Argentina - Panamá, eliminatorias para el Mundial de básquet: la selección caminó por la cornisa y Carlos Delfino la rescató

Rostros rígidos, de tensión. La eliminatoria es un trauma para la Argentina. El equipo de Néstor “Che” García no encuentra confianza ni juego todavía. Le cuesta expresarse y sus movimientos son antinaturales en la cancha. En una ventana en la que el drama fue el protagonista principal, y después del durísimo cachetazo que le aplicó Venezuela, caminó por la cornisa frente a Panamá. Miró hacia el precipicio, se balanceó y a punto estuvo de dejarse caer. Coqueteó con una derrota que habría sido un obstáculo casi insalvable para llegar al Mundial de 2023… pero lo salvó la Generación Dorada. Sí, Carlos Delfino, a los 39 años, rescató a un seleccionado que parecía desesperado y sin rumbo, para conseguir un sufrido triunfo, por 65 a 58.

El factor anímico parece determinante. Como si el directo al mentón que recibió ante los venezolanos (58-71 en la noche del viernes) la hubiera dejado semi anestesiada, la selección entró tambaleante y llena de dudas a la cancha.

Otra vez el ritmo del juego fue manejado por su rival y al local en el estadio de Obras Sanitarias le tocó ir abajo en el marcador durante casi todo el partido. Un momento sirvió para graficar el nerviosismo que dominó a todos. Con el resultado 41 a 38 en favor de Panamá, cuando restaba algo más de cinco minutos para el final del tercer cuarto, Nicolás Brussino se fue camino al aro en soledad... pero la pelota se le escapó de las manos. García se dio vuelta y le dio una patada a una silla. Hizo volar todo lo que había arriba de ella.

Así como el juego contra Venezuela se deslució por la encarnizada lucha física, en el segundo encuentro la humedad hizo vivir momentos grotescos. Con jugadores de uno y otro bandos cayendo por resbalones o perdiendo la pelota.

Conversiones de Argentina contra Panamá

Panamá leyó la lección que Venezuela había dado a los argentinos en el primer cruce de esta ventana y también propuso mucho roce físico, aunque no con tanta intensidad. Lo preocupante para el local ews que nunca logró imponerse en el control de las acciones. Muchas veces fue Panamá el que hizo y dispuso, mientras que la Argentina, en el mejor de los casos, alcanzaba a cambiar golpe por golpe en un ritmo vertiginoso, que no le conviene en este momento.

Cuando la pelota quemaba en las manos de la mayoría, parecía que para el conjunto celeste no había manera de dar vuelta el marcador y que la esperanza mundialista se hundía en el barro. Pero emergió Carlos Delfino con cuatro cuatro triples seguidos entre el cierre del tercer cuarto y el inicio del último. Fue otra metáfora contundente: permitió a sus compañeros sacar del fango la cabeza y aspirar una bocanada de aire para sentirse vivos.

Reaccionó Marcos Delía (9 puntos y 6 rebotes), con una defensa brillante; también Marcos Mata (13 tantos), con su experiencia y su aplomo. Y Brussino (10 puntos), que acertó un triple que quebró el partido cuando faltaban apenas 56 segundos.

“Nos cuesta mucho encontrar el juego. Hay que aprender a ganar así, jugando mal. Hay demasiadas cosas por corregir y mejorar. Es una camiseta muy grande y cuesta...”, reconoció Delfino (15 puntos), el capitán y el hombre que salvó de una situación delicadísima al seleccionado.

Para entender las dificultades en las que se habría metido la Argentina si hubiera caído ante Panamá, cabe repasar los puntos en favor y en contra que de ahora en adelante tiene la selección.

En contra

• El Che García es nuevo en este equipo. Su doctrina es lo que hizo, por ejemplo, que hoy Venezuela sea un equipo poderoso que puede poner en problemas al suyo. Pero desarrollar esa idea en otro conjunto lleva tiempo. Y no existe tal cosa en el actual formato.

• En los cuatro partidos finales de esta eliminatoria (ventanas de noviembre de 2022 y febrero de 2023) tampoco estarán los jugadores de la NBA y la Euroliga. Algunos pueden cambiar de equipo, pero si la situación fuere igual que la de ahora, eso afectará a Facundo Campazzo, Leandro Bolmaro, Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola (ninguno estuvo en estos primeros cuatro cotejos). Habrá que esperar a las otras dos ventanas (junio y agosto de 2022) para conocer la disponibilidad de basquetbolistas.
• La única oportunidad que el DT tendrá para reunir completo al plantel será la Americup, que se disputará entre el 2 y el 11 de septiembre en Brasil. Allí, con Campazzo, Laprovittola, Deck y, tal vez, Patricio Garino –si se recupera de su lesión– tal vez tenga algunas semanas para prepararse y dar cohesión a un grupo muy heterogéneo, en un momento de renovación.
• En esta primera etapa, el equipo ya jugó todos sus partidos como local. Los próximos dos serán contra los rivales más difíciles (Venezuela y Panamá) en condición de visitante.

En favor

• A diferencia de en la eliminatoria anterior, en la que debió afrontar una segunda rueda durísima (contra Estados Unidos, México y Puerto Rico), la Argentina se cruzará esta vez con los conjuntos del grupo C: Canadá, Dominicana y Bahamas (seguramente Islas Vírgenes será el eliminado). Si bien no se puede proyectar triunfos seguros sobre ninguno de ellos, presuponen en una mirada inicial rivales de menor jerarquía que los de la anterior clasificación. Claro que sin sus figuras, ninguna victoria es muy accesible para la selección. Esa zona final, la E, en la que estará la Argentina, tendrá también a Venezuela y Panamá y los resultados de esta primera etapa serán tenidos en cuenta.
• El sistema de juego clasifica directamente para el Mundial a los tres primeros seleccionados de cada uno de los dos grupos de la segunda rueda. Y también al mejor cuarto entre ambos grupos. Una buena referencia para saber qué hace falta para alcanzar al menos esa séptima plaza es lo que ocurrió en el camino a China 2019, cuando ese lugar fue ocupado por Dominicana, con siete victorias en 12 encuentros. La Argentina acumula ahora tres triunfos en cuatro partidos y debería conseguir al menos cuatro de los ocho que tiene por delante para asegurarse ese registro. Lo negativo es que cinco de esos ocho juegos serán en condición de visitante.

Fue tan holgada la clasificación albiceleste para China 2019 y el subcampeonato mundial elevó tanto el ánimo del equipo que, por un momento, alguien puede haber olvidado lo difícil que se volvió la eliminatoria con el nuevo sistema que impuso la FIBA.

La Argentina del Che García, sin tiempo para trabajar y con muchos contratiempos, se permitió un grito de desahogo y salió a flote en una ventana que, de otro modo, habría comprometido mucho su clasificación. Parece exagerado recordarlo, pero la última vez que el equipo quedó fuera de un mundial fue en 1982. Hoy, con el resultado puesto, parece que no hay razones como para pensar que semejante cosa puede repetirse, pero la tensión en el rostro de cada integrante del plantel hace pensar que ese fantasma puede haber sobrevolado sus mentes. El susto parece haber pasado... al menos por ahora.

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