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Hernán Barreto, atleta paralímpico: “El deporte me salvó la vida dos veces”
La historia del corredor argentino que sueña con ganar el oro en París 2024
- 8 minutos de lectura'
“El deporte me salvó la vida dos veces”, le cuenta a LA NACION el atleta Hernán Barreto. ”La primera fue cuando era adolescente y me ayudó a salir del infierno que era mi casa. La segunda fue después de la muerte trágica de mi hermana y la de mi mamá por el cáncer, cuando entré en una gran depresión”, agrega este hombre de 32 años, que a poco de nacer sufrió una parálisis cerebral que le provocó problemas para caminar. En pocos días, Barreto buscará repetir el oro en los Parapanamericanos en Santiago de Chile, un logro que ya consiguió en atletismo con apenas 16 años en Guadalajara 2011 (oro en los 100 y 200 metros), en Toronto 2015 (oro en 100 y 200 metros) y en Lima 2019 (oro en 100 y plata en 200 metros).
En los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 tuvo su gran consagración cuando cruzó la meta tercero en los 200 metros, su especialidad, y con 17 años ganó la medalla de bronce que fue la primera del atletismo paralímpico argentino. En Río de Janeiro 2016 repitió el bronce, pero esta vez en un doble triunfo en 100 y 200 metros. “Más allá de mi dificultad, siempre salí a pelearla. Hoy estoy orgulloso de la persona que soy y que mis hermanos me vean triunfar en la vida”, dijo el oriundo de Zárate luego de conseguir su tercera medalla paralímpica en Río de Janeiro.
En 2013 ganó la medalla de bronce en 100 y 200 metros en el Mundial de Lyon 2013 y en la siguiente cita mundialista de Londres 2017 obtuvo la medalla de plata en 200 metros y la de bronce en 100 metros.
Este año se subió nuevamente a un podio cuando ganó la medalla de plata en 200 metros en 25,37 segundos (estableció el récord continental) y la de bronce en 100 en el Mundial de Atletismo Paralímpico de París, lo que le otorgó el pasaje a los Juegos de París 2024 en lo que puede ser su cuarta participación en la cita paralímpica.
Para entender la magnitud de la grandeza de Hernán Barreto solo alcanza con comparar su marca con la de un atleta convencional. El mejor registro de un argentino en 200 metros es la de Carlos Gats, en 1998, y fue de 20,37 segundos.
🥈MEDALLA DE PLATA Y RÉCORD CONTINENTAL
— DEPORTV (@canaldeportv) July 12, 2023
👏Segundo puesto para @hernanbarretoOk en el Mundial de Para Atletismo de París.
⏰Registró una marca de 25.37 en los 200m categoría T35. pic.twitter.com/RIICdWdTe2
“Estoy haciendo todo lo posible para lograr el oro paralímpico que se me negó tres veces y que es mi sueño. No se si lo voy a alcanzar pero lo voy a intentar con toda mi energía”, le dice a LA NACION Hernán, que antes de París buscará repetir los logros frente a atletas del continente americano en los Juegos de Santiago de Chile que comenzarán el 17 de noviembre.
Hernán Barreto es uno de los deportistas argentinos discapacitados más destacados y sin dudas el más importante del atletismo, aunque su historia de triunfos sobre el tartán contrasta con una vida cruzada por una infancia muy difícil.
“El deporte fue mi salvación”
Hernán nació en forma prematura, lo que le provocó una parálisis cerebral espástica clasificada como diparesía, que le generó una rigidez en los músculos de sus piernas y una alteración en su motricidad fina. Tardó casi tres años en caminar aunque esto no fue su principal dificultad. Un padre extremadamente agresivo que ejerció la violencia física y psicológica, y que enfocó el maltrato en su discapacidad, fue el gran obstáculo a vencer.
“Mi papá me menospreciaba y me marcaba constantemente que no iba a ser nadie en la vida. Vivimos con esa agresión y maltrato muchos años, y para mí salir de mi casa a practicar un deporte era un alivio. Además era la manera de poder comer, porque en mi casa faltaba la comida todo el tiempo”, dice Barreto, que tuvo un gran apoyo en su profesora de educación física de la escuela 501 de Zárate y a quién destaca como una de las personas importantes en su vida.
Norma Mayol fue la que vio el talento deportivo de Hernán y a los ocho años lo incentivó a participar en los Juegos Bonaerenses, en donde sobresalió por la velocidad que mostró corriendo. “Al principio ir a las competencias era una forma de escaparme de mi casa, de estar en un ámbito de reconocimiento y finalmente fue mi salvación”, explica Hernán.
