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Apuntaba a ser estrella, se accidentó mil veces, fue "salvado" por Juan Pablo II y vuelve a la Fórmula 1
La Fórmula 1 estaba –todavía lo está– sensibilizada por aquel accidente mortal de Ayrton Senna en la curva Tamburello. Cuando habían pasado 13 años de aquello, en mayo de 2007, la imagen de Robert Kubica como crash dummy en pleno Gran Premio de Canadá asustó a todos. A más de 200 kilómetros por hora, su BMW de Fórmula 1 embistió al Toyota de Jarno Trulli, voló, impactó contra una pared, cruzó la pista despedazándose y dando vueltas en el aire, se golpeó contra el guard-rail opuesto y frenó, en posición vertical, luego de cientos de metros de estremecedor descontrol.
El casco rosado, blanco y negro del piloto quedó inmóvil. Dentro de él había apenas un ligero traumatismo de cráneo, y ahí cerca, un esguince de tobillo. Nada más. Un milagro. Una intercesión de alguien cuyo nombre figuraba en ese casco que no paraba de sacudirse mientras el coche de destrozaba. "Fue Juan Pablo. Él me salvó", atribuyó el polaco, aludiendo al compatriota que había sido papa hasta un par de años antes.
Menos barata la sacó Kubica en febrero de 2011. En un rally de segundo orden, Ronde di Andora, en Italia, golpeó una barrera de protección, se le fue de las manos el Škoda Fabia y el guard-rail penetró la cabina. Un desastre: el conductor sufrió fracturas en los brazos y una pierna, más hemorragias internas, y la mano derecha quedó muy dañada. Pasaron numerosas operaciones; se llegó a pensar en una amputación.
Esta noche argentina, Robert Kubica reaparecerá oficialmente en la Fórmula 1. Ocho años y cuatro meses, o 3043 días, o 159 carreras, después de su última participación (Abu Dhabi 2010), el piloto que en su momento se proyectaba como estrella regresa, a los 34 años, a la categoría reina de la mano de Williams. Este fin de semana tiene una prueba de fuego: el Gran Premio de Australia.
Bah, "fuego". Fuego de verdad, sin metáforas, fue lo que hubo en el Citroën con el que se salió del camino en el Rally du Var, de Francia, otra competencia de poco renombre, a fines de 2012. Al cabo de un año y medio de inactividad tras las fracturas, las intervenciones quirúrgicas y una lenta rehabilitación, que se hizo aun más larga por un incidente doméstico que le provocó una nueva fractura en una pierna y la enésima operación, el polaco había vuelto a lo suyo en septiembre de ese año. Y muy bien, con un triunfo en otro pequeño rally, el Ronde Gomitolo di Lana, de Italia. Entre este y el del incendio hubo otro accidente y dos victorias.
Así es la trayectoria de Kubica: éxitos, errores, pasión por la velocidad, infortunios, resiliencia. Y fe. Mucha.
Católico ferviente en un ambiente, el de la Fórmula 1, que de tan frío y tecnológico suele olvidarse de lo humano y lo trascendente, Robert acostumbraba llevar una foto de su amado Juan Pablo II en el buzo antiflama, además de la serigrafía del nombre del pontífice en el casco. Cada uno fue el primer polaco en el más alto nivel en lo suyo. Tan unido a Juan Pablo II está Kubica que hasta comparte el segundo nombre con Karol Józef Wojtyla, que nació en Wadowice, a 38 kilómetros de Cracovia, la ciudad natal del piloto, y de la cual Wojtyla fue arzobispo.
Fe, también, pero en sí mismo, es lo que el deportista tiene y necesita ante las dudas que provoca su vuelta a la máxima exigencia. La mano derecha padece aún –¿y definitivamente?– una considerable disfuncionalidad, y el brazo respectivo "no está al 100%", según reconoce su propio usuario. Cuentan, de hecho, que Kubica recarga 70% del esfuerzo del manejo en la otra mano, en el contexto de una actividad que requiere mucho vigor y excelente estado físico para tolerar enormes fuerzas G.
Tanto es así, tanta incógnita hay sobre su capacidad actual, que eso le cerró alguna puerta de las que el polaco tocó para volver a la Fórmula 1. En 2017 Robert fue admitido por Renault, el equipo en el que había participado en su último año de acción, 2010, para probar sus autos. Quedó en eso, meras pruebas. "Robert tiene limitaciones. Ha desarrollado capacidades sobrehumanas que le permiten compensar, pero no siempre se puede compensar. Hay situaciones, como la largada, la lluvia, en las que la compensación tiene sus límites. Era demasiado arriesgado para nosotros y para él", justificó Cyril Abiteboul, responsable de la escudería francesa, la no contratación como titular.
Ese mismo año y también en 2018, Kubica anduvo ensayando en Williams. La escuadra inglesa no le hizo lugar para las carreras en la temporada última y recibió críticas por haberle dado la oportunidad a un piloto "de pago", el ruso Sergey Sirotkin. Le fue mal. Ahora, aun con más graves problemas financieros, sí le da la chance al talentoso pero sospechoso polaco, el único piloto de su país que compitió, y que ganó, en F. 1. "Determinación y valentía extraordinarios" destacó de él Claire Williams, la dueña de la estructura de Grove. En febrero, durante la pretemporada en Montmeló, el entonces director técnico Paddy Lowe confió en él: "No tengo ninguna preocupación. Creo que la velocidad de Robert sigue siendo impresionante. Dio 130 vueltas, y la última fue buena como la primera". Hoy, Lowe ya no está en el conjunto británico.
Otra voz de aliento, e ilustre, fue de la de Nico Rosberg, campeón de 2016, exconductor de Williams y amigo de Kubica. "Robert tiene un talento aparte. Él y Lewis [Hamilton] son los mejores pilotos que vi en mis 20 años de carreras", lo halagó el alemán, que lo ayudó a reinsetarse en la categoría.
Quizás no le hagan falta los elogios a Kubica. Él quiere correr. Ama hacerlo, aunque a la vuelta de la esquina amenacen más choques, lesiones, quirófanos, llamas. "Antes de mi accidente, la Fórmula 1 representaba 90% de mi vida. Perder todo eso en un día no es fácil. Han sido años muy largos, con períodos difíciles", contó. Pues la pasión, y la fe, pueden más.
Los primeros ensayos del Gran Premio de Australia
Luego de 110 días sin actividad oficial de campeonato, la Fórmula 1 abrirá en la noche argentina de este viernes la temporada 2019, con los primeros entrenamientos en Melbourne, Australia. Desde las 22 (transmitirá Fox Sports 3), los 20 autos girarán en Albert Park, durante una hora y media; a las 2 iniciarán la segunda práctica, también de 90 minutos. La última tanda de pruebas tendrá lugar en la medianoche del viernes al sábado; la sesión de clasificación, a las 3 del sábado, y la carrera, a las 2.10 del domingo de Buenos Aires.
Por lo visto en la pretemporada, en Montmeló, Ferrari parece estar un paso delante de Mercedes y de Red Bull, con progresos de Renault y McLaren y problemas para Williams. Pero el GP australiano dará un diagnóstico real de la situación de 2019.
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