Es una de las lesiones más comunes entre los corredores; qué hacer para evitarlas y cómo curarlas ante su incómoda presencia
Una de las molestias más comunes del corredor son las ampollas en los pies. Este es un problema frecuente que se manifiesta tanto en atletas con o sin entrenamiento. Por caso, se estima que cerca del 65% de los corredores padecen en algún momento de su molesta presencia.
Una de las causas iniciales puede ser cuando se estrenan zapatillas nuevas o cuando las medias generan roce.
Por ello, los pies son una de las partes más vulnerables del cuerpo de los deportistas, especialmente entre aquellos que practican atletismo, trekking, tenis, fútbol, entre otros, ya que están en constante actividad y reciben el impacto acumulado de cada paso o zancada.
En sí, las ampollas son el resultado del roce o la fricción repetitiva, ya sea con la media, las plantillas o con las zapatillas.
Las ampollas se producen por el roce o la compresión anómala, a las que el pie reacciona localmente creando una especia de almohadilla constituida por un estrato de piel sostenido por un líquido seroso o acuoso, con presencia de sangre en algunas ocasiones. Y su aparición más usual es en la planta de los pies.
En el primer de los casos, las ampollas adoptan una coloración clara, casi igual a las piel circundante; mientras que en el segundo caso tienen una tonalidad más oscura o azulada.
Forma de tratarlas
- Si son de pequeña dimensión y contienen únicamente suero, las ampollas se perforan con una aguja esterilizada (quemarla con fuego y limpiarla con alcohol) para que drene el líquido, sin arrancar la piel. Una vez seca, no se tiene que efectuar ninguna otra cura que no implique tener la precaución de evitar el mismo causante (media, zapatilla o plantilla). Para ello, además, se recomiendan los apósitos adhesivos que suelen emplearse también en las callosidades.
- Si la ampolla es grande o contiene sangre, se cura cortando la piel con una tijera esterilizada (antes de le aplica alcohol para eliminar gérmenes). Luego se protege con gasa estéril y se aplica un vendaje luego de haber colocado algodón rodeando la herida para evitar el posible roce con las medias.
En ambos casos, sobre todo en el segundo, el vendaje sirve para que el atleta pueda hacer su vida normal. Tan pronto como sea posible, lo ideal es dejar la herida al descubierto para que tome contacto con el aire y así facilitar la cicatrización.
Una de las formas de evitar las ampollas es untar con vaselina sólida las zonas de los pies que pueden sufrir rozaduras y utilizar medias técnicas sin costura. Es decir, que sean transpirables, y nos ayuden a evitar la humedad.
Por Marcelo Giroldi (Ortopedista Funcional Análisis de marcha, del Servicio Médico del CENARD, docente Carrera Especialista Medicina Deportiva (UBA), integrante del Cuerpo Médico de Racing Club).
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