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La campeona nacional de trail que no necesitó del apellido de su tío para triunfar
Su tío fue triatleta olímpico y campeón nacional, ella sacó a relucir su gen competitivo y se destaca en las carreras de montaña, ese lugar donde encontró su paz
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Cuando corre, parece que volara. Trepa la montaña con destreza innata y se deja llevar por la aventura que le depara el sendero. En medio de la naturaleza, se siente plena y encuentra paz. Allí, a más de mil metros de altura y cuando el terreno le presenta dificultades, es cuando saca su gen competitivo, esa intuición para sortear cualquier obstáculo. Tal es así que en menos de cinco años se convirtió en campeona nacional y su repisa se llenó de trofeos y medallas. Hoy disfruta de su presente, se nutre, aprende y tiene como meta el Mundial de Trail en Tailandia.
María Paula Galíndez tiene 28 años y es la campeona nacional de trail. Una disciplina en pleno auge -de carácter amateur- que gana popularidad y aficionados en todas partes del país. Desde 2017, cuando ella comenzó a correr, sus logros no tardaron en llegar. Tuvo sus primeros pasos por las carreras en la modalidad calle, pero al poco tiempo quedó cautivada por la montaña. Internamente lo sabía, y ese momento en soledad, allá arriba, le reportó buenos resultados.
“Mi fuerte es que disfruto las carreras. Sufro los entrenamientos, y mucho. Pero me gusta ir a disfrutar las carreras y creo que de eso se trata. Me puede favorecer el hecho de entrenarme en las sierras cordobesas, por la técnica, la velocidad… pero pasarla bien es la clave”, describe Galíndez, quien se trazó sola su propio camino.
Y añadió acerca de su vertiginoso progreso: “A Roxana Flores, corredora de Neuquén y campeona nacional, me la crucé tres veces, y siempre salió delante mío. Antes me sacaba media hora y ahora seis minutos. La admiro muchísimo”.
En agosto 2021, Galíndez corrió los 30 kilómetros del Nacional de Trail en San Juan y se coronó campeona. Este título le dio la clasificación para el Sudamericano (que luego se suspendió) y al Mundial de Tailandia de noviembre. Cuando se produjo su ingreso a la selección argentina, su nombre comenzó a resonar. En un deporte amateur, donde todos los atletas pagan por participar, ella fue encontrando su espacio. Sus participaciones demostraron su calidad de corredora sobre el relieve. Pasó por Patagonia Run, Turmalina, San Juan, Altas Cumbres, UTACCH y El Cruce (carrera en la que pidió salir con el grupo élite) y luego se clasificó segunda.
“Al principio me destacaba corriendo, hasta que me dí cuenta que para que mi talento se distinguiera había que ir a correr al sur o ganar el Campeonato Nacional de San Juan. Así que fui ahí y, con los resultados y podios, fui logrando más confianza y se me fueron abriendo más puertas. Ser campeona nacional, significó mucho. Y después, correr Patagonia Run o El Cruce, y quedar en el podio general, resultaron grandes conquistas. El Cruce, el año pasado lo pagué y pedí largar con la elite… el lugar te lo tenés que ir haciendo vos”, dice sin dudar quien es madre de Brunella, que cursa primer grado.
Su apellido es sinónimo de deporte. Su tío, Oscar Galíndez, es un triatleta olímpico que ganó títulos internacionales y fue campeón nacional. De él heredó su rasgo competitivo y la calidad a la hora de correr. Su fortaleza mental, en parte, la heredó de él, de quien aprendió y tomó consejos. Pero no fue el único. Su padre también era corredor. En enero de 2018, durante un triatlón Walter, su papá falleció a los 58 años, después de participar en la prueba a modo de aficionado. Un golpe duro, por la pérdida de una persona a quien lleva siempre en su corazón y al que le hace honor siempre que sale a trotar por las montañas. Fue su inspiración, quien le compró su primer reloj y alentó para que se lanzara a la aventura.
“Lo escucho a mi tío: si bien él se dedica al triatlón y al deporte profesional desde más chico, tiene mucho lo de lo que significa competir, y con él hablo mucho de eso. Es bueno escucharlo, si hay alguien que sabe de la competencia es él. Ganó mucho”, explica a quien siempre la relacionan con el atleta que fue olímpico en Sydney 2000.
