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Deporte en el siglo XXI. Dueños de los Juegos: Usain Bolt y Michael Phelps, las dos caras que cambiaron el rumbo olímpico
Si se hiciera un repaso por la historia del deporte en el siglo XX, se podría señalar a aquellas personas que marcaron la época disciplina por disciplina. Al intentar un ejercicio similar en el siglo XXI se encontrará a dos individuos, Usain Bolt y Michael Phelps, que superaron el concepto de dejar huella. Es insuficiente señalarlos por su grandeza, "por ser los mejores en…". Ellos fueron el evento mismo. Y la palabra evento no fue escogida al azar. No se trata de atletismo o de natación. Fueron la razón de ser del acorazado que en la economía mundial representan hoy las actividades deportivas.
Los cuatro Juegos Olímpicos de este milenio les correspondieron. Se convirtieron en dueños absolutos de la promoción, el programa, el contenido, el resultado final y las ganancias. En Atenas 2004, si bien Bolt llegó lesionado y no obtuvo podios, Phelps ganó seis medallas doradas. Fue a concretar lo que se suponía (venía de lograr cuatro en el Mundial de Barcelona 2003), cuando todavía no tenía títulos olímpicos. Pero las principales historias de Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 fueron ellos dos.
La natación abre el programa olímpico y el atletismo lo cierra. Y en esa línea de tiempo, la presencia de ellos en cada día de la competencia está garantizada, porque participan en tantas distancias, especialidades –y sus respectivas eliminatorias–, que todos los días hay razones para hablar de ellos. El calendario diario se diseñó en los últimos tres ciclos olímpicos con la premisa de acomodar las pruebas en las que ellos deseaban participar. Para evitar superposiciones, darles los descansos adecuados e invitarlos a intentar la mayor cantidad de pruebas.
Un gran deportista avanza en su carrera por los impactos que generan sus triunfos y es el repaso de esa trayectoria el que define la importancia de sus éxitos. Bolt y Phelps fueron tan dominantes que, tras establecer su superioridad inicial, se animaron a que los objetivos a largo plazo fue-ron definidos de manera externa. La presión mediática y publicitaria imaginó proezas inigualables. Algunas casi absurdas. Se instalaron como un desafío… y ambos lo lograron. ¿Cómo es eso?
Bolt, el atleta más carismático del milenio, ganó en Pekín 08 los 100, 200 y 4x100m. Bastante impresionante. Pero otros, como los norteamericanos Jesse Owens, en Berlín 36, y Carl Lewis, en Los Ángeles 84, ya lo había hecho. Incluso sumando una cuarta medalla en longitud, prueba en la que el jamaiquino jamás participó. Lo que no se había logrado nunca era conseguir esa hazaña dos veces. Entonces, repitió en Londres 12. Y cuando eso ya parecía demasiado, le pidieron que lo hiciera una tercera vez, en Río de Janiero 16, y también lo concretó.
Factores ajenos borraron una de esas conquistas, la de 2008, ya que el equipo de posta de Jamaica fue descalificado en 2017 por una sanción con retroactividad por un control antidoping positivo de Nesta Carter.
Pero lo que significa Bolt se resume en un dato. La BBC lleva invertidos miles de millones de dólares en derechos de TV olímpicos. Para los Juegos de 2012, fueron 1180. El 5 de agosto, el día de la final de los 100 metros, la cadena fue sintonizada por 20 millones de personas en vivo en Gran Bretaña y tuvo más de 120 millones de reproducciones en su sitio web. Los ingresos generados esa misma noche alcanzaron para cubrir casi por completo la inversión. La competencia hubiera existido igual, seguro. Pero el negocio hubiera sido imposible sin el héroe.
Phelps, un personaje introvertido, obtuvo seis medallas en Atenas 04 (100 y 200 mariposa, 200 y 400 estilos y las postas 4x200 libre y 4x100 estilos). Impactante. Pero quedó a una del récord de su compatriota Mark Spitz, en Munich 1972. Se le pidió superar ese reto y lo hizo en Pekín 08, cuando a esa lista le sumó los 200 y los 4x100 libre para un total de 19 carrera en ocho días.
Tras enloquecer al mundo desde China, la opinión pública lo castigó por una foto en la que se lo veía fumando marihuana. Fue suspendido por tres meses. Y mientras la mayoría pensaba más en eso que en su preparación, en Londres 12 batió el récord de 18 medallas de la gimnasta soviética Larisa Latynina. En Río 2016 llevó ese número a 28. Además, 23 de ellas fueron de oro. Los que lo siguen en la lista, tienen 9. Los números nunca se dieron a conocer de manera oficial, pero Sport Illustrated le pagó aproximadamente 75 millones durante las dos últimas décadas para sus entrevistas exclusivas y las fotos con sus medallas que, por contrato, nadie más puede sacar. No hace falta aclarar que los sponsors atraídos por esa exclusividad recuperaron la inversión.
Bolt y Phelps fueron los más rápidos, los más ganadores. Pero no fue solo eso, fueron el rostro del nuevo modelo de negocios del deporte. Podrían pasar cien años hasta que alguien se acerque a algo parecido.
Nombres que marcaron la época
- A fondo. Rossi cambió la imagen del motociclismo. El italiano Valentino Rossi fue nueve veces campeón en las cuatro categorías del motociclismo mundial y es la figura más emblemática de la historia del Moto GP. Il Dottore, desde su carismática personalidad y su conducción osada, impuso el número 46 como una marca registrada. Aunque alguien podrá superar sus registros, hizo crecer a la disciplina como nunca antes en la historia y su estilo será único e irrepetible.
- Inoxidable. Tom Brady, la imagen de la perfección. Tom Brady es el mariscal de campo que más veces ganó el Súper Bowl (2002, 04, 05, 15, 17 y 19), con imagen de "hombre perfecto", y al que todo le sale bien. Su matrimonio con la modelo brasileña Gisele Bündchen llevó su popularidad a ámbitos que van mucho más allá del deporte. Para muchos es el mejor jugador de fútbol americano de todos los tiempos. Su triunfo con los Patriots el año pasado lo convirtió en el ganador más longevo, con 41 años.
- Dominio chino. Liu Xiang fue la advertencia. Si se habla de grandes impactos del deporte moderno, Liu Xiang tiene un lugar de privilegio. Cuando venció en los 110 metros con vallas en Atenas 2004 dejó en claro que China no solo avanzaba como una potencia económica. Podía también desarrollarse en los deportes tradicionales. Fue el símbolo de un crecimiento que derivó en el primer puesto chino en el medallero de Pekín 2008, la primera derrota de EE.UU. desde la disolución de Unión Soviética.
- Sin límites. Convicción para lograr cada objetivo. Adolfo Cambiaso consiguió todo lo que se propuso en el siglo XXI. Formó su club de polo (La Dolfina), armó su organización de cría, ganó 13 veces el Abierto de Palermo, el torneo más importante del mundo (16 en total, sumados los 3 con Ellerstina), cambió de compañeros, clonó y hasta cumplió con lo que parecía una locura: disputar el Argentino Abierto con réplicas de su yegua emblemática (Cuartetera). Quiere retirarse jugando con su hijo.
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