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Claudio “Chiqui” Tapia: el papel de Alberto Fernández y el apoderado de los Kirchner en su posible caída en AFA
En diez meses, el presidente del fútbol pasó de ser elegido por aclamación al riesgo de quedar fuera del poder; diferencias en los manejos del fútbol, heridas en el frente interno y negociaciones de forma unilateral dejaron al sanjuanino sin buena parte del apoyo con el que contaba; los puentes políticos.
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Diecinueve de mayo de 2020. Claudio “Chiqui” Tapia sonríe y celebra. Acaba de ser reelegido “por aclamación” para presidir la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) hasta octubre de 2025. Lo hace en una asamblea convocada casi un año y medio antes del final de su primer mandato al frente de la casa madre del fútbol. Lo realiza sin oposición, con el poder político focalizado en la pandemia de coronavirus. Lo consigue gracias a que la Inspección General de Justicia (IGJ) le expidió a la AFA una autorización exprés para que los delegados pudieran votar de forma remota.
Veintiuno de marzo de 2021. Diez meses después, la misma IGJ que avaló la continuidad de Tapia 18 meses antes de que terminara su período debe decidir si anula las elecciones. Eso, por una denuncia de Nueva Chicago, club de la Primera Nacional que supo integrar el núcleo duro de Ascenso Unido. El funcionario clave es el titular de IGJ, Ricardo Nissen, que además es apoderado legal de Máximo y Florencia Kirchner en la causa Hotesur. Primera pista: el gobierno de Alberto Fernández le quitó el apoyo al líder del fútbol.
En estos diez meses pasó de todo. Por empezar, el propio presidente de la nación criticó en público ciertos manejos del fútbol nacional, en referencia a cambios de reglamento y falta de previsibilidad. Fernández, además, suele hablar con Luis Segura, antecesor de Tapia en el sillón en el que durante años se sentó Julio Humberto Grondona. Los une un sentimiento: Segura y Fernández son hinchas fanáticos de Argentinos Juniors. Y Segura y Tapia se esquivan la mirada. A fines de 2019, y en el corazón de la Casa Rosada, Alberto Fernández reclamó “un lugar” para Segura en el fútbol. No lo hubo. Segunda pista: el primer mandatario preferiría a otro dirigente en el lugar de Tapia.
Durante la pandemia, los dos ministros que más cerca estuvieron de la AFA fueron Matías Lammens (Turismo y Deportes) y Ginés González García (Salud). Ambos futboleros, hablaban seguido con el máximo dirigente de la AFA, que siguió los lineamientos oficiales y paró la pelota cuando las autoridades lo requirieron. No tenía mucho margen de maniobra: los planes ATP sirvieron para pagar parte de los salarios de los empleados de los clubes mientras el coronavirus mantenía a los socios en casa, aislados de las actividades deportivas.
Ni siquiera esa sumisión consiguió que en Balcarce 50 confiaran en el hombre que había llegado al poder del fútbol gracias a las internas de la primera A y al apoyo del ascenso. De a poco, fueron mirándolo con cada vez más recelo. Las críticas de Marcelo Gallardo, tal vez uno de los profesionales del fútbol local más respetados en la opinión pública, también erosionaron el poder de Tapia. En los últimos meses de 2020, el sanjuanino y su mano derecha, Pablo Toviggino, negociaron casi en soledad la renovación de los contratos de los derechos televisivos locales e internacionales de la Liga Profesional.
Tapia se enfrentó con Rodolfo D’Onofrio (presidente de River) y Jorge Amor Ameal (Boca) por el convenio con Torneos para transmitir los partidos en el exterior. Marcelo Tinelli (San Lorenzo), uno de los hombres que más saben de televisión en la Argentina, tampoco estuvo presente cuando firmaron los papeles con ESPN-Disney por la renovación del contrato de los derechos locales. Para entonces, diciembre de 2020, la relación entre Tapia y el animador de Bolívar no estaba en un buen momento. Nadie lo blanqueaba y seguían sacándose fotos en Ezeiza o incluso en el petit hôtel de la calle Viamonte en el que funciona la AFA. Pero se celaban uno del otro.
Entre Tinelli y Tapia hay una diferencia fundamental: su llegada al Gobierno. El mandamás de San Lorenzo y de la Liga Profesional tiene línea directa con Alberto Fernández y, de hecho, fue convocado a la Mesa Argentina contra el hambre. Tinelli podría ingresar a la Quinta de Olivos sin cita previa, si quisiera. El presidente de la AFA no tiene ese beneficio: su interlocutor con el Gobierno es Sergio Massa, a quien llega por medio de Toviggino, algo así como un “alfil político” del ex intendente de Tigre.
¿Esa sintonía con la Rosada podría llevar a Tinelli al sillón de Grondona? Una primera lectura lo ubica en la línea de largada de una eventual sucesión. Pero tendrá rivales, al menos en las semanas previas a la nueva elección a la que podría convocar la IGJ. Uno de ellos bien puede ser Nicolás Russo, el máximo directivo de Lanús, y también delfín político de Massa. Ante sus allegados, el dirigente granate habla de ir por la intendencia de su municipio y no por la casa del fútbol. Otro eventual candidato impulsado por el interior es Mario Leito, ex presidente de Atlético Tucumán y hoy diputado nacional. ¿Y un nuevo mandamás del ascenso? “Olvidate. Otra vez no se nos escapa la tortuga. En 2017 perdimos la presidencia por un arreglo de [Daniel] Angelici y su relación con [Mauricio] Macri, pero no vuelve a pasar”, descartó de plano un dirigente de la A. En las últimas horas, y gracias a sus vínculos con Julio Vitobello, secretario general de Presidencia de la Nación (se conocen del peronismo porteño), sonó el nombre de Marcelo Achile, presidente de Defensores de Belgrano, y uno de los vices de la AFA de Tapia.
Ni en las buenas, ni en las malas, siempre junto a mi amigo, hermano y Presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. pic.twitter.com/6bY35PzyCa
— fabian lovato (desde 🏠) (@famalovato) March 20, 2021
Mientras sus detractores juegan a aquello de “a rey muerto, rey puesto” e imaginan a otro directivo en su lugar, Tapia piensa en ganar tiempo. Se enteró de la denuncia de Nueva Chicago en la IGJ mientras comía con su nieto. “Va a llevar esta situación al límite. Ser presidente de la AFA es su reaseguro”, contó un directivo de años en la AFA, que conoce a Tapia como si fuera su hermano. “Ir al límite” implica acudir a la Justicia civil en caso de que la IGJ lo obligue a repetir las elecciones. “En el 99% de los casos los tribunales no cambian la decisión de fondo”, dicen quienes saben de derecho civil. El hombre de Barracas Central podrá ganar ese tiempo con movimientos disuasivos, pero sabe que hay personajes pesados que no lo quieren y son poderosos.
“Tapia piensa que por política no pueden voltearlo. Cree que teniendo internamente ordenada la AFA, nadie puede cuestionarlo”, postula un dirigente que estaba en el edificio de Viamonte antes de la llegada de Chiqui al poder. Tapia, mientras tanto, sacó a jugar a algunos de sus aliados históricos, que lo apoyaron en las redes sociales. A diferencia de hace un año, cuando necesitó que todos los clubes auspiciaran su cruzada contra San Martín, de Tucumán, Tapia no tiene ahora gran acompañamiento institucional. Apenas algunos dirigentes. Ascenso Unido se quebró con la presentación de Nueva Chicago. “Desde hace un año y medio Tapia no hace tapismo”, cuenta otro directivo que conoce el poder del fútbol. Y quizás ése sea su mayor error.
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