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Facundo Campazzo con LA NACION: el desafío de la NBA, el desembarco en Denver Nuggets, su contrato y la complejidad de la adaptación
Se acomoda una, dos, tres y hasta cuatro veces. Ajusta el sonido, se ocupa de que se escuche bien. Lo desborda la felicidad, se le escapan las sonrisas. Es cierto que el buen humor es parte de su personalidad, pero en esta oportunidad hay una cuota diferente, un sentimiento que domina sus gestos. Facundo Campazzo es NBA. El base argentino es una de las flamantes incorporaciones de Denver Nuggets. Es el nuevo embajador argentino en la liga más poderosa del planeta. Está en suelo estadounidense, ya se entrena con el equipo, está caminando por las nubes...
La franquicia oficializó su contratación en las últimas horas y el sueño del pibe de Córdoba, el que comenzó a jugar al básquetbol en el club Municipal, el que dominó la Liga Nacional, con la camiseta de Peñarol, se adueñó de Real Madrid, asombró a Europa y es uno de los líderes del seleccionado argentino subcampeón del mundo, se cristalizó y de la mano de su compañera Consu (Consuelo Vallina) y su hija Sara. "Nada puede salir mal si estoy con ellas", dice una y otra vez. Se ríe, disfruta, se restriega los ojos, está agazapado para dar el gran paso, Campazzo vuelve a poner la NBA en la órbita y en la charla con LA NACION palpita el arranque de una aventura fantástica.
Oh the dimes, they will be dropped [R]@facucampazzo x #MileHighBasketballpic.twitter.com/JAbhdFVutA&— Denver Nuggets (@nuggets) December 1, 2020
–Desde hace años había rumores de tu llegada a la NBA, que te quería uno u otro, ¿Cómo manejaste durante tanto tiempo esa ansiedad y que no se convierta en obsesión?
–Se me hacía desesperante en el último tiempo, en especial en el último mes, cuando veía que podía concretarse. No me ponía el casete cuando decía que no estaba pensando en eso todo el tiempo. Es cierto que en un momento estaba como obsesionado, pero cuando firmé la renovación con el Madrid… Era como decir, seguirá siendo un sueño la NBA, sé que si firmo la extensión del contrato será un muro más alto para poder ir a los Estados Unidos, pero lo concreto es que no tenía nada real en ese momento. Era la mejor determinación por tomar seguir en Real Madrid, pero a medida que fue pasando la temporada, estaba ahí ese bichito de querer probar. Entonces, fue cuando me dije: "bueno vamos a hacer todo lo posible, no quiero que llegue el día de no jugar más al básquet y reprocharme que no lo intenté". Y bueno, cuando se pudo hacer lo de Denver, comenzó la ansiedad, el cag..., era una mezcla de sensaciones tremenda y fue algo muy especial. La realidad es que el tema de la pandemia también modificó todos los escenarios, porque se acortaron los tiempos para las preparaciones. Incluso, yo hubiera preferido que sea distinto, porque era raro jugar en el Madrid y a los dos meses tener que irte, me sentía raro, no les quería fallar a mis compañeros, pero ellos me ayudaron muchísimo y me contuvieron.
–La edad, el desafío, estar en el Real Madrid, el equipo más importante por afuera de la NBA, el cuestionamiento de tu altura, ¿cómo se toma la determinación de dar el salto ante semejante escenario?
–Con el tema de la altura es algo que lidié toda mi idea, desde que empecé a jugar en el Municipal, en Córdoba, hasta el último día en España. Yo no juego para demostrarle a los demás que puedo hacerlo, quizá en algún momento me pasaba, porque me afloraba el costado competitivo. Pero la realidad es que juego porque amo jugar al básquet, creo que es lo único que sé hacer, amo estar adentro de una cancha, ser parte de un equipo, perder, ganar, pelear por títulos. Yo juego por eso. Por ver a mi familia emocionada, por el apoyo de la gente... Yo juego para verla feliz a mi vieja, a mi mujer a mi hija… La verdad que eso es impagable. Sin duda que costó tomar una determinación así, porque estaba en una ciudad y un equipo, de los mejores del mundo. Pero después de hablar con mi familia, les decía que no podía permitirme no haberlo intentando, de última si no me da o no me quieren, ya está pego la vuelta y listo. Tenía en claro que iba a ser todo lo posible y me parece que se dio de la mejor forma.
