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Ding Liren, el ajedrecista que se consagró campeón mundial y dejó de competir sorpresivamente
El chino sigue el ejemplo del norteamericano Bobby Fischer, que después de consagrarse se exilió del deporte por 20 años
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Desde que ganó el campeonato mundial hace unos ocho meses, Ding Liren virtualmente ha desaparecido del ajedrez y se sabe poco o nada de él. Con ser sorprendente, no es una conducta del todo anómala. Recordemos que Bobby Fischer, luego de ganar el campeonato mundial de la guerra fría en 1972 en Islandia frente a Boris Spassky, estuvo veinte años sin jugar al ajedrez. Volvió a hacerlo frente al propio Spassky en 1992 en la ex Yugoslavia, en un match que tuvo la expectación de ver jugar a Fischer después de tanto tiempo, pero que sólo mostró que el paso del tiempo y la inactividad había hecho mella en el juego de Fischer, aunque ganó el encuentro.
La motivación económica puede haber sido la razón que lo sacó del ostracismo, ya que ese fue su canto del cisne, y luego de eso no jugó nunca más. Ahora es Ding Liren el campeón que no juega. Se pueden marcar matices entre los dos casos. Fischer había ganado la corona jugando el mejor ajedrez de siempre, arrasando a sus mejores rivales. Cualquier resultado que obtuviera a partir de entonces y que no fuera óptimo, quedaría ensombrecido por la gesta anterior. Fischer había dejado el listón muy alto, aún para sí mismo. También por ese tiempo había surgido un rival nuevo que no conocía, el joven Anatoly Karpov, que era mejor que sus anteriores adversarios. Es probable que lo hubiera vencido en el frustrado match de 1975, pero él prefirió no averiguarlo, y resguardarse en una aureola de leyenda. Cuando veinte años después volvió a jugar, optó por un rival conocido por él, más veterano, y no conflictivo, y que también había pasado su cénit como jugador hacía mucho tiempo, como era Boris Spassky.
Para Ding Liren la situación es un poco distinta. Dejando de lado el hecho importante de que proviene de una cultura cuyos parámetros a veces difieren de los nuestros, Ding sabe en todo momento que hay en el mundo un jugador mejor que él. Aunque el jugador chino está entre los cinco mejores del ranking mundial, y puede considerársele como de un nivel similar al de sus colegas generacionales Caruana, Nakamura, y Nepomniachtchi, está claro para todos que Carlsen es superior a todos ellos, que Ding debe el título de campeón a que el noruego se abstuvo se seguir defendiéndolo, según él por falta de motivación. Recordemos que Ding Liren ganó el campeonato mundial en un duelo muy cerrado con “Nepo”, en el que bien pudo haber perdido.
La historia de Ding como jugador top está relacionada con el ascenso de China como potencia mundial de ajedrez. A principios de este siglo surgieron varios jugadores chinos de alto nivel, resultado de una política oficial de potenciar el ajedrez. Así China logró, por ejemplo, ganar la Olimpiada de ajedrez. Pero de esos varios jugadores buenos, uno solo, Ding Liren, mostraba profundidad de juego y resultados constantes acordes a un jugador de élite. Tanto, que en un momento dado, Carlsen dijo en voz alta que Ding representaba la mayor amenaza para él.
Dos años menor que Magnus, era el rival natural del noruego para un match por el campeonato mundial. Pero dos veces se interpuso en su camino el pragmático ruso Ian Nepomniachtchi al ganar el torneo de Candidatos. La primera vez Carlsen venció con claridad a “Nepo”, pero en la segunda, Carlsen, como dijimos, adujo falta de motivación y resignó su título de campeón. De repente, el segundo puesto logrado por Ding en el Candidatos se tornó muy importante, y le valió poder disputar el match supremo y ganarlo luego de vibrantes y azarosas partidas frente a Nepomniachtchi. Así, un poco sorpresivamente se encontró campeón del mundo, y su reacción paradójica fue dejar de competir.
Pero en contraste con Ding Liren, Carlsen ha seguido compitiendo con frecuencia en diversos torneos ajedrecísticos de toda índole, y ganando la mayoría de ellos. El más reciente la Copa de Campeones que se disputó en Toronto, a un ritmo de juego de 15 minutos por jugador más el agregado de 3 segundos por jugada. En estos ritmos rápidos Carlsen es invencible y aquí lo demostró una vez más. Relegó entre otros a Fabiano Caruana, Hikaru Nakamura, y a Wesley So en la final. Creo que el motivo del mutismo de Ding hay que buscarlo en la alargada y ominosa sombra de Carlsen. Además, cuando un jugador deja de jugar por mucho tiempo, después es psicológicamente difícil volver, el rodaje competitivo tarda en recuperarse. Así que el reloj de Ding Liren está corriendo, y mientras no realice su jugada, ésta será cada vez más penosa de hacer.
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