Arranca el Mundial, con una prioridad desatendida en la Argentina: los clubes
El Mundial de rugby que comenzará mañana en Japón será la primera en la que los Pumas tendrán en su plantel a más jugadores surgidos fuera de Buenos Aires que de los clubes de la URBA, pero aún perdura un solo caso en que el capitán fue un representante del llamado Interior del país. Ese halago recayó en la edición de 1991 en Pablo Garretón, tercera línea de Universitario de Tucumán. Hoy, a los 53 años, Garretón, médico de profesión, es un incansable defensor de lo que él remarca como "rugby de voluntarios", y alza la voz en reclamo de un sistema más parejo con respecto al profesional de alta competencia. En tiempos en los cuales toda la atención estará puesta sobre lo que ocurra con el volar de la ovalada en su primera excursión asiática, es importante prestar atención a aquellos que representan a la otra realidad que vive el rugby argentino.
"Hoy convivimos con dos realidades. Está la de los cracks, la del alto nivel de competencia profesional, que va muy bien y eso quiero resaltarlo. A mí me encanta ver a los Pumas y a los Jaguares y deseo que al seleccionado, al que tanto quiero, le vaya muy bien en el Mundial. Pero debemos tener claro que ese es un porcentaje muy chiquito del rugby argentino. El otro, el de los clubes, la otra realidad, es la de mayor tradición y número, la que sostiene todo, y es la que creo que la UAR está desatendiendo. Toda la estructura está armada para el rugby profesional", le dice a LA NACION.
Garretón, quien debutó en los Pumas en 1987, unos días después de la culminación de la primera Copa del Mundo, enfatiza: "No se puede negar el profesionalismo, pero hay que ordenar las prioridades. Los clubes son lo más importante que tenemos y hay que cuidarlos más. En la elite entran pocos; en los clubes entran todos. En el profesionalismo, todos sacan; en los clubes, todos ponen. A mí me gustaría hacer alguna vez la cuenta de todo el dinero que se mueve alrededor del rugby de clubes en cuota social, camisetas, botines, terceros tiempos, giras y micros, para ver quién sostiene a quién".
"Creo que el gran problema está en el ordenamiento que ha establecido la UAR, y que ha relegado a los clubes a un tercer o cuarto lugar, cuando deberían estar en el primero, porque, entre otras cosas, son los que han sostenido toda la estructura profesional. Y cuando menciono a los clubes, me refiero a los jugadores, los padres, los árbitros, los juveniles, los infantiles, los entrenadores, los dirigentes", sostiene Garretón, y agrega: "Hasta los calendarios locales los armaron de acuerdo con las exigencias del profesionalismo".
Garretón formó parte de aquel sensacional seleccionado de Tucumán que ganó 6 veces el Campeonato Argentino entre 1985 y 1993, cortando la histórica hegemonía de Buenos Aires. La Naranja generó una euforia por el rugby en esa provincia del Norte del país –hoy, 3 tucumanos juegan en los Pumas que están en Japón: Nicolás Sánchez, Ramiro Moyano y Matías Orlando – y le dio batalla a los mejores seleccionados que visitaron el país en esa época. "Que la UAR haya eliminado el Campeonato Argentino es algo dañino para nosotros. Nos quitó el punto de encuentro, de desarrollo y orgullo. Y lo hizo sólo para meter más competencia profesional. Lo mismo sucede con los calendarios cortos y fraccionados, que impiden el desarrollo de los clubes. Es increíble que la UAR te mande un gerente para que te diga qué es lo que tenés que hacer", completa.
Garretón, quien fue presidente de su club y candidato en su momento a serlo de la Unión de Tucumán, finaliza: "La función de las Uniones es estar al servicio de sus clubes, no de la UAR. Ese orden también se ha quebrado". Hay una convivencia necesaria en el rugby argentino, pero también un debate pendiente.
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