, con un promedio de 2.6 puntos y 1.4 asistencias, en 9.8 minutos de promedio. ¿Quién lo iba a llamar para esta temporada?
Los Knicks le dieron una chance, pero rápidamente lo congelaron entre los suplentes. En diciembre jugó 5 partidos, 15 minutos en total y anotó 8 puntos. En enero subió a 41 minutos y 28 tantos. "¿Qué hacemos con este chico?", se preguntaron en New York. Y lo excluyeron del equipo. Lo enviaron a la Liga de Desarrollo, a la subsidiaria de los Knicks, el equipo de Erie BayHawks. Al destierro, pordría decirse. ¡Adiós Jeremy Lin y tu sueño de ser un buen NBA! Pero en el primer y único partido que jugó allí, el 20 de enero, fue la figura excluyente. Dibujó un fantástico triple doble en las estadísticas: 28 puntos, 11 rebotes y 12 asistencias.
Paradójicamente, en esos días a New York se lesionaron sus dos máximas estrellas, por las que hace un año pagan millones de dólares para tratar de reverdecer los buenos tiempos y volver a hacer del Madison la gran catedral. Carmelo Anthony y Amare Stoudemire quedaron afuera. Tampoco había logrado volver Baron Davis. Faltaban jugadores. "Que regrese Lin", dijeron. Sólo que esta vez lo probarían mejor, le darían más minutos de juego.
El 4 de este mes comenzó su escalada y empezó a cobrar notoriedad. Una increíble notoriedad. Frente a New Jersey jugó 36m y sumó 25 tantos, más 5 rebotes y 7 asistencia. Con Utah, 28 y 8 asistencias, en 45m. Ante Washington 23 y 10, en 36m. Hasta que los Lakers aterrizaron en el aeropuerto de Nueva York, el 10 del actual. "¿Qué sabes de Jeremy Lin?", le preguntaron a Kobe Bryant. "No sé de qué me hablan... ¿quién es?", preguntó la estrella de los Lakers. Horas después, en un partido que pudo verse por ESPN en la Argentina, el asiático come libros de Harvard deslumbró hasta límites inimaginables y despertó una fervorosa Linmanía entre todos los hinchas de los Knicks. Fue el rey del partido, el héroe, destronando por una noche a Kobe. Logró 38 puntos y 7 asistencias, en 39m. Volvió locos a todos. Spike Lee festejó de parado al borde del parquet casi todas sus fantásticas acciones.
Al otro día, la NBA se había transformado en un solo foco de atención. Jeremy Lin. ¿Quién es?, ¿De dónde salió? ¿Cómo nadie habló antes de él? En China, el rebote mediático fue infernal. Hasta Yao Ming salió a hablar de él. La NBA, lógicamente, aprovechó su maquinaria promocional en el país que más rédito tiene para bombardear con Jeremy Lin. El tsunami Lin llegó a todas las costas del básquetbol.
"Nunca conocí una historia igual", dijo Landry Fields, el compañero de equipo y amigo que le prestaba el sofá de su casa para que durmiera y viviera allí, porque a Lin no le alcanzaba el dinero para alquilarse un departamento en Nueva York. Tyson Chandler, pivote de los Knicks, agregó: "Me sorprende la confianza con que juega. Domina todo y sabe que nos va a llevar al triunfo".
Tras los Lakers siguieron los triunfos: Minnesota, Toronto y Sacramento. Siete continuados, la mejor racha de la temporada de New York, con Lin al comando y sin las cotizadas estrellas que trajeron para figurar: Melo Anthony y Stoudemire. Tampoco Baron Davis. "Ha sido mi gran oportunidad. Tuve suerte de poder aprovecharla. Pero este es un proceso largo que tengo que saber mantener. Trataré de llegar lo más alto que pueda", fue una de las reflexiones más difundidas de Lin.
Anteanoche se cortó la seguidilla y los Knicks cayeron ante New Orleáns 89 a 85, pese a otra buena actuación del nuevo ídolo.
¿Qué será ahora de la vida de Lin? En los próximos días los dueños del equipo, actores principales y acaparadores de casi todos los tiros, Anthony y Stoudemire, regresan al quinteto titular. Baron Davis estará disponible también y acaban de contratar los Knicks a JR Smith. Entre los cuatro suman 38 temporadas en la NBA. No son desconocidos ni unos Don Nadie como lo era Lin. Y seguramente reclamarán su lugar, su tiempo de juego, su predominio en el equipo. ¿Qué pasará con Lin? La historia continúa. Su película igual seguirá armándose y China mantendrá la fiebre por el nuevo ídolo deportivo.
Sea lo que sea, el hombre de negocios recibido en Harvard, Jeremy Lin, acaba de abandonar el sofá de Fields y alquilar un departamento en las afueras de la Gran Manzana, en Greenburgh, pero también ya contrató los servicios de la agencia literaria Richard Abate para contar la otra historia. La suya. Que seguramente tendrá más detalles inimaginables y sorprendentes que esta misma que acaba de redactar.
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Los puntos que le hizo a los Ángeles Lakers en su noche más importante, cuando eclipsó nada menos que a Kobe Bryant
LINSANITY SU MARCA REGISTRADA
En EE.UU., el furor por Lin se llama "linsanity" (un juego de palabras por "insania" y "Lin"), y el base ya empezó gestiones para registrar el vocablo y explotarlo.
LOS NETS GANARON EN CHICAGO
Ayer se produjo un resultado casi impensable en la NBA: Chicago Bulls, líder de la Conferencia del Este y poseedor de la mejor marca de la liga (ahora, 25 triunfos y 8 reveses), perdió contra uno de los más flojos, New Jersey Nets (9-23). Y como local. Y por 12 puntos: 97-85. Un atenuante tuvo el equipo de Illinois: por decisión del entrenador, no actuó el base Derrick Rose, una las máximas figuras de la NBA y MVP de la serie regular el año pasado.
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