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Talento precoz: Francisco Zustovich, el chico que debutó en la Liga Nacional a los 14 años y emigra a Italia
El contrato de Francisco Zustovich con Orange 1 Basket Bassano no fue firmado en una servilleta como aquel primer acuerdo de Lionel Messi con el Barcelona para poder instalarse tanto él como su familia en la Ciudad Condal. Pero el espíritu del vinculo es el mismo, ya que el equipo italiano consideró que no podía permitirse dejar escapar a quien nació hace poco más de 15 años en Mar del Plata, y quien, con 14 años, hizo su debut y convirtió sus primeros seis puntos en la Liga Nacional con la camiseta de Peñarol, en la derrota 88-64 ante Regatas Corrientes, y se convirtió en el tercer debut más joven en toda la historia del certamen.
Podía haber nacido en otra familia que no sintiera el básquetbol como la suya: su padre Erardo jugó como ayuda base de Lanús a finales de los ochenta; su hermano Eugenio, de 23, es base en Echagüe de Paraná, en la Liga Argentina (ex TNA) y sus hermanas Sofía, de 25, y Martina, de 21, también lo practicaron. O podía no haber nacido en Mar del Plata, una ciudad que respira mar pero también mucho básquetbol, pero hacia allí se mudó su familia en 2003 y él nació el 13 de enero de 2006. Sí, el básquet siempre iba a ser una posibilidad, tarde o temprano.
Su primer contacto con la pelota naranja fue a los tres años, cuando en una de las canchas del club milrayitas practicaban unos chicos de pre mini. Achi, como le llaman a Francisco, irrumpió en la cancha atraído por lo que veía y Osvaldo Echeverría, quien también entrenó a Facundo Campazzo, le dio vía libre para integrarse, aunque la pelota fuese casi de su mismo tamaño: "Esa fue la primera vez que jugué al básquet, ya que yo desde muy chiquito iba a ver los partidos de Peñarol en La Liga Nacional, pero te diría que al básquet lo viví desde que nací", contó Zustovich en una entrevista para LA NACION.
Para Achi, la línea hacia el futuro ya estaba trazada. Sus siguientes 12 años serían a puro básquet en el club del cual es hincha: "Yo creo que me ayudó mucho hacer las formativas en un club tan grande como es Peñarol, uno de los mejores clubes de la ciudad y del país. Es un club muy grande que me aportó muchísimas herramientas para poder lograr lo que me propongo que es jugar al básquet profesionalmente", agradeció, aunque no pierde de vista el estudio, ya que tras haber finalizado tercer año a distancia debido al confinamiento, completará el secundario en Italia. "Sí, primero y principal, mi objetivo es terminar el colegio, ya que está primero la escuela y después el básquet. Creo que cando termine el colegio debería estudiar algo, porque siempre es bueno tener un plan b, una segunda opción porque uno nunca sabe lo que puede deparar el destino y capaz que el básquet dentro de unos años no es mi principal objetivo en la vida y me dedico a estudiar".
–Se percibe por tus respuestas que no sentís presión y que estás disfrutando mucho de jugar al básquet y divirtiéndote...
–Sí, obviamente. Yo creo que un ejemplo de lo que estás diciendo es cuando se armó el revuelo de los 78 puntos. Yo cuando entro a una cancha a jugar al básquet lo primero y principal que pienso es en divertirme. Después obviamente está el ganar, ser buen compañero, jugar bien, pero principalmente es divertirme. Y si yo logro divertirme, yo siento que estoy jugando mejor, me divierto y puedo sacarle frutos a eso.
Zustovich, en Real Madrid
El revuelo del partido de los 78 puntos al que se refiere Zustovich tiene que ver específicamente con la derrota de Peñarol por 113-112 ante Bolívar de Carlos Paz, en un cuadrangular Argentino U13 de Clubes disputado en 2019. La acción que se repite durante gran parte de los 20 minutos que juega es que su equipo recupera o repone el balón desde el fondo, la recibe Zustovich y encara hacia el aro hasta convertir. Mientras estuvo en cancha -cada jugador puede jugar dos cuartos como máximo-, anotó 78 de los 79 puntos de su equipo y tomó 38 de los 40 lanzamientos de Peñarol. Mientras en varios sitios replicaron el impactante registro del marplatense y lo calificaron como hazaña, en otros pusieron sobre la mesa un debate sobre cuál debería ser el objetivo de las categorías formativas.