–Además, hay que tener en cuenta que tu salida no fue fácil respecto de las cláusulas que había en tu renovación con Real Madrid…
–La salida de Real Madrid era un número, pero lo que yo busco va más allá del dinero. Jugar al básquet es un poco eso. Quiero cumplir mi sueño. Me escucho al decirlo y hasta parece egoísta esa postura, pero la realidad que es quiero perseguir ese desafío. Dejando de lado el ego, ojo. El Madrid se portó muy bien conmigo respecto al pago de la rescisión del contrato. Se portaron bárbaro, incluso, hasta el último día con la despedida y demás. Por eso, el dinero lo puse en un segundo plano y me propuse hacer lo mejor posible en estos dos años con Denver para poder tener un segundo contrato. Está claro que la determinación no la tomé en base al dinero. Así que, al tener el apoyo de la familia, me fue todo más fácil.
–En todo este tiempo, ¿tuviste la cabeza metida en la NBA, en pensar que Jokic será tu compañero, que vas a jugar con Murray (Jamal)?
–Es difícil sacar la cabeza de eso. Me costaba hasta dormir, porque cuando a la noche estás en silencio es cuando más pensás. Durante el día es como no tenés tanto tiempo, porque te entrenás, tenés partidos, tenés tu casa, actividades con tu mujer, con tu hija… La concentración buscaba ponerla ahí, pero te ponés a pensar cualquier situación que se venga a la cabeza. Mi familia es un cable a tierra. Buscaba no desenfocarme para estar bien para el Madrid. No fue fácil, pero traté de dominar esas "manijadas" que tenía.
–De tus nuevos compañeros, del entrenador, ¿recibiste algún mensaje?
–Por el momento más charlas con los asistentes, saber qué función cumple cada uno, pero fue con los nuevos fichajes. Fue más una presentación, de 15 o 20 minutos y no mucho más.
–La adaptación, suele ser un tema central en todos los que desembarcan en la NBA, ¿es un asunto que ocupa tu concentración?
–Lo sé y lo tengo claro. Sé que me puede costar, que me puedo chocar contra la pared, pero bueno, soy de los que piensa: "Bienvenidos esos desafíos". Está claro que es otro básquetbol, si bien se juega con una pelota, son 5 contra cinco, en una cancha, es otro estilo. Entonces, deberé evolucionar mi juego, mejorarlo, agregarle cosas. Hoy por hoy la NBA entiendo que es la mejor competencia para el desarrollo del jugador. Por lo tanto, tengo que concentrarme en mis cosas que no están tan pulidas, que tengo que mejorar. Potenciar mis cosas buenas. Me parece que ahí tengo que poner la atención. No es fácil la adaptación, son tiempos cortos lo que hay en esta temporada. No sé si estaré todo lo preparado que quiero, yo sí sé que desde hace años me preparo para el momento que me toque estar, pero sé que no es el único factor que juega a la hora de probarte. Espero estar sereno, en esos primeros momentos, en un eventual primer partido y que la adaptación sea lo más corta posible.
–Sos un jugador al que le gusta tener la pelota en la mano, que es protagonista, pero en la NBA no parece que todo eso cuente y hay que aceptar un rol determinado. ¿Es como empezar de cero?
–En cierto punto sí. Es como volver a empezar. Porque es otra liga, otro juego. Pero evolucionar como jugador también va por ahí. Vengo de Peñarol y Real Madrid, de tener mucho la pelota en la mano, de jugar 25 minutos… Bueno, hoy no sé qué puede pasar, tengo que apuntar a una adaptación no tan larga. Todavía no se habló de mi rol en la cancha, pero creo que será ceder parte de mi juego y evolucionarlo. Tengo que disfrutar de ese proceso a medida que lo voy viviendo.
–Tenés muchos recursos ofensivos para ofrecer, pero Denver se apoya en Jokic y Murray en ese rubro, ¿tu defensa puede ser el primer punto fuerte que te aporte esos minutos?
–Eso está claro, ellos comandan al equipo en ese sentido. Yo trato de ver en cada temporada qué necesita el equipo y hablo con el entrenador para ver qué quiere de mí. Si el entrenador quiere que vaya a defender, yo voy como un caballito a defender. O puedo intentar darle algo que el equipo no tenga. Está claro que los tiros van por otro lado, pero bueno, tengo que estar atento para saber aprovechar los tiros que me puedan quedar. Va a ir por ahí mi energía, escuchar, analizar, ver lo que necesita el equipo, dar todo en cada momento y morir con esa idea.
–Hay una imagen tuya tapando a Kobe Bryant que recorrió el mundo. En una charla le contaste a tus compañeros que sabías de ese movimiento porque lo habías visto mucho en la Play Station, ¿ya jugaste con Denver para aplicar la misma estrategia…?