“El running me quitó lo más importante que yo tenía, pero también me está dando un montón de satisfacciones y me hace sentir viva, me recuerda a mi padre. Por eso, las llegadas son tan emotivas. Al principio me aboqué más a la montaña, simplemente quería despejarme, la montaña me dio eso. Esta es mi historia de trascendencia”, le dijo en relación a su papá, a la revista Fartlek.
Pero, ¿Qué significa ser parte de la selección argentina de trail? ¿Tienen entrenador? ¿Reciben alguna ayuda? No, conlleva el honor de portar la bandera, la posibilidad de representar al país de manera oficial. ¿Los gastos? ¿El costo del pasaje, la indumentaria, los materiales, la alimentación? Los afronta el deportista. En total serán 24 corredores argentinos quienes participarán del 3 al 6 de noviembre en el Mundial. Largarán cuatro por categoría en hombres y mujeres, aún restan saberse algunos clasificados. Categorías: Junior, 15km, short (35-45km) y long distance (75-85km).
“Va a ser un desafío. No tiene tanta altimetría, pero sí mucha humedad. Pero lo que tiene de mágico es una cultura totalmente diferente, es algo innovador para ellos. Estamos buscando la manera de costear el pasaje porque vamos en representación de Argentina, pero el viaje lo tenemos que costear nosotros. Simplemente formar parte de la selección te da el honor de llevar la bandera y representar al país, pero nada más. No hay entrenador, no hay nada más que eso”, detalla, quien se clasificó en San Juan con un tiempo de 4 horas y 8 minutos.
Y añade: “Antes, el Mundial iba a ser en Chile, lo que implicaba un costo menor, al igual que el Sudamericano, al realizarse acá voy por mi cuenta, pero todos esos gastos corren por cuenta propia”.
–¿Cómo ves el desarrollo del trail en el país?
–Acá en Córdoba el nivel está creciendo, pero no es tan fuerte como el de las chicas del Sur. Es bueno que se hagan campeonatos así, para poder medirnos y que haya más competencia, acá en Córdoba. Del 2018 a 2022 cambió mucho todo el deporte. Cada vez hay más atletas, más opciones y el nivel es más exigente.
–¿Qué es lo más difícil a la hora de correr a tu nivel?
–Me siento cómoda en los 30 kilómetros, esa sería mi distancia. Los 21 los uso para tener más velocidad y apuntar a los 30/35km. Estoy trabajando para los 42 del Mundial y es donde busco ser firme. Poder ser más rápida ahí y aguantar. En la maratón es una distancia relativamente corta y larga. Los punteros vamos muy rápido y ahí es cuando se hace larga. Lo más difícil de controlar es el ritmo. El otro día, en los 40 km, si bien no fue de tanto desnivel como imaginamos, empezás corriendo rápido y después no lo podés sostener. Entonces, es empezar a entender cómo viene y controlarlo. En 25/20km sabés que es una hora y media corriendo al palo y lo manejás, en la maratón son 3 horas y pico, no podes aguantar ese ritmo.
–¿Cómo combinás el ser madre, trabajadora, corredora, con los viajes y las horas de entrenamiento?
–Son contados con los dedos de una mano los atletas que se dedican solo a correr. Lo mío es una locura hermosa. Me tengo que organizar entre los entrenamientos, sumado a los horarios de mi nena, que tiene sus tareas y sus actividades extra. Jugar con ella, pasar tiempo con ella. La cuestión es organizarse y ponerse los tiempos. Nos entrenamos cuando ella se va a clases y corro cuando ella duerme. Me apoyo mucho en mi novio, y entre los tres hacemos un gran equipo. Además de las sesiones de corrida, las combino con pilates, natación y gimnasio.
–¿Cómo se trabaja la cabeza para mantenerte competitiva durante las carreras tan largas?
–Esa semana previa a la carrera me imagino en carrera. Me veo corriendo, me veo saliendo, llegando, trepando… La ansiedad hay que aprender a manejarla. Siempre con buenas energías, pensando que me va a ir bien. Y, cuando voy en carrera, pienso también que las cosas pueden salir mal. Porque si pienso que todo sale bien y después algo sale mal, ahí caés y la cabeza falla. Entonces, en carrera imagino, no sé, lo peor que me puede pasar y cómo superarlo, y ahí voy mezclando los pensamientos y controlándolos.
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