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Ese amigo del alma: José Froilán González, un rival que lo acompañó siempre
José Froilán González es uno de los pilotos que quedaron en la historia grande del automovilismo mundial. Nació el 5 de octubre de 1922, en Arrecifes, tierra de campeones. Compitió en 115 carreras, mitad de ellas internacionales. Se impuso en 46. Pisó el podio en 80 oportunidades. Condujo a Ferrari al primer éxito en la Fórmula 1, en Silverstone, en 1951. Fue subcampeón mundial en 1954. Pero así como en ese certamen que se quedó con el número 2, también su figura fue eclipsada por la de Juan Manuel Fangio. Un rival en la pista, pero un amigo en la vida.
Acompañó al Quíntuple a todas partes una vez que las antiparras y los cascos quedaron para el recuerdo. Una prolongación de una amistad que se fortificó en la etapa europea de ambos. Hoy, Froilán, o Don Pepe, es consejero honorario de la Fundación Juan Manuel Fangio. El ladero del gran campeón. Un hermano.
Froilán integró el equipo argentino Aquiles Varzi, junto con El Chueco y con Benedicto Campos para darle forma a un proyecto ambicioso y exitoso de la alta dirigencia del Automóvil Club Argentino (ACA). ", me dijo, y ahí empezamos nuestra aventura europea", recordó González.
"Fangio era amigo de mi tío, Julio Pérez, que corría en el TC para Chevrolet. El se mató en un gran premio. En 1948 participé en la Buenos Aires-Caracas y al año siguiente en al temporada internacional en la Argentina. Fangio y Domingo Marimón me trataron muy bien. Un día trajeron al ACA una Maserati, que me encantó, y tras un gran esfuerzo económico, ya que vendí dos autos, un camión y otras cosas más, la compré y competí, tanto en 1949 como en 1950", comentó don Pepe, dueño de un entusiasmo fabuloso.
"Con esa máquina me entrenaba en Arrecifes. Me cerraban las calles y yo iba y venía. Tenía una potencia impresionante. Jamás había manejado algo similar. Sólo los autos de Fuerza Limitada se parecían por el comportamiento, pero era sorprendente", recuerda Froilán.
"Justamente en 1950, tras el campeonato de Fórmula 1 que ganó Farina, nosotros, que igual estábamos contentos por la actuación argentina (Fangio quedó segundo), volvimos al país, pero antes nos embargaron los autos en Italia porque debíamos 2000 dólares. Lo solucionamos gracias al aporte de la empresa Suixtil y del ACA. Ese año lo completamos con carreras en Paraná y en Chile. Luego fuimos al óvalo de tierra de Rafaela. Hicimos 207 km/h de promedio. Fue un 24 de diciembre, ¡y nosotros corriendo!".
González fue excepcional. Sus logros fueron opacados por el brillo de su gran amigo, Fangio, ganador de cinco títulos mundiales. "Jamás hubo momentos de celos o de discusiones. Pero él tenía alma de líder y en esa época nosotros lo seguíamos", comentó Froilán.
En la revista de la Fundación Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio, González lo recuerda así al campeón: "Juan vivía en Milán, en el Hotel Colombia, a tres cuadras de Termini y yo en la Vía Buenos Aires, muy cerca de él. Se movía en un Alfa 2500, que le había dado la fábrica, y yo en un Fiat 1100. La diferencia que tenía con él era que le gustaba viajar de noche y a mí, de día, con mi autito y con mi señora. Pero vos sabés cómo era, hacíamos lo que él quería…".
Don Pepe solía decirle "¡Qué tarro que tenés!". "Es que Juan tenía mucha suerte, en todo. Con las mujeres, con los contratos, en las carreras. Todo se le daba en su favor, más allá de su talento y de sus condiciones", explicó don Pepe, que al referirse sobre si él también tenía suerte, agregó: "Estar vivo después de andar a 300 km/h con unas cubiertas como las de calle, en circuitos sin guard rails, sin traje antiflama, sin correas de seguridad ni buenos cascos, con medio cuerpo afuera, obligan a decir que sí".
Ese amigo del alma acompañó a Fangio tanto en la etapa europea de ambos como en el resto de la vida. Ya retirados de la práctica del automovilismo deportivo, juntos recorrieron innumerables lugares.
Fangio siempre fue la figura, el centro de atención. José Froilán González, con suma humildad y orgullo por su amigo, escoltó como un fiel ladero.
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