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Fabricio Oberto y una sensación especial con Reset: "La película fue como ese partido final que no tuve"
Es imposible dimensionar el abanico de actividades a las que se subió. Es complejo dimensionar el tamaño de deportista que fue. Es todo un desafío comprender los desafíos que emprendió. Va más allá de su mundo en la selección argentina, la NBA, la conducción en TV, la música como aliada, los vinos como un nuevo universo, los eSports como apuesta o los podcasts como cable a tierra. Fabricio Oberto necesitaba una vuelta de turca más y encontró en "Reset: volver a empezar", una fórmula como para poder darle, de alguna manera, un cierre a una carrera deportiva que le había dejado un extraño sabor de boca, no por los éxitos, que fueron muchísimos, sino por las formas. Y allí, en ese último punto, en "las formas" está el ADN de su vida.
Nada pasa desapercibido para él. Una sonrisa, una palabra, la curiosidad como estandarte. Pregunta, se ríe, vuelve a preguntar, se informa. Escucha, disfruta, se rodea para mejorar. Tiene la creatividad como aliada en una etapa distinta de su vida. Y con esta película, que se estrenó el 6 de junio último en Cine.ar, comprendió que aquella experiencia de sufrir tres fibrilaciones auriculares en dos años (abril de 2007, octubre de 2008 y marzo de 2009) por las que tuvo que ser intervenido con un reseteo, lo ayudaron a comprender la vida de otra manera. No es que no pudiese hacerlo antes, en aquellos años en los que estaba en San Antonio Spurs, ni tampoco que no pudiera comprenderlo cuando se retiró allá por 2010 y cuando volvió a intentarlo, en 2013, con ese puñado de meses en Atenas de Córdoba. Sino que ahora a los 45 años, se debía un cierre. Y se dio cuenta, casi sin proponérselo, que tenía la necesidad de contar cómo es "volver a empezar", pero de una manera diferente, de una "forma" que lo hiciera sentirse todavía más vivo.
–¿Por qué decidiste, de alguna manera, contar tu vida?
–La verdad que no sé si se trata de una biografía de mi vida. Me parece que es una búsqueda diferente. Se comenzó en la época que se hizo "Jugando con el Alma", cuando Campanella [Juan José] ya había hecho también el documental para el Comité Olímpico sobre la Generación Dorada. Y volver a contar eso… Lo que me pareció interesante fue mostrar cómo es el después, cómo uno se trata de resetear. Cómo buscás reinventarte, en dónde ponés tus energías, cómo algunos buscan ser entrenadores, otros dirigentes. Son muchos años en los que uno aprende a hacer cosas, como en mi caso, con las que te encontrás de un día para el otro que ya no te sirven más para lo que tenés por delante. Porque ya no podés hacer más eso, jugar al básquetbol, en lo que te perfeccionaste. Yo después de la intervención del reseteo, tuve tres años posteriores que no fueron lo mismo. Es como que me fui dando cuenta que ya no podía jugar como quería. Y no tuve un final como el de la mayoría, con un último partido, una despedida y todas esas cosas. Y eso es lo que intenté contar, porque no se habla de eso.
–Mirando primero los avances y después la película, se advierte que hay algo que todavía te está picando…
–Los primeros seis meses, que no tenés algo que te dicte a qué hora jugás o a qué hora te entrenás, está muy bien, se siente agradable, pero después pensás que te hiciste profesional de algo que no lo tenés más. Y los primeros meses post carrera, es como que sentís que te pusieron en otro planeta. "¿Acá no se juega más al básquet?", pensás. Es como ser el protagonista de Yesterday, la película en la que el chico de un día para el otro se encuentra que todo cambió y él conoce todas las canciones de The Beatles y los demás no. Esa es la sensación que me invadió a mí. Y por eso fui buscando experiencias de otros. Y en la película, me di cuenta que yo les preguntaba cosas a los que fueron mis compañeros de ruta y ellos me terminaba preguntando a mí. Y se armó un gran guión, porque hay más de 50 horas de grabaciones y tenés que armar todo en una hora y cuarto. No son 10 episodios, donde podés meter un montón de cosas.
–El no haber podido cerrar tu carrera como querías, ¿puede haberte empujado a tomar una infinidad de actividades? ¿es como tratar de maquillar que ya no está más el básquet?
