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Desde el centro de la pandemia. El crudo relato de los basquetbolistas argentinos en Italia
"Acá, a nuestro alrededor hay 100 o 150 muertos por día. En Bérgamo, que está a una hora de auto de mi casa y donde viví hace un año, hay 10 páginas de necrológicas todos los días en los diarios locales. Es gente mayor, es fácil imaginar que podrían ser nuestros padres o nuestros abuelos".
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Hay una cadencia en el relato que no se condice con el contenido. Se advierte que intenta transmitir calma: Mario Ghersetti vive en Italia desde 2001, es un laburante del básquetbol que pasó por 10 equipos de la Lega, la primera división. Ahora juega en la Legadue, es el capitán de Pallacanestro Mantovana y está en una zona de riesgo por los estragos que sigue causando el coronavirus: "Estoy en Mantova, en la Lombardía, en la región más afectada. En Italia hay más de 40.000 casos y solo en esta región hay más de 23.000. Fue declarada zona roja. Vivo con Martina, mi mujer, y ya hace siete días que no salimos ni de la puerta de la casa. Nos veíamos venir que esto podía pasar, así que hicimos una mega compra en el supermercado y ni nos asomamos. Gracias a Dios podemos evitar salir".
Mario tiene un tono de voz cargado de optimismo. Algo parecido se escucha de otros compatriotas que juegan en el Viejo Continente: Bruno Cerella, en Venecia, Marcos Delía, en Bologna, Nicolás Richotti, en Fuenlabrada (España) y Juan Pablo Vaulet, en Manresa (España). Ellos permiten comprender un poco mejor la delicada situación que viven los países en los que les toca trabajar. De la misma manera que el silencio que les sugirieron los departamentos de prensa de Real Madrid a Facundo Campazzo, Nicolás Laprovittola y Gabriel Deck y el de Baskonia a Luca Vildoza y a Patricio Garino son una buena medida para advertir qué aires se respiran por allí.
Uno de los puntos de inflexión para la suspensión de la Liga ACB de España fue la confirmación del positivo de coronavirus que dio Trey Thompkins, el estadounidense que juega en Real Madrid. Así lo contó en su podcast (Hola! Qué tal, Cómo estás?) el base de la selección, Nico Laprovittola: "Un poco que nos arrepentimos de haber aceptado ir a jugar a Milán. Está claro que Trey se contagió ahí de coronavirus y no en el mercado de acá a la vuelta. Por eso digo que no fue una buena decisión haber ido a Milán, porque estaba todo cerrado. Cuando llegamos al aeropuerto no había nadie, no salían las valijas porque la gente no quería trabajar…".
Cada testimonio potencia la incertidumbre que viven estos deportistas en Europa. A los 38 años, con el retiro del profesionalismo acercándose, Ghersetti ve las cosas desde el lugar que ocupó siempre: es un laburante, hijo de un herrero, que no necesita de catástrofes así para sentir el pulso de la calle. "Nosotros respetamos el aislamiento, pero no todos lo hacen. Ayer, acá pusieron 7000 multas, algún que otro intendente salió a la calle a mandar a la gente a sus casas. Hay mucho movimiento para evitar que la gente salga. Se han unido las fuerzas políticas, incluso las que se odian, donan dinero y colaboran para ayudar a los más complicados", cuenta este tandilense que se construyó a sí mismo desde que en aquel lejano 2001 dejó el básquet de ascenso para mudarse a un país en el que no era capaz de hablar una palabra. Un país que ahora también es suyo.
La experiencia de Cerella, que juega en Reyer Venezia, campeón de la Liga en 2019 y de la Copa Italia en 2020 y dueño de dos títulos con Olimpia Milano (2014 y 2016), es similar: "Yo estoy en casa, dedico mi tiempo a leer, hago cosas que no siempre hago, como FaceTime con familiares y amigos. Durante el día voy solamente al supermercado a hacer las compras. Primero hay que descargar un formulario desde Internet, en esa planilla tenés que poner la dirección de tu casa y la dirección hacia dónde te dirigís por si te para la policía. No es complejo. Hay que tener la cabeza positiva y los argentinos tienen que pensar así. Que comprendan que no es un momento de vacaciones, sino uno para ser responsable y serio. Si todos respetamos las normas y cumplimos nuestro rol, seguro el período de aislamiento será más corto".
La preocupación de Cerella se extiende más allá de Italia, ya que él tiene academias de básquetbol en África (dos en Kenia y dos en Zambia) con las que ayuda a sacar a los chicos de las calles y los alimenta: "En África los casos están aumentando y estamos muy preocupados porque los sistemas sanitarios seguramente no están preparados para una pandemia y las personas están muy expuestas a contagios... En algunos lugares no tienen ni siquiera la posibilidad de contar con un alcohol en gel o un barbijo".