"La verdad que en esa parte del torneo yo tuve un promedio de goleo muy alto (62.3 puntos), pero yo no llevo la cuenta de cuántos puntos voy, ni cuantos rebotes, ni cuantas asistencias. Yo entro a la cancha y me divierto", explica el base. "Como un competidor intenté hacer todo lo posible para ganar. Y si para ganar tengo que hacer muchos puntos, tendré que hacerlo, y si para ganar tengo que dársela a un compañero que está mejor que yo y tiene ventaja lo voy a hacer, porque tengo la mentalidad de competir y de querer ganar siempre", amplía.
–¿Cómo sentís que viven tus compañeros esta división de roles en la que a vos te viene tocando uno más protagónico?
–Bueno, yo no soy un compañero mío ni estoy en los pies de ellos, pero creo que en un equipo siempre hay roles y siempre va a haber que aceptarlos. Si yo voy a un equipo y tal vez no soy el mejor, tendré que pasar la pelota y hacer jugar a mis compañeros. Yo creo que el deporte en equipo se basa en eso: saber cuál es el rol de cada uno y aceptarlo. Porque si en un equipo tenés a las 12 mejores figuras y ninguno sabe el rol tiene que cumplir, ese equipo no va a funcionar.
–Luego de ese famoso partido, tuviste la chance de hacer una estadía en Real Madrid, donde pudiste jugar la mini Copa del Rey, conocer las instalaciones y compartir momentos con Facundo Campazzo, Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola, ¿qué te llevaste de esa experiencia?
–Obviamente fue una experiencia increíble. Ir a un continente que no conocía, a un país que no conocía, una ciudad tan importante como es Madrid y además las instalaciones y los jugadores, porque tuve la chance de ver un entrenamiento de la primera y para mí era como estar en Disney. Estaba obnubilado por todo lo que estaba mirando en ese momento y tener la chance de hablar con Facu, con Laprovittola, con Deck… Yo les decía "hace cinco meses atrás los veía jugando un mundial y llevando a la Argentina al top y ahora tenerlos al lado mío es un sueño hecho realidad". Volver a hablar con Facu, uno de mis referentes máximos, fue algo increíble y pude aprender muchísimo.
–¿Cómo era tu relación con él en Peñarol y cómo se fue profundizando?
–Cuando tuvo su paso por Peñarol, Facu fue el ídolo y el referente de muchos, y más para la posición en la que yo me estaba desarrollando. Cuando fueron pasando los años y fui creciendo fui mirando también otros referentes. Miraba algo de NBA y veía a Kyrie Irving o miraba algo de Europa y veía a Ricky Rubio, a Chacho Rodríguez. A ese tipo de jugadores. Creo que cuando Facu a Europa y tuvo sus primeros minutos importantes en Real Madrid lo volví a tener como un referente, un ídolo, como lo tenía acá en Peñarol.
–¿En esas charlas te aconsejó más desde lo humano o de lo deportivo?
–Yo creo que hubo un poco de todo, pero me aconsejaron básicamente desde lo humano, porque no era fácil estar lejos de mi familia por más que fueran dos meses o un mes y me dijeron que aprovechara al máximo esa oportunidad que me estaban dando, de estar ahí en Madrid y en el Real Madrid. En lo deportivo, me dijeron que tenía que hacer lo mismo que hacía en Peñarol. Obviamente que no es lo mismo, porque capaz que hay jugadores de dos metros y pico y de mucho nivel. Y claro que había que adaptarse, pero tenía que hacer lo mismo que venía haciendo en mi club y con el correr de los partidos pude adaptarme de la mejor manera.
La experiencia de un mes en España le dio vivencias inolvidables y vitales para aplicar a su carrera, pero la pandemia del coronavirus y el impacto en lo económico impidieron que el vínculo con Real Madrid se afianzara durante 2020 y todo se enfrió. Pero cerca de fin de año, ya habiendo hecho algunos entrenamientos con el plantel principal de Peñarol, estaba viendo el partido entre Inter y Boca por la Copa Libertadores cuando fue avisado de que al otro día debía hisoparse para viajar a Buenos Aires para encontrarse con el equipo. Y si bien se mentalizó por las dudas, descreía de lo que finalmente sucedió el 23 de diciembre ante Regatas Corrientes, cuando el ahora ex entrenador de Peñarol, Carlos Romano, lo mandó a la cancha y anotó seis puntos y un rebote en cinco minutos, convirtiéndose en el tercer jugador más joven en debutar en la elite del básquet argentino, detrás de Cristian Cortes y Alejandro Alloatti, ambos con debuts en Obras.
