Fórmula 1: Max Verstappen ganó el Gran Premio de Japón bajo lluvia y se coronó bicampeón... sin saberlo

Nadie lo entendía. ¿Era el nuevo campeón Max Verstappen? ¿O no le alcanzaba el puntaje? El neerlandés ganó por paliza el Gran Premio de Japón de Fórmula 1, pero la carrera tuvo menos vueltas porque se terminó por tiempo, y entonces hubo muchísimas dudas. ¿Entregaba el puntaje completo? ¿Le daban las cuentas al piloto de Red Bull para consagrarse en Suzuka?

Johnny Herbert, un ex piloto, le dijo en la entrevista posterior a la llegada pero previa al podio que sí, que era el campeón. En realidad, se lo anunció después de hablar en público con él, cuando ya charlaba con Sergio Pérez, porque inicialmente el presentador no lo sabía. Y entonces Max fue a lanzarse sobre mecánicos y otros miembros del equipo Red Bull para festejar, mientras... seguían las dudas. ¿Qué pasó? Finalmente, se otorgó puntaje pleno a pesar de que habían transcurrido apenas 29 de las 53 vueltas pactadas. Y a la confusión se agregaba un hecho: Charles Leclerc, que había pasado la meta en el segundo lugar y había registrado la vuelta más rápida, estaba bajo investigación, y una eventual sanción podía retrasarlo en la clasificación y, por ende, asegurarle a Verstappen la diferencia de puntos que necesitaba para conquistar el cetro de 2022 en Japón.

Compacto del Gran Premio de Japón

Pues ocurrió. El monegasco recibió un recargo de 5 segundos por haber cortado un poco de terreno tras un pequeño despiste en una acción defensiva contra Pérez y luego encerrar imprudentemente al mexicano, compañero de Verstappen. Finalmente, el corredor de Ferrari concluyó tercero y entonces se estableció el margen mínimo que debía haber en la tabla para que Max consiguiera, a los 25 años, su segunda corona.

La carrera fue anómala desde el principio. Bajo una intensa lluvia, la largada vio a Leclerc, que partía segundo, superar en la aceleración inicial a Verstappen, el dueño de la pole position, pero el neerlandés sobrepasó al monegasco por fuera en la primera curva. Pocos virajes después, el español Carlos Sainz, de Ferrari, se despistó y propició una bandera roja. La suspensión de la competencia duraría algo más de dos horas: el tiempo no daba respiro y el temor de la organización por un accidente similar al que en Suzuka sufrió Jules Bianchi en 2013, que terminó con la muerte del francés en 2014, hizo que se esperara a un clima mucho más benigno para un relanzamiento. El asfalto estaba cruzado por “ríos” de agua.

Al cabo de dos horas y diez minutos, los 18 coches remanentes (había abandonado el Williams de Alex Albon, por una falla mecánica) largaron en movimiento, tras un par de giros en régimen de auto de seguridad. Y a partir de entonces, la competencia fue una paliza de Verstappen, que en promedio le hizo más de un segundo por vuelta de diferencia a Leclerc.

Así y todo, el récord de vuelta del conductor de Ferrari y la segunda posición postergaban la consagración del joven de Red Bull al menos hasta el Gran Premio de Estados Unidos, de dentro de dos semanas. Pero también lo hacía el puntaje acotado que –se proyectaba– iba a otorgar la competencia de Suzuka. Sin embargo, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) hizo una interpretación particular del reglamento y oficializó que Verstappen era el nuevo campeón mundial. ¿Por qué?

Si bien había transcurrido poco más de 50% del recorrido total de la prueba, lo cual a priori haría que fueran otorgadas menos unidades en los respectivos certámenes de conductores y constructores (19 al triunfador en lugar de los 25 usuales), la entidad aplicó el puntaje pleno por entender que la carrera no había resultado suspendida sino que había concluido con la regularidad de la bandera verde, con la única anomalía de que había finalizado por límite de tiempo. Una sorpresa que generó la incertidumbre general. Nadie creía que Verstappen era el ganador del Mundial de Pilotos de 2022.

De hecho, Herbert –tres triunfos en los años noventas, con Benetton y Stewart– hizo la entrevista previa al podio con Max sin estar al tanto de la consagración. Éste respondió estar contento “por haber tenido una carrera” tras la lluvia, casi más que por la victoria. Luego el entrevistador pasó a Checo Pérez, y mientras el mexicano hablaba y, un poco más allá, se saludaban Verstappen y Leclerc, Herbert convocó al conductor de Red Bull para darle una noticia: era bicampeón del mundo. Todos quedaron perplejos.

Así se enteró Verstappen

Y entonces el muchacho de Red Bull fue hacia donde estaban los miembros de su escudería y su novia, Kelly Piquet (hija de Nelson, ex campeón mundial brasileño), y se abrazó con ellos. Salvo eso, toda su celebración fue calma, más típica de un triunfo común que de una conquista de campeonato. Sucede que era la gloria era cantada, una mera cuestión de tiempo. Salvo en las tres primeras fechas, cuando el Ferrari de Leclerc le presentó gran batalla con dos victorias, el Red Bull número 1 dominó casi siempre en el certamen. En condiciones normales pocas veces perdió: éste fue su 12º éxito en 18 competencias en el año.

Apenas estuvo en seria duda cuando pareció que no habría más carrera en Suzuka, tras la bandera roja de la vuelta 2. En algún momento de la pausa de más de dos horas, la precipitación se hizo más intensa y no había demasiado tiempo que sobrara, porque la luz natural no duraría mucho y el circuito no tiene iluminación artificial. Si no había relanzamiento, los escasos dos giros completados no entregarían puntaje.

Además, una situación alteró los ánimos: cuando todavía había autos circulando en la pista, un camión-camilla ingresó para retirar al accidentado Ferrari de Sainz, y Pierre Gasly pasó muy cerca de él con su Alpha Tauri. Primero sorprendido, y luego muy enojado, el francés se quejó airadamente de eso: las grúas no pueden actuar mientras hay coches de carrera en tránsito. El recuerdo de la fatalidad de su compatriota Bianchi, que murió por un brutal impacto contra un vehículo de remoción de autos de competición en el mismo autódromo, sensibilizó a todos en Japón.

Más allá de eso, en la reanudación se dieron dos atractivas luchas. La de Esteban Ocon y Lewis Hamilton, en la que el francés de Alpine resistió al inglés de Mercedes y obtuvo el cuarto puesto, y la de Leclerc y Pérez, que se decantó en favor del americano luego de la meta, con la penalización al monegasco.

Las primeras diez posiciones de la clasificación

Lluvia, una grúa en la pista cuando no debía estar ahí, una interrupción de dos horas, la definición del segundo lugar en los escritorios de los comisarios, y también la del propio campeonato mundial. Más el festejo del viejo-nuevo monarca sólo una vez que un presentador se lo informó, ante los ojos del planeta. El Gran Premio de Japón suele ser raro, impactante.

Este año, después de dos temporadas de ausencia, siguió su costumbre. Una como la que parece instalar Max Verstappen, cuyas consagraciones en la Fórmula 1 tienen el sello de lo inesperado. Del golpe de escena y la euforia de 2021, cuando Hamilton ya casi festejaba en Abu Dhabi, a la confusión y la calma de 2022, cuando MadMax podía esperar varias fechas más cumplir el objetivo pero lo logró sin siquiera saberlo. Sus coronaciones asombran, sí. Pero son lógicas: también su talento asombra.

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