–jajajaj. En ese momento yo sentía que iba a hacer ese movimiento y ahora a la distancia no sé si fue por la Play o por haberlo visto mil veces en videos de Youtube. Dije "este va a hacer hacer un giro y la tira" y por eso salté en esa bola para taparlo. Y la verdad que ya jugué un poquito en la Play con Denver. Hace un tiempo que habían arrancado con la mudanza y me llevaron la consola, entonces, estaba un poco manija con querer jugar. Pero ahora creo que voy a recuperar el tiempo.
–¿Cuánto sentís que pesó en lo que pasó en la Copa del Mundo de China y el subcampeonato para tu desembarco en la NBA?
–Creo que mucho. Mirá, cuanto mejor jugás más chances vas a tener. En el Mundial o en la temporada con tu club siempre llamás la atención. Sabíamos con el resto de mis compañeros que lo que sucediera en el Mundial era un paso trascendente en nuestras vidas. Eso multiplicó también mi confianza para volver a Real Madrid y estar súper motivado. Que en la Euroliga las cosas salgan bien y que me puedan seguir mirando de la NBA. Sin duda que la selección fue un gran trampolín.
–¿Cómo es la aventura de adaptar a la familia a una nueva vida?
–Es una locura, es como volver a empezar. Es una aventura, lo bueno es que ahora Sara todavía no se da cuenta de muchas cosas, por lo tanto, el cambio de casa o que sea una zona en la que hace más frío a ella no la afecta tanto. Pero la que se lleva todos los premios es Consu, que es la que se banca todo, los nervios, los cambios de humor, las modificaciones de horarios, de lugares y demás. Un poco la vida de jugador es eso, pero es necesario tener a alguien que te acompañe en todos esos momentos. Estamos súper entusiasmados de esta nueva experiencia. Y la verdad que estoy con mi mujer y mi hija, así que puedo estar en cualquier lado que vamos a estar bien.
–Lo bueno de tener una compañera así es que te permite estar a tierra y ser simplemente Facundo y dejar a Campazzo en la puerta…
–No se mira básquet en casa, así de simple. Sin duda que es lo necesario. Es un cable a tierra. Cuando todo es una locura, es ideal pasar tiempo con los tuyos. Quería jugar con Sara, pensar en la mudanza, hablar con mi mamá, mi hermano, mis amigos. Me rodeo de los que me generan ser el Facu del Muni. Es un privilegio tener gente así. Hay veces que mi hermano se pone ansioso como yo, pero me tienen siempre conectado con todo lo que soy.
–El idioma, ¿lo seguís trabajando?
–Sí, es muy necesario. Desde hace varios meses que en España iba un profesor a casa y nos daba clases a Consu y a mí. Se quedaba un par de horas y dos veces por semana. No nos obsesionamos con eso, para no quemarnos la cabeza. Si bien los dos teníamos una base, buscamos mejorar. Es un punto que me da nervios, porque soy tímido en ese sentido. Si estoy rodeado de gente que habla perfecto y me empiezo a trabar… En español me pasa, imagínate en inglés. Pero lo voy llevando bien.
–¿Vas a usar el número 7?
–Yo la pedí, veremos si me la dan. Si no hay nadie que la tenga… Me encantaría tener ese número, a morir, lo uso desde chico. Mantenerlo estaría genial.
–Cuando te quedás solo y pensás, ¿qué se te viene a la cabeza?
–jajajaj. Miles de cosas, te cuento algunas pavadas que me pasan. Por ahí estoy acostado y empiezo a recordar cómo se dice tal o cual palabra en inglés y no me acuerdo alguna… ¡Para qué! Doy vueltas y vueltas hasta que me levanto, porque no llevo el celular a la habitación para no volverme loco, y termino por buscarlo. O pienso en el primer entrenamiento, cuando me ponga la camiseta de los Denver y me digo: "me desmayo, me pongo a llorar". Porque ahí es cuando creo que me va a caer la ficha. Era pensar en eso y emocionarme. Desde chiquito, cuando entrenaba hacía de Vince Carter, así que imagínate lo que era la NBA para nosotros. Y vestir una camiseta de una franquicia era algo que no imaginaba.
–Nico Laprovittola contaba que en la primera pelota que tocó, se la picó en el pie. Después cuando lo veía se reía y recordaba los nervios de ese primer partido contra Golden State Warriors…
–Seguramente me pase lo mismo o la tire a la tribuna, jajajajaj. Mientras los disfrute, que llegue ese momento pronto.
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