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Super TC2000: en la pista en la que casi murió nueve años atrás, Facundo Ardusso se tomó una auténtica revancha
En el autódromo Oscar Cabalén, la muerte le "pasó por delante" en 2008; allí consiguió ayer su primer título en las ligas mayores del automovilismo argentino. Una charla con el piloto de Las Parejas: "hay que saber ganar y perder, pero primero hay que aprender a perder"
ALTA GRACIA.- Para Facundo Ardusso (29), el título del Súper TC2000 es su primer logro importante en el automovilismo argentino, y una gran revancha, pero no por los motivos que se descontaban. “Siempre que vengo al [autódromo] Oscar Cabalén busco revancha. Se me pasa por la cabeza lo que me sucedió en el 2008 en el Turismo Nacional. Aquel accidente es un recuerdo que tomo ahora con filosofía, pero en ese momento la muerte se me cruzó por delante. Por eso, y no por lo que ocurrió en La Plata la semana pasada, es mi revancha con este título”.
Ya consagrado, al piloto de Las Parejas se lo nota aliviado, más fresco. “Uno siempre tiene que lograr un resultado para poder confirmar lo bien que venía rindiendo”, señala. “Siento que estoy en un buen nivel, en el que no se puede desaprovechar ninguna oportunidad que se presente. Claramente el TC es más popular, sin dudas, tiene siempre más trascendencia, pero este título no lo veo menos importante”. Con la corona ya calzada, acepta el diálogo con LA NACION:
-Este resultado prueba que con Agustín Canapino fueron los mejores pilotos del automovilismo argentino del 2017. ¿En qué rubro usted es mejor que él?
-No se puede analizarlo sin tomar como referencia a los autos. Yo le gané en el Super TC2000 porque tengo el mejor auto, él me ganó en el TC porque tuvo el mejor auto de la Copa de Oro. Para mí esa es la explicación más clara. Creo que estamos a un nivel muy similar. Tan similar que la definición la hacen los autos. Son carreras de autos, los coches son el 75 por ciento de la ecuación, los pilotos apenas somos el 25 por ciento. A algunos les gustará más el estilo Canapino, a otros les gustaré yo, alguna pista le caerá mejor a él que a mí o a la inversa, pero estamos en un nivel en el que la diferencia la terminan marcando lo que tenemos detrás. Por eso siempre busco rodearme de gente capaz: para que me simplifiquen el trabajo.
-¿Cuál es su punto más fuerte como piloto? ¿La cabeza, las manos o los pies?
-La cabeza, me parece. Se habló mucho después de la carrera del TC, si yo no me recuperaba aquí, se iba a decir que era el más pelotudo, que vine bajoneado a definir este campeonato. Espero que no se hable más de eso, demostré que no me afectó. Si yo hubiera clasificado quinto, habrían dicho “Ardusso se cagó”. Para mí cada carrera, cada situación, hay que analizarla por separado, no influye sobre la siguiente. Corrí así todo el año en el TC y en el Super TC2000. Si me iba mal en el TC, no trasladaba esa emoción al Súper; y viceversa. Cada uno maneja su cabeza de forma diferente. Siempre se dijo “Ardusso, el débil...”, y yo reitero que hice un clic en 2010, cuando dejé de ver como ídolos a mis rivales. Me costó mucho cambiar esa imagen. Estos resultados me sirven para seguir demostrando lo que soy. No me conformé con un subcampeonato de TC. A mí nunca me tumbaron, nunca me mataron. Ojalá que con este título se acaben todas esas habladurías.
-Su rivalidad con Canapino no es picante, sino una de las más respetuosas del automovilismo reciente.
-Trato de correr limpio con todos. Con Agustín fue con quién, en el último tiempo, más me tocó pelear. Tenemos muy buena relación, lo admiro, tiene 27 años y mil títulos...
-¿Duele menos si lo derrota él?
-Duele todo... pero el jueves anterior a definir el campeonato de TC, le dije que quería que, si no lo ganaba yo, lo ganara él. Hay que saber ganar y perder, pero primero hay que aprender a perder...
La semana que transcurrió entre ambas definiciones fue una prueba para el piloto santafecino. “Fue muy triste, con mucha amargura”, relata. “Tuve que volver al autódromo de La Plata el martes y el miércoles, porque había actividades con sponsors ya programadas... un masoquista bárbaro. Era tragar veneno. No miré programas de TV, no escuché radio. Hice algunas notas porque tenía que dar la cara. No quería ver redes sociales. Me encanta el cariño de la gente pero me aislé para poder hacer un duelo, para poder terminar de cerrar el tema. Recibí un montón de mensajes de colegas de renombre que me transmitieron su apoyo. Más allá de no haber ganado el campeonato, un subcampeonato no es malo. Yo me cambié de marca, corrí con un equipo nuevo para mí...”.
