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Magnus Carlsen, el rey del ajedrez a la sombra del pasado: ¿el mejor de la historia tapado por Fischer y Kasparov?
Obtuvo los tres campeonatos mundiales: el clásico, el de partidas rápidas y el de blitz (ritmo vertiginoso de tres minutos por jugador, con el agregado de dos segundos por jugada). Lleva la mayor serie de partidas invicto, ¡120!, en la historia. Ha fijado el puntaje Elo máximo alcanzado por un jugador. A la luz de esos notables resultados, se suscitan algunos interrogantes. ¿Es Magnus Carlsen el mejor ajedrecista de todos los tiempos, como algunos expertos ya lo afirman? ¿Cómo ha conseguido alguien nacido en Noruega, país carente de tradición ajedrecística, ser el mejor del mundo? ¿Por qué es menos famoso fuera del ambiente del ajedrez que otros campeones, como Bobby Fischer y Garry Kasparov?
La respuesta a la primera pregunta, sobre si es el más grande de la historia, deberá esperar un tiempo. La carrera de un ajedrecista alcanza su perfil absoluto una vez que ha concluido esa trayectoria. De todos modos, en este caso está claro que Carlsen se encamina a ser el mejor de todas las épocas. Para tener un parámetro, se puede comparar los logros citados de Carlsen con algunos de otros campeones. El máximo Elo registrado por Kasparov fue de 2852 puntos; el de Carlsen, de 2882. Fischer estableció 2785, que durante casi veinte años fueron el máximo absoluto, hasta que Kasparov lo superó en 1990. El sistema Elo, que mide la fuerza de un ajedrecista, fue instrumentado recién en los años setentas, pero se da por sentado que los jugadores del pasado no alcanzarían estos topes, ya que antes había pocos torneos.
Kasparov tiene el récord de haberse mantenido como número uno del mundo durante más tiempo: 20 años. Pero Carlsen, que ya lleva diez en ese puesto, lo alcanzó a menor edad, a los 19, en tanto que el "Ogro de Bakú" lo hizo a los 22.
El lauro de 120 partidas seguidas invicto de Carlsen está lejos de toda serie de otros campeones. La que más se acerca es de 95, propiedad de Mikhail Tal, cuando este ya era ex campeón del mundo. Quizá se pueda parangonarlo con la secuencia de 20 partidas consecutivas ganadas a grandes maestros por parte de Bobby Fischer, algo que parece imposible de lograr hoy en día dada la alta técnica defensiva de los maestros de elite.
A su vez, los mundiales de rápidas y de blitz comenzaron a tener lugar en tiempos recientes, por lo que no existe un índice de comparación con otras épocas. Más allá de eso, sí se puede decir que es impresionante que un mismo competidor gane en todos los ritmos de juego.
La segunda pregunta, acerca de cómo Carlsen conquistó lo que conquistó proviniendo de un país no tradicional del ajedrez, no tiene una sola respuesta. La principal está en el propio Magnus, que desde muy niño mostró no sólo un talento extraordinario, sino también un carácter firme y decidido, muy concentrado en alcanzar sus metas. El padre, Henrik, que siempre lo apoyó, es ingeniero, profesión adecuada para estimular la exactitud en los cálculos, tan necesaria en el ajedrez.
Su entrenador de los primeros años fue importante: Semion Agdestein fue durante muchos años el mejor ajedrecista noruego. Una característica que Carlsen comparte con otros campeones es su afición a variados juegos de precisión mental; apenas salido de la cuna resolvía rompecabezas.
Otro motivo importante es que el escandinavo es nativo-digital, es decir que aprendió el ajedrez siempre con el uso de computadoras. Antes, en los tiempos del Soviet, las variantes de ajedrez eran anotadas a mano, y sumar horas de estudio era importante como entrenamiento, pero podía ocurrir que no dejara ningún resultado concreto. Para ilustrar vale decir que la computadora permite al estudiante usar bases de datos de millones de partidas, incluidas todas las de los principales rivales, lo que facilita la preparación. Además, los módulos de análisis de los máquinas tienen en la actualidad una fuerza tal que ningún ajedrecista humano, ni siquiera Carlsen, puede competir con posibilidades de triunfo contra ellas. Pero sí resulta un auxiliar de máxima importancia para evaluar cualquier posición dada.