–¿Ya te habían apalabrado de que se venía tu debut de un momento a otro?
–-Sinceramente no me lo esperaba al debut, sí antes que se fueran a la burbuja tuve unos entrenamientos con ellos pero obviamente era prácticamente un sparring, era pasar la pelota, escuchar, y nada más que eso. Obviamente cuando estaba en viaje nunca pensé que me iba a cambiar y mucho menos que iba a debutar, yo pensaba que era una locura, pero internamente estaba listo por si me tenía que cambiar y entrar. Y me dieron la oportunidad y estoy muy feliz por el debut, me hubiese encantado que fuese con una victoria.
"Es algo increíble poder debutar con el club soy hincha y el que me formé. Son cosas que no se dan todos los días y no a muchos les pasa. Intenté divertirme y disfrutarlo al máximo. Fui un privilegiado de formarme en un club como Peñarol. Gracias a ellos soy el jugador y la persona que soy", valoró Zustovich, a quien desde hacía dos años lo venía siguiendo Giacomo Rossi, manager general de Orange 1 Basket Bassano. Dicho seguimiento les confirmó que el argentino era la pieza que les faltaba para completar una generación 2006 que, según ellos, es la mejor de Europa. Por ello hablaron con su papá Erardo y le ofrecieron no sólo la posibilidad de seguir formándose como jugador de básquet con un contrato- no profesional- en uno de los países más fuertes en basquetbol del viejo continente, sino que también les garantizaron vivienda y viáticos para que Zustovich se pueda instalar con su madre y su padre. Pero lo que convenció definitivamente a la familia fue que la institución prioriza la educación y el jugador a nivel integral, por lo que el chico tendrá la posibilidad de estudiar en un colegio trilingüe y de excelencia para completar el secundario. A la familia la espera Bassano del Grappa para principios de febrero. Por el pase serán depositados en FIBA 2500 euros, para habilitar la transferencia internacional.
–¿Qué sensaciones tenés ante la posibilidad de irte a vivir a Europa?
–Es raro irse de la ciudad, del país, dejar el club en el cual me formé y soy hincha, pero es algo que debo hacer si quiero tener una carrera profesional. Eso requiere muchos sacrificios. Me he perdido salidas, cumpleaños, porque al otro día tenía que entrenar. Yo me puse en la cabeza que mi meta era ser jugador profesional, entonces voy a hacer todo lo posible para lograrlo. Y si tengo que irme a los 15 años a otro lugar, lo voy a hacer porque me lo propuse y siento que estoy capacitado para hacerlo.
El debut en la LNB
–¿Qué sabés del equipo al que vas?
–Por lo que he leído en el contrato y lo que he escuchado, es de las mejores academias que hay en Europa, por eso es una gran oportunidad para mí porque sé que voy a mejorar y me van a dar todo par que yo mejore. Sé que van a comprar una plaza en la A2, lo que sería una segunda división, y me dijeron que voy a tener unos minutos en esa liga, que es como una especie de TNA, así que muy contento por esta oportunidad que me están dando y poder conocer otro país nuevo y otra cultura.
Va a conocer un país y una cultura que bien conoce su admirado Luis Scola, quien muestra su vigencia en Varese, y Manu Ginóbili, quien brilló allí antes de llegar a la NBA cuatro años antes del nacimiento de Achi, quien mantiene un gran respeto por todos los miembros de la Selección Argentina que llegaron a lo más alto internacionalmente. "No he vivido la Generación Dorada, pero sí he leído muchísimo y he visto videos. Y de ese equipo yo tomé muchos referentes. Scola es uno, lo que hoy está haciendo Luis es increíble, es inhumano que con 40 años siga jugando al básquet y en un máximo nivel. Es de otro planeta. Chapu Nocioni es otro, al igual que Manu Ginóbili. Obviamente me encantaría conocerlos a cada uno y poder charlar con ellos. Sería un sueño para mí", se ilusiona quien, luego de un año de pandemia y confinamiento valora la salud, el haber compartido tiempo junto a toda su familia y también el periodo de reflexión en el que pudo confirmar que, más allá de trazarse como objetivo estudiar una carrera universitaria, lo suyo es el básquet. "Venía de un verano entero entrenando para llegar bien físicamente a Madrid y fue muy bueno poder replantearme si esto era lo que realmente quería hacer. Y me di cuenta de que yo quería ser jugador de básquet y que quiero que me vaya bien en esto".
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