Mariano Werner, que no pudo impedir la coronación de Ardusso, opinó que al santafecino le había faltado “actitud” para definir a su favor ese campeonato de TC. “Está bien, son opiniones”, reacciona. “Pero, ¿hacer lo que él hizo el año pasado [cuando sacó de pista a Matías Rossi en la última vuelta] es actitud? Me sorprende lo que dijo. No es que me duela, pero me sorprende. Me parece un comentario fuera de lugar. Puse todo, mi equipo puso todo, cambiaron mil cosas en el auto, no se perdió solamente en La Plata. El auto ya no estaba al nivel que había mostrado entre la quinta y la décima carrera, un periodo en el que marqué tres poles. Dejé de sentir confianza y en la Copa de Oro claramente Agustín fue mejor”.
Este título cortó una racha de 24 años en los que Renault, una de las marcas más ganadoras de la categoría, no conquistó la corona. El último campeón había sido Juan María Traverso, en 1993. “Mi viejo Hugo era fanático suyo, yo lo ví correr menos, pero obviamente era hincha de él. Para mi viejo es una alegria inmensa que yo haya podido cortar esa racha”, asegura. “Mi máximo hincha es mi hermano Alfredo, el que más me defiende... Mi viejo me marca los errores, no solo en lo que tiene que ver con las carreras, siempre, no es un tipo esté halagándome a cada rato. Estuvo más amargado el lunes o martes que el mismo domingo. Las Parejas sufrió mucho porque no pudimos ganar, ahora estarán festejando como locos”.
-¿Este campeonato será el primero de muchos?
-Ojalá. Siempre el primero es el más difícil. Más allá de eso, siento que el año que viene voy a seguir siendo protagonista del automovilismo.
-¿Se siente ídolo?
-Noooooo. Reconocido, sí, pero ídolos son Guille Ortelli, el Gurí Martínez. Va de la mano de los resultados y de la personalidad. Muy pocos pueden ser ídolos sin resultados, la excepción es Marcos (Di Palma). A mí me distinguen como persona y eso me encanta. Por ejemplo, acaban de nombrarme embajador del INADI y eso es un reconocimiento en el que nada tienen que ver mis méritos deportivos.
-¿Le gustaría hacerse millonario con el automovilismo?
-¡Claro! Pero lo que yo valgo no depende de un resultado. Sé quien soy. Quiero vivir del automovilismo y para eso tenés que mantenerte siempre en un buen nivel.
-Pero ahora, con el título, podrá reclamar un reconocimiento parecido al que tienen Canapino o Matías Rossi.
-Capaz que ya lo tengo y no me doy cuenta... No voy a pretender que me paguen mucho más, sino algo lógico, que me reconozcan lo que puedo dar adentro de la pista arriba del auto o afuera de ambos. Necesitaba ser campeón para confirmar lo bueno que vengo haciendo. Soy un deportista profesional y quiero ganar carreras, salir campeón y después seguir siendo el mismo de siempre.
Una consagración holgada
Con los puntos del segundo lugar en la carrera, a Ardusso le sobró para quedarse con el título del Súper TC2000. Sumó al cabo 226 unidades y postergó, finalmente, al subcampeón Canapino por 33 puntos. El arrecifeño (191 puntos) conquistó la prueba de punta a punta, pero sus chances habían sido sepultadas el sábado al no lograr la pole-position. La diferencia entre ambos al cabo de las 33 vueltas recorridas fue de apenas 1s637. Un resultado apretado para dos que se sacaron poca ventaja en la temporada. “Nuestra rivalidad es respetuosa porque ambos elegimos que así fuera. Nos respetamos arriba y abajo del auto. En estos momentos que se viven, creo que es un buen mensaje para la sociedad en general”, señaló Canapino a LA NACION.
Mariano Werner, el único que podía ayer discutirle el título a Ardusso, terminó en la cuarta posición en la carrera y quedó tercero en el torneo, con 184 unidades. Esteban Guerrieri, que fue el piloto argentino con más victorias en el exterior durante el año (con tres éxitos en el Mundial de Turismo), llevó a su Citroen C4 Lounge al último escalón del podio. Un buen resultado final para la marca que debutó este año en la categoría.
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