–Años de terapia, en una pregunta. Me parece que sí, primero por la variedad de cosas que encaré y después el no parar nunca. De todas maneras, hoy me parece que estoy más enfocado en algo en especial, como son los eSports [es el dueño del equipo New IndiansGG] y en la empresa que tengo sobre innovación en el deporte [Sportlarity]. Probé con hacer cosas a nivel dirigencial, no sucedió, después fue la música, que lo sigo haciendo de manera más profesional, incluso, hay canciones de la banda en la peli… Pero siento que toda esa búsqueda es como la estoy bajando ahora a tierra. Tengo gente que con el transcurso del tiempo pudo entenderme qué me pasa. Hago cosas, pero no me ponen en la parte operativa, todo lo operativo que era cuando jugaba ahora no desarrollo y mi parte creativa es lo que trato de explorar y se me ocurren ideas todo el tiempo. Algunas no se consolidan y otras sí, como esta peli. Por ahí pasa la magia.
–En una de las charlas con Sconocchini [Hugo], le decís que no habías tenido un desenlace romántico con el partido despedida, ¿Reset es ese último juego que no pudiste tener?
–No está lejos esa idea. No sé si es completo el cierre, pero va por ahí. Es como que la película fue como ese partido final que no tuve. Es como si se tratase de mostrar una forma de ver la vida. Ese debate del día después. Es contar y agradecer, porque también encierra eso la película. Fueron charlas con mis hermanos de la vida. Porque después de tantos años juntos, eso es lo que necesitás. Se puede usar una conferencia de prensa para la despedida, se puede escribir un libro, bueno la película tiene algo de eso y digo algo, porque siento que lo que se hizo no es una mirada única sobre mí.
–¿Qué te sorprendió de tantas horas de grabaciones? Porque parece que siempre hay algo nuevo para contar.
–Cada año que nos vemos o nos juntamos nos damos cuenta de que cada tema que pudimos haber tocado o discutido antes fue evolucionando y se genera una energía muy buena. Ojalá pudiéramos confluir en algo que nos permitiera volver a vernos todos los días, porque nos divertiríamos mucho haciendo cosas. Pensá que hay algunos que están en Estados Unidos, en Italia, en España, en diferentes provincias… Entonces, todas estas diferentes experiencias, cuando nos juntamos, nos permiten que siempre haya algo nuevo para contar. Las primeras horas es como que llegamos a una concentración para jugar al básquet, después todo fluye y terminamos hablando de cualquier cosa, es una sobremesa interminable y se transforman en sobredesyunos eternos. Es hermoso.
–Hay una sensación de cariño y gratitud de tus compañeros para con vos muy particular, ¿Vos lo advertís?
–Me parece que ese grupo que generamos tiene una particularidad que es primero dar y después pensar en uno. Es como que no se quiere algo a cambio. Es todo desinteresado. Eso genera una química… Debo ser de los más cargosos con Lado Oberto, con Generación NBA, con podcast, con DTMB (De todo menos básquet)… Tengo que darles break a mis amigos. Y para mí cada charla es increíble. La amistad que tengo la siento, no necesitamos estar hablando todos los días. Cuando lo hacemos es como si no hubiéramos desconectado nunca. Todos estamos a disposición.
–Este rodaje, ¿Te dejó aprendizajes o más historia para contar?
–Muchas, pero ninguna que pueda poner delante de otra. Recuerdos hermosos, hay algunos momentos que son geniales, lo que grabamos con Rubén [Magnano] fue increíble, porque lo hicimos sobre una lanchita y cuando estaba lloviendo. Miraba todo atentamente, escuchaba cada palabra de las charlas, porque es diferente cómo se cuenta, qué se cuenta, para después poder editar todo eso. Creo que hay momentos o relatos que antes no se habían visto o escuchado. Vos pensá también que todo es muy dinámico porque, incluso, algunas charlas, como las del Puma [Montecchia] o el Colo [Wolkowyski] fueron en otro contexto, porque ellos ahora hacen una cosa diferente a la de ese momento, es como que se resetearon. El Puma ya no es asistente y el Colo vive en España. Creo que cada tanto podemos hacer un nuevo rodaje para ver cómo nos reseteamos todos.
–Reset, ¿es qué?
–Ufff. La película dice "volver a empezar". Creo que es tomar dimensión de lo que viene. Que tenés que aprender todo el tiempo cosas nuevas. Por eso que te reseteen el corazón, como me pasó a mí, te permite dimensionar el riesgo, a potenciar tu comprensión de los contextos, a ser más sólido en la adaptación… La vida después sigue y hay que saber caminarla. Es compleja, pero hay que tener la claridad para recomenzar a cada paso.
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