La voz de Marcos Delía, el pivote subcampeón del mundo con la Argentina que juega en Virtus Bologna denota la lógica inquietud: "El club se está ocupando de nosotros, nos dijeron que no entrenemos en grupos, apenas lo hacemos de a tres, pero solo compartiendo plan de trabajo. Nadie cree que termine esta cuarentena el 3 de abril, sino que todos creen que se va a prolongar un mes más. No tenemos ni idea cuándo va a empezar la Lega, cuándo va a comenzar la Eurocup, si se van a hacer los Juegos Olímpicos… Así que lo peor es la incertidumbre. Hay que tener paciencia y calma".
Desde Fuenlabrada, las vivencias del base argentino Nicolás Richotti ponen en contexto lo que se vive en España: "Está siendo todo una locura. El gobierno declaró el estado de alarma. Solo puedo salir a hacer una compra al supermercado y sacar al perro a la calle un ratito. Esto creció de un día para el otro de una manera increíble. En un principio se lo tomó con poca seriedad, me incluyo, y de un momento para el otro se disparó el contagio. Entiendo que si hubiéramos tomado las medidas necesarias no tendríamos que estar lamentando tantas complicaciones".
También lo que pasa en Madrid vale como referencia para comprender mejor. Lo que contó Laprovittola en su podcast es significativo: "Con Delfina (su novia) estamos metidos en casa, esperando que pase el tiempo y se hace cada más lento. Todavía no crucé la puerta de mi casa. No quiero ni hacerlo. Estamos comunicados con el equipo y con el médico del plantel vía Whatsapp y cualquier cosa que nos pase tenemos que comunicarnos con el doc. Y si lo amerita, vienen a tratarnos. Sólo nos van a hacer el control de coronavirus si es necesario. Nos tomamos la temperatura dos veces al día, a las 10 y a las 15, y gracias a Dios los dos estamos bien".
Juan Pablo Vaulet trata de pasar las horas en Manresa de la mejor manera posible. Está solo y toda su familia está en Córdoba: "Me siento bien, estoy encerrado en mi casa hace 5 días y todo es por tiempo indefinido, lo que genera cierta ansiedad porque yo estoy solo acá en España. Es impresionante ver cómo está todo cerrado, salvo las farmacias y los supermercados. En mi casa trato de pasar el tiempo con la lectura o con la vista en la pantalla. Hablo con mi familia y mis amigos, pero se hacen largos los días".
Si bien las cuestiones sociales son las que dominan la escena, sus trabajos también están en el centro de la cuestión y la preocupación por no saber qué va a pasar en ese punto también los mantiene alertas: "El 26 de marzo se reúne la Federación de Italia para ver cómo sigue esto, pero lo que más se rumorea es que se va a terminar el campeonato. Ahí comienza una charla entre jugadores y dirigentes, porque si se suspende por fuerzas mayores hay que ver qué sucede con los salarios. Imagino que hay que arreglar con los clubes, porque hay que ser justos y no se puede pretender cobrar todos los sueldos con todo lo que está pasando. Hay que ayudar de ambas partes", relata Ghersetti.
Y Marcos Delía aporta también información en ese sentido: "No sabemos qué van a pasar con los contratos, si se van a cobrar todos, sólo una parte o cómo va a ser. Supe que algunos extranjeros ya rompieron los suyos, pero son los que juegan en equipos que no se clasificaban para playoffs. Tampoco se sabe si seguiremos en los clubes, ya que la mayoría tenemos cláusulas con opciones en nuestros contratos".
En España la situación no es muy diferente. "La Liga ACB quedó suspendida hasta finales de abril. Estamos expectantes de qué va a pasar cuando termine este estado de alarma. La cancha está cerrada, los jugadores cada uno es su casa y atentos a que decaiga la ola de contagios. Trabajamos con algunas tareas que nos mandan, pero nada más. El gobierno sacó nuevas medidas para regular situaciones laborales, así que iremos viendo qué pasa con nuestros contratos", expone Richotti.
Se mantienen en contacto entre todos. Ghersetti y Cerella se conocen desde hace años, después de batallar por Italia. Lo mismo sucede con Laprovittola y Delía que se comunican por FaceTime y suman en juegos de PlayStation a Richotti. Vaulet se mantiene conectado con amigos. Una situación especial, de incertidumbre, lejos de su patria. En algo coinciden todos: piden que la gente en la Argentina tomen el tema con seriedad.
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