Durante los Bonaerenses de 2009 en Mar del Plata se le acercó Ariel González, entrenador de atletismo de la selección nacional de atletas con parálisis cerebral y lo invitó a participar de una concentración deportiva. “Pisar el Cenard fue entrar en el paraíso. Fui durante un tiempo, pero tuve que dejar porque no tenía para pagarme el pasaje de Zárate a Buenos Aires y me daba vergüenza contar lo que me pasaba”, explica Hernán. “Pero al año siguiente Ariel me volvió a llamar y me explicó que necesitaba encarar el proyecto con mucho compromiso. A partir de ahí arranqué con todo y mi vida dio un vuelco”.
El bronce paralímpico
El 14 de abril, el día de su cumpleaños, Hernán logró la marca que le permitió participar en los Parapanamericanos de Guadalajara 2011, pero que también la que le posibilitó acceder a las becas del Enard y la Secretaría de Deportes, que fue su primer sueldo como deportista : “Con esa plata le arreglé la casa a mi mamá. Fue muy importante sentirme útil y darme cuenta de todo lo que podía lograr”.
La medalla de Guadalajara fue el primer paso para una de las carreras deportivas más importantes del atletismo argentino, pero sobre todo fue la que le permitió a Hernán ganar una pelea difícil: la de la autoestima. “Fue el punto de quiebre, demostrarme a mi mismo que podía y salir de todo lo que había sufrido”, afirma el velocista.
“Lo que ocurrió en Londres fue hermoso, porque a los Juegos Paralímpicos llegan muy pocos y son los mejores atletas del mundo. Corrimos en un estadio repleto como nunca antes había estado. Fue un tercer lugar, pero para mí fue como si hubiese ganado el oro”, cuenta Hernán, que cuatro años después pudo revalidar el logro alcanzando dos medallas en Río de Janeiro 2016.
Tokio 2020 fue una inflexión en su recorrido deportivo sembrado de logros, porque no pudo subirse al podio y tuvo que conformarse con un quinto lugar. “Mastiqué bronca y la pasé muy mal”, dice Barreto, que luego vivió uno de los momentos más duros de su vida cuando murió su hermana adolescente, a partir de un suceso trágico, y a los pocos meses falleció su mamá, consecuencia de un proceso largo y doloroso atravesado por el cáncer.
“Estuve hundido en un profundo estado de depresión durante seis meses en los que me alejé por completo del atletismo. Tuve la suerte de que mi entrenador supo entenderme y me rescató de ese momento feo. Me dijo que era el tiempo de salir de esa situación y me invitó a entrenar nuevamente a Lobería, donde el tiene su centro de preparación y arranqué nuevamente”, relata Barreto que entiende que el es el dueño de sus logros, pero al mismo tiempo no se olvida de las personas que lo ayudaron y dice: “Al podio me subí solo, pero en ese lugar también estuvieron las personas que me acompañaron, que me permitieron crecer y ser mejor persona”.
Hernán no oculta su pasado y prefiere contarla, porque cree que compartir su historia puede servir de ayuda a otros a encontrar una salida: “Me sirve expresar lo que me pasó y cómo pude superarlo. Pasé situaciones muy duras, pero también soy un agradecido: nací con un don y es el de ser buena persona, y siento que la vida me recompensó”.
Hambre de gloria
Cuando Hernán Barreto llegue a París, en agosto de 2024, tendrá 32 años, más de 16 como atleta de elite y seguramente será uno de los candidatos a sumar una nueva medalla olímpica. “El caso de Hernán es poco frecuente, porque son contados los atletas de alto rendimiento con una carrera tan destacada y sostenida por tantos años. La clave está en su actitud: es una persona con mucha dedicación con hambre de superación y de gloria”, afirma Ariel González, entrenador de Fadepac (Federación Argentina de Deportistas con Parálisis Cerebral) y de la selección nacional de atletismo de deportistas con parálisis cerebral.
Hernán Barreto es tan locuaz como rápido en la pista. Le gusta contar su historia de manera transparente y a la vez descarnada. Siente que desnudando los fantasmas que lo acompañaron durante tanto tiempo es como los mantiene a raya, pero también levanta la voz cuando entiende que algo no le gusta: “La falta de reconocimiento me genera impotencia. No veo la inclusión que algunos plantean en el mundo del deporte. Todavía tenemos mucho por evolucionar. Solo te doy un ejemplo: los Panamericanos los trasmitieron en vivo. Cuando arranquen los Parapanamericanos se va la televisión”, sostiene Hernán Barreto en tono crítico.
“El deporte me dio una oportunidad de crecer que la vida me estaba negando. Me ayudó y me construyó de otra manera, me abrió las puertas a una realidad distinta. También estoy agradecido a Norma, a Ariel y a todos los que me acompañaron en el recorrido pero también siento que lo que logré me lo merezco y que es la recompensa que la vida me dio”, cierra diciendo Hernán mientras va en busca de un nuevo logro y del reconocimiento que la sociedad todavía les debe a los deportistas discapacitados.
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