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Draymond Green, el malo de la película de la NBA no se detiene: otra expulsión y multas por más de 1,5 millones de dólares
El jugador de Golden State Warriors, siempre en el centro de los conflictos
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Cualquiera podría pensar que se trata sólo de una etapa en la que está fuera de control. Que el hombre que grita, gesticula y es el motor de una de las dinastías de la NBA perdió la línea. Todo tiene una raíz. Aunque este arranque de la temporada parece un poco más volcánico que otros y que su talento innegable no es suficiente cuando su conducta está tan al límite. Tiene una “boca enorme”, siempre la tuvo, pero ahora su temperamento con un costo alto para Golden State Warriors. Draymond Green, una de las estrellas de la competencia y de la franquicia de San Francisco, fue expulsado otra vez, pero en esta oportunidad por darle un brutal golpe a Jusuf Nurkic, el pivote de Phoenix Suns. Si bien pidió disculpas y explicó que fue accidental, su fama no le dio opciones al muchacho que hasta bajó 20 kilos en un verano para poder jugar como profesional.
“Estaba agarrándome de la cadera y yo estaba moviéndome para intentar que los árbitros vieran una falta y haciendo contacto con él. No soy alguien que se disculpe por cosas que quería hacer, pero sí le pido disculpas a Jusuf porque no tenía intención de golpearlo”. La frase de Draymond Green sorprendió a todos, porque dar un paso atrás no es su estilo. Apenas 17 minutos estuvo en la cancha y poco le aportó a su equipo, que lo necesita, pero que con este tipo de actitudes está lejos de poder darle algo de todo lo que le aportó para la conquista de cuatro títulos de la NBA.
La acción en la que se desencadenó la expulsión, Green intentaba postearse ante Nurkic, reaccionó con un manotazo que envió al pivote de los Suns directamente al piso. Los árbitros inmediatamente detuvieron el juego y tras revisar la jugada, calificaron la acción como flagrante de tipo 2, una falta que conlleva la expulsión directa del jugador.
Esta es la tercera expulsión para Green en el año: en noviembre, Green tuvo un altercado con Rudy Gobert de Minnesota Timberwolves, al que tomó del cuello, lo que implicó que lo expulsen del encuentro y le apliquen una suspensión de cinco partidos impuesta por la NBA, y en abril, de la temporada el ala pivote de 34 años, pisó el pecho de su rival durante un partido contra Sacramento Kings.
Hace tiempo que a Green parece haberlo desbordado su personaje de provocador, es jugador que es una pesadilla para los árbitros y los rivales. Incluso, en algún momento tuvo problemas hasta con sus compañeros. Como aquella discusión en el banco de los suplentes con Kevin Durant, en la temporada 2018, o el golpe que le dio a Jordan Pool en un entrenamiento en octubre de 2022.
Cada año está entre los jugadores que más faltas técnicas recibe. Fue el líder en 2022 con 17 y ya está en los puestos de arriba en la actual. Lleva nueve temporadas en la NBA y acumula casi 1,5 millones de dólares en multas. Acumula más de 200 multas, muchas de ellas por declaraciones subidas de tono y críticas a los árbitros y a la NBA.
Estuvo metido en una infinidad de problemas, con los golpes en los genitales de Steven Adams, ahora en los Grizzlies, con cruces muy fuertes con LeBron James, pese a ser uno de sus mejores amigos en la NBA, golpes a a Kyrie Irving y James Harden, tensos cara a cara con Anthony Davis, Tristan Thompson, Patrick Beverley, Donovan Mitchell, Nikola Jokic, Bradley Beal...
Green, el chico de Michigan ST
Está marcado por las calles de Saginaw, uno de los barrios más marginales de Michigan. Draymond Green, desde pequeño se metió en cuanto lío había en la secundaria, en la calle, en la Universidad, en la... NBA. Mary Babers-Green, su mamá, resultó el control exacto para este torbellino. Ninguno de sus seis hijos le dio tanto trabajo como Draymond. Ella siempre estuvo atenta a cada uno de sus movimientos. Ocurría que su hijo era una máquina de generar problemas, por eso Mary no le daba margen.
Contaron públicamente que cuando su hijo tenía 15 años y estaba buscando una beca universitaria debía viajar a La Vegas, pero algo no salió como lo esperaban y eso se canceló. “La verdad que era el payaso de la clase. Creía que era la manera de ser popular. No estudiaba y trataba de conseguir todo sin esfuerzo”, contó Green allá por 2012 cuando ingresó a la NBA.
