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Así como hay películas no aptas para menores de edad, nadie que sufra acrofobia debería ver Free Solo (premio al mejor documental largo en los Oscar 2018). Que su protagonista, Alex Honnold, haya escalado El Capitán, una pared de granito de 90 grados y 975 metros de alto en el Parque Nacional de Yosemite, en California, considerada una de las más difíciles del mundo, resulta lo de menos: ya mucha gente, incluso el propio Alex, lo había conseguido. Lo fabuloso –y lo perturbador– del asunto es que el 3 de junio de 2017 lo hizo sin arneses, ni cuerdas, ni ninguna medida de seguridad, solo agarrándose a la roca con sus piernas y sus manos, a veces con un dedo, y no es exageración.
En 2017 escaló El Capitán, una pared de granito de 90 grados y 975 metros de alto en el Parque Nacional de Yosemite, en California, considerada una de las más difíciles del mundo. Y lo hizo sin ninguna medida de seguridad.
Honnold es un huraño que, mientras se preparaba para su obra cumbre –y ya había escalado sin cuerda cientos de macizos, incluso nuestros temibles picos del Fitz Roy–, llevaba 10 años viviendo en una camioneta. Aunque no lo reconozca, su actitud es la de quien heredó el Asperger de su padre, un tipo lejano que nunca le concedió demasiadas muestras de amor. Los "te quiero" y los abrazos no estuvieron en su combo familiar. "Prefiero escalar a las mujeres", confiesa en un momento de Free Solo, como si la bolsa de magnesio que lleva para quitarse la transpiración mientras escala fuese el único estímulo que necesita en la vida.
Un estudio al cerebro de Honnold demostró que su amígdala, el centro de control de las emociones –donde por ejemplo se detecta el miedo–, no tiene actividad
Pero Honnold, en cierto punto, nació para desafiar al vértigo: un estudio a su cerebro demostró que su amígdala, el centro de control de las emociones –donde por ejemplo se detecta el miedo–, no tiene actividad. Cuando sus novias anteriores se preocupaban porque en cada escalada jugaba con los dados de la muerte, Alex les respondía impertérrito: "Si me muero vas a estar bien con otra persona, no creo que sea un gran problema". Y, aunque sus compañeros de escalada le daban la razón ("No sé si una relación sentimental puede acompañar este tipo de desafíos", justifica su maestro, una frase que recuerda a la de Niki Lauda en Rush, "La felicidad es tu enemigo, te debilita, te hace dudar, porque tienes algo que perder"), una inesperada veta romántica aparece en medio de la historia: Honnold se pone de novio con Sami, una chica pizpireta, en los meses previos a escalar El Capitán.
El desempeño del guerrero
Alex le dice: "Si tuviera la obligación de vivir muchos años…", a lo que Sami se harta y le pregunta por qué se plantea la vida como una obligación. Alex no se queda atrás: "Todos pueden ser buenos y cálidos, pero nadie consigue nada fuerte así. Nada bueno ocurre en el mundo por ser feliz. Ella (por Sami) quiere ser feliz y aspira a la felicidad. Yo quiero el desempeño. Se trata de ser un guerrero".
Nada bueno ocurre en el mundo por ser feliz. Ella (por su novia Sami) quiere ser feliz y aspira a la felicidad. Yo quiero el desempeño. Se trata de ser un guerrero.
Puede que Alex sea un guerrero, pero también es una cabra saltando entre los entresijos de un muro imposible. La única vez que sonríe en el mejor documental de 2018, según los Oscar, es cuando conquista El Capitán después de 3 horas y 57 minutos de escalada libre. Lo segundo que hace, como cuando Federer termina un partido y se pone el reloj para cumplir con un compromiso comercial, es calzarse la gorrita de uno de sus auspiciantes. Y enseguida llama a su novia. Free Solo también es una historia de amor.
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