Bien vale una comparación con anteriores campeones. Anatoly Karpov es de la época previa a las computadoras, y nunca se adaptó a ellas, si bien sus mejores años ya habían pasado cuando se produjo el advenimiento informático. Kasparov, en cambio, debió readaptar su preparación, ya que él comenzó su carrera siendo educado en la vieja escuela, y ya siendo campeón del mundo tuvo que aprender el uso óptimo de las máquinas, cosa que logró hacer con éxito. En contraste, Carlsen comenzó a jugar en sincronía con la revolución informática, de modo que pudo sintetizar ya en la infancia conocimientos que a los maestros de antaño les había llevado toda la vida asimilar. Es decir que la informática ayudó al noruego, así como a otros maestros, a desarrollar la técnica, sin necesidad de pertenecer a una determinada escuela, como sí ocurría en su momento con los rusos.
Otro tema es la personalidad deportiva. El carácter ganador de Carlsen se parece al de Bobby Fischer, en el sentido de jugar siempre a ganar. No todos los campeones han tenido ese perfil. Tigran Petrosian, el mago de la defensa, hacía muchas tablas, y buscaba el triunfo tratando de explotar ventajas microscópicas; Karpov se conformaba con ganar la cantidad justa de partidas que le permitieran el triunfo final. Estas estrategias implican un ahorro de energía psicológica, y son afines a temperamentos tranquilos. Magnus, por su parte, juega siempre a vencer, habiendo asimilado lo mejor del estilo de cada campeón. Pero asimismo cuenta con esta faceta destacada: puede jugar en todos los estilos igualmente bien. ¿Tiene un punto débil? Todos los jugadores lo tienen. En su caso, considerando las tres instancias del ajedrez (apertura, medio juego y final), se puede decir que sus aperturas, siendo buenas y fiables, podrían ser mejores. No desarrolla estudios de aperturas en la escala en que lo hacía Kasparov, por ejemplo. En el medio juego su nivel es altísimo. Y en los finales, se acerca a la perfección. Todo esto, unido a la confianza que tiene en sí mismo, intimida mucho a los adversarios.
Sin embargo, hay otro aspecto en que mostró cierta debilidad: los matches. Sus últimos dos encuentros por el campeonato mundial finalizaron empatados, y consiguió superar a sus rivales, Sergei Karjakin y Fabiano Caruana, recién en los desempates a partidas rápidas. En esa instancia sí se impuso con claridad, mostrando su versatilidad. La táctica utilizada por esos oponentes fue la misma: buena preparación en aperturas, dificultando que Carlsen lograra ventaja, y luego un juego defensivo sólido. Cómo superar esa estrategia es un aspecto en que el campeón podría mejorar.
Y el tercer interrogante, relativo a su menor fama en comparación con campeones ya citados, parece encontrar contestación en que Magnus no ha protagonizado escándalos ni tiene un carácter conflictivo, como sí aquellos. Es un jugador correcto, y además suele eludir a la prensa.
De momento, el objetivo de llegar a los 2900 puntos del ranking Elo se parece a una quimera. Por el grado de dificultad, y también porque se trata de llegar hasta una cima, sería como en el alpinismo escalar el monte K2 en invierno, algo que nunca se ha logrado. Su máximo registro fue de 2882 unidades, pero actualmente tiene 2862. Para llegar a esa meta tendría que ofrecer un rendimiento superlativo en varios torneos consecutivos. Pero, claro: los otros también juegan y son buenos... De todas maneras, si alguien puede conseguirlo, ese es Magnus Carlsen.
Prodigio, merengue y modelo publicitario
Carlsen fue un niño prodigio. ¡A los dos años resolvía rompecabezas! Su padre, un aficionado aventajado, le enseñó a jugar ajedrez cuando Magnus tenía cinco años y el niño se motivó con el objetivo de vencer a sus tres hermanas mayores. Así empezó todo. Desde muy pequeño tuvo aptitud para asumir desafíos intelectuales, y también una gran memoria.
Fuera del ajedrez es muy aficionado al fútbol, deporte que practica con amigos, y es simpatizante de Real Madrid. En un partido del equipo español en el estadio Santiago Bernabéu fue invitado a dar el puntapié inicial. Algo habrá tenido que ver en esta afición su primer entrenador, Semion Agdestein, que además de ajedrecista fue un futbolista destacado y llegó a jugar en la selección noruega.
Un dato sorpresivo para un ajedrecista es que Carlsen, en el año 2010, participó como modelo en una campaña publicitaria de la empresa de ropa G-Star Raw, junto a la actriz y modelo Liv Tyler.
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