Una historia que marca cómo se domaba a semejante personaje en su época como estudiante de Saginaw High School: “Tuve un 5,6 antes de un examen final, por lo que sólo necesitaba contestar bien un par de preguntas y pasaría”, recordó Green. Claro, hubo un pequeño incidente: el profesor, Mike Servinski, lo vio que se estaba copiando y lo suspendió. Esta situación llegó a oídos de su madre y allí Draymond encontró un freno: “Le quité el teléfono, su Playstation... incluso su cama. No sé donde dormía. Estaba loca. Era una madre soltera que tenía dos empleos para él, y ¿esto es lo que hacía?”, contó Mary.
Su hijo completó la historia: “Ella cerró cualquier posibilidad de que fuera a los campamentos. Mis entrenadores trataron de convencerla, pero no lo consiguieron. Tuve que ir a la escuela de verano. Me cambió la vida. No estaría aquí, no habría tenido este éxito si no hubiera hecho eso. Desde entonces no volví a sacar menos de 3,2. Si no fuese por la actitud de mi madre en aquel momento, no habría podido jugar en Michigan St. porque no habría conseguido las notas necesarias. Fue en ese momento cuando de verdad me empecé a esforzar”, rememoró Green.
Siempre fue trabajo y trabajo. Su llegada a Michigan St, un deseo que guardaba desde pequeño, lo llevaron hasta las estrellas. Pero siempre con un carácter fuerte y un corazón gigante: “Estaba metido en continuas peleas con otros chicos. Parecía que hubiese peleas todo el rato. No era raro verle con los jerseys rotos, pero él lo hacía por pasión y competitividad. Él nunca quería herir a otras personas y consideraba a sus compañeros como verdaderos hermanos. Tras los entrenamientos era el primero que te extendía su mano y te animaba con un chiste. Sabía cuándo había que dejar la competitividad a un lado para mostrar todo su apoyo”, contó Austin Thornton, su compañero en la Universidad.
Su entrenador en la universidad, Tom Izzo, reconoció que nunca había trabajado “con un jugador tan multidimensional”. Y fue él quien puso a Green frente a Magic Johnson para que le hablase y compartiese experiencia con el joven talento. “Esas horas que pasé con Magic sin duda me ayudaron a concentrarme para terminar mi ciclo en Michigan State. Magic no es solo uno de los mejores jugadores de la historia de este deporte, sino que es el Spartan más ilustre y más grande que ha habido”, comentó Green.
En 2012 llegó a Golden State Warriors que lo eligió en la trigésima quinta posición del Draft. No fue simple para él entrar en la alineación titular, aun cuando todavía no era una planadora la franquicia de Oakland. Pero Steve Kerr lo empujó a mejorar su condición atlética y así en el verano de 2013 realizó un trabajo específico, pasó horas y horas de entrenamiento y se sometió a una dieta estricta para perder casi 20 kilos. Allí comenzó su explosión.
El mítico Jerry West, en 2016 calificó a Green de esta manera: “Golden State tiene a dos de los diez mejores jugadores de la NBA. Green es el jugador más infravalorado de la liga y punto. No sé por qué no está entre los diez mejores jugadores del momento”.
El trofeo como Jugador Defensivo del Año en 2017, cuatro viajes al Juego de las Estrellas, cuatro veces como miembro del equipo Defensivo y dos apariciones en el equipo ideal de la NBA, cuatro anillos. Una auténtica estrella. Draymond Green pelea siempre pelea, cansó a su entrenador en 2016 y hasta se le advirtió durante un partido de Phoenix que estaba harto de las malas conductas del jugador. Discutió con otras estrellas de la NBA, las de adentro de la cancha y hasta las de afuera, tanto que despertó la furia de Charles Barkley que confesó que le gustaría darle un golpe en la boca. “Odio cuando se descontrola, pero lo entiendo. Muchas veces la pasión que le pone al baloncesto se le va de las manos. Le he dicho millones de veces que se tranquilice que los árbitros están ahí para cumplir su trabajo a pesar de que no entiendan tu pasión”, cuentó Mary, su mamá.
Aunque cuando Kerr habla de él pone las cosas en su lugar: “Seamos honestos: si Draymond estuviera en un equipo diferente, a nadie en el Oracle le gustaría ni a nadie en el equipo tampoco. Es irritante, el antagonista definitivo. Cuando está en tu equipo, lo amas. Compite tan duro y genera mucha energía y competitividad. Sabes que, pase lo que pase, va a ocurrir algo con él… y me encanta, lo necesitamos. No tendríamos ningún campeonato sin Draymond, lo sé. Es un factor tan grande gracias a su versatilidad. Es uno de los jugadores más inteligentes que he visto. Él camina sobre esa línea entre emocional y apasionado”. Y su compañero Stephen Curry, lo describe: “Es como nuestro conejito de Duracell. Tu cuerpo muchas veces necesita un descanso, el de Green no y siempre está ahí para darnos una mano, en cada partido y en cada entrenamiento”.
Un personaje complejo, talentoso e irritante. El chico malo de la NBA al que todos odian y todo quieren tener en su equipo.
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