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Félix emociona a todos: la historia del pintor de casas que deslumbró en la Maratón de Buenos Aires
Bajo el dominio keniata, la nota la dio el nombre menos pensado
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Hay momentos que cuesta animarse a soñarlos. Triunfos tan distantes que suenan a pura mentira. Arcos de llegada que se imaginan imposibles. El domingo, en esta 37 Maratón de Buenos Aires, la realidad se impuso sobre las limitaciones más fundamentadas y hubo dos personas, al menos dos, que superaron sus sueños más locos.
Una mirada superficial de la foto de llegada marca una historia previsible. Tres keniatas dominaron el podio internacional masculino: Víctor Kipchirchir dominó con 2h07m05s (quinta mejor marca en la historia de esta carrera), escoltado por Edwin Kiptoo (2h09m32s) y Víctor Kiplimo (2h11m43s). En las mujeres, apenas una atleta cambió la monotonía de banderas: Rodah Tanui ganó con 2h26m56s (segunda mejor marca del histórico de Buenos Aires), luego la etíope Kasu Lemeneh (2h28m00s) se infiltró entre las dos keniatas, con Sharon Cherop (2h28m56s) en tercera ubicación. Otra muestra más de la inexpugnable armada africana. Pero que no confunda la foto de llegada: apenas detrás, dos cuentos de hadas están a punto de narrarse.
Félix es pintor. Pinta casas, oficinas, instala cielorrasos, hace algo de electricidad, se da maña. También es atleta. En el sentido más genuino de la expresión: disfruta correr. Esto que podría parecer una virtud para un atleta, en realidad muchas veces ha sido su mayor defecto como competidor. Es capaz de correr cuatro carreras en un solo fin de semana para sumar puntos para su amado club, FC Max, en un torneo de pista. Él realmente quiere correr, y además muy fuerte.
Esto también puede confundir, no siempre es bueno querer correr fuerte. Más aún cuando esas ganas superan las propias limitaciones físicas. Félix es un gran corredor, tenía un registro en maratón de 2 horas 25 minutos; es muy bueno. Pero también muy lejos de la mejor dupla del país, Arbe y Muñoz, que marcan 2 horas 10 minutos. Una brecha casi imposible de salvar. Casi.
Félix quería largar la maratón de Buenos Aires, pero con chances reales de soñar con un podio. Semanas antes, él pedía esto: “Sueño con un tercer puesto, sé que estoy lejos, pero aunque sea con lo justo, rasguñarlo hasta con los dientes, subirme al podio”. Para ponerse competitivo, debía cruzar todo el país e irse dos semanas a entrenar a la altura de Cachi, Salta, 2.300 metros sobre el nivel del mar. Pero no había forma; en realidad, no había fondos.
“Pensé que no iba, pero justo pegué dos buenas obras de pintura, y se sumé que vendía unas zapatillas de pista usadas que tenía. Me partió el alma, porque las quería, pero terminé de pagar los pasajes a Salta”. Se fue a sumar 220 kilómetros por semana en sus piernas y volvió apenas el viernes previo a la carrera. Estaría en la línea de largada de la Maratón de Buenos Aires.
Pero no estaría solo, lo acompañaba, entre otros, Eulalio Muñoz, tercera mejor marca histórica argentina, olímpico en Tokio, uno de los que le sacaban 15 minutos por historial. David Rodríguez, ganador de la Maratón de Buenos Aires 2021. Y también Martín Méndez, subcampeón sudamericano este año en Asunción, con una marca 9 minutos mejor que la del pintor de casas.
Pero las carreras hay que correrlas. Félix salió prendido con los tres, una acción casi suicida, aunque no inusual en él. Cruzaron la media maratón en 1h05m45s. “Ahí miré el reloj y me dio miedo, me pasaron miles de cosas por la cabeza, me podía pegar una muerte bárbara”, reconoce Félix. Pero siguió corriendo, al menos hasta el km 27. Ahí el isquiotibial derecho le pegó un aviso. Y tuvo que dejar ir a Méndez y Muñoz.
“Miré para atrás, a ver quién me agarraba, y pensé en mi mamá”, cuenta Félix recordando a Teresa, que falleció cuando él tenía 12 años. Aguantó, no forzó más de lo posible el músculo, usó la cabeza. Diez kilómetros más tarde la historia cambiaría por completo.
Eulalio Muñoz abandonaba la prueba por una dolencia física y Martín Méndez aminoraba el paso. “Cuando pasé a los dos pensé que era un sueño”, reconoce Félix. “Soy muy duro para llorar, pero a 300 metros de la llegada se me puso la piel de gallina y se me nublaron los ojos”. Así, José Félix Sánchez, el atleta de Adidas, el pintor de casas, el ganador menos pensado, cruzaba la línea con 2h16m52s, siendo el mejor argentino. Allí se agarró la cabeza y solo pensó dos cosas. Primero: “No tenía el celular para contestar todos los saludos que me iban a llegar…”; se le rompió hace unos días y no había presupuesto para arreglarlo. Segundo, miró al cielo. “Y le agradecí a mamá, que me acompañó en la carrera más importante de mi vida, y la gané por ella”.
Y aún falta la mitad de la historia. La psiquiatra Xoana Ludmila Zurita está haciendo una maestría. Eso le consume buena parte del tiempo libre. Pero corre, una buena distracción a la presión del trabajo y el estudio. Nadie la conoce en el ambiente del atletismo, al menos hasta hace, cinco semanas, cuando obtuvo un cuarto puesto en la Media Maratón de Buenos Aires.
La doctora Zurita, especialista en patologías de la mente, corre muy bien, pero tiene un talón de Aquiles. En las competencias se pone muy nerviosa. “No estoy para medicarme, pero si yo fuera mi paciente me mandaría con un psicólogo”, reconoce Xoana. “Pero, la verdad, me da fiaca hacer terapia”. Así que busca sus propias estrategias para evitar la presión.
Una fue no avisar a nadie, ni a su mamá, que siempre la acompaña (quizás Viviana se entere por esta nota), excepto a su novio y entrenador, Mijail, que iba a correr la Maratón de Buenos Aires. Por primera vez en su vida enfrentaría esa distancia. “El objetivo era salir y ver en qué momento se fundía”, reconoce Mijail. Se podría decir que Luján Urrutia, o Karina Fuentealba, o Lorena Lázaro tenían más pergaminos. Pero Xoana no hizo caso al pasado, corrió como nunca y así lo vivió: “Creo que no la corro nunca más, es durísima, no llegás más. La gente me alentaba mucho, pero yo sufrí un montón. No me importaba si me pasaban o lo que sea, pero quería llegar”.
Y llegó. Primera entre todas las damas argentinas. “Me sorprendió, pero siempre me hace estar orgulloso de ella”, confiesa Mijail. El listado dirá que los podios fueron: Xoana Zurita (2h46m47s), Luiza del Carmen Páez (2h54m33s) y Marianela Balinotti (2h55m04s). En hombres, asegura, finalizaron: Félix Sánchez (2h16m52s), Martín Méndez (2h17m19s) y Miguel Maza (2h17m32s). Pero estos triunfos tan distantes hacen que los números suenen a pura mentira. Porque hay sueños que van más allá del reloj, que a veces solo hay que correr, como nunca en la vida, para intentar alcanzarlos.
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