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A cuatro días de los Juegos Olímpicos París 2024: celo policial y parte de la ciudad amurallada, pero con buena onda
Los lugares más icónicos a orillas del Sena, en donde se hará la fiesta de la apertura, están protegidos por un fuerte dispositivo
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PARIS (Enviado especial).- El señor Pierre gesticula nervioso, entre fastidiado y confundido. Subido a su monopatín, con su casco negro y su camisa blanca y pantalón beige formales, no entiende por qué no lo dejan pasar. Necesita hacer sus trámites de siempre en un lunes especialmente complicado para él, como todo principio de semana. A la altura del Pont Alexandre III se topa con un policía que le pide el riguroso QR, pero Pierre no lo tiene, o no estaba enterado, o no lo supo extraer del sitio oficial del gobierno francés denominado “Anticipar los Juegos”. Es el bendito código que los parisinos necesitan para circular libremente en la zona más icónica de la capital, durante los preparativos de los Juegos Olímpicos París 2024, cuya fiesta inaugural se lanzará este viernes con toda la pompa a lo largo del río Sena.
“Para garantizar la seguridad de la ceremonia inaugural se necesitarán códigos QR del 18 al 26 de julio para moverse, incluso a pie, por el Sena”, explicó Laurent Núñez, prefecto de policía, antes de que la medida se pusiera en marcha. Nadie se salva de los controles –ni autos, ni motociclistas, ni ciclistas, ni peatones- en lo que se denominan las zonas azul y roja, allí donde se alzan, además, La Torre Eiffel, la Plaza de la Concorde –sede de los deportes urbanos como el BMX freestyle, breaking, skateboard y basquetbol 3×3- y Trocadero –centro de la marcha atlética y el ciclismo de ruta-. Algo similar sucedía durante la pandemia, cuando se había desplegado un amplio esquema de prevención para controlar a los transeúntes y sus razones para estar en esos sectores. La diferencia es que hoy la situación no es dramática, como ocurría en 2020 durante el Covid, sino todo lo contrario: son las jornadas previas a la gran fiesta del deporte universal y todo se vive con expectativa.
Claro que la seguridad es prioridad N° 1 para garantizar el evento, y allí está el SILT (Seguridad Interior y Lucha contra el Terrorismo) para proteger áreas claves durante los Juegos, incluso con el cierre momentáneo de varias estaciones de Metro e inhabilitación de paradas de buses. Pero más allá de la férrea denominación de la organización, los efectivos policiales intentan mostrar su mejor cara al momento de reclamar el vital QR, como hicieron con sonrisa amable ante el propio Pierre, para que el hombre no entrara en cólera. Hasta los vecinos del lugar que no se anticiparon a las restricciones pueden tener serios problemas logísticos para cumplir con sus rutinas, desde visitar a un médico hasta reunirse con amigos o ir a la peluquería, en una ciudad que espera a 15 millones de turistas. Sí: los “checkpoints” pueden ser un dolor de cabeza.
Hasta ahora, la imagen predominante es la de una verdadera fortaleza emplazada en varias de las cuadras más visitadas del mundo. Un sector amurallado donde predominan las vallas, las cintas de “prohibido pasar”, los conos y distintos grupos de policías con sus patrulleros, diseminados en puntos neurálgicos. El dispositivo no llega a desatar el caos, pero sí es un engorro importante si se eligió vacacionar en esta época en la Ciudad Luz. Sobre todo si la intención no es específicamente disfrutar del movimiento olímpico. En la cuenta regresiva, los Juegos no terminan de atrapar la atención, sino que para muchos ciudadanos comunes son sinónimo de una alteración de su día a día. Los desvíos y las caminatas mucho más largas que las normales para llegar de un punto a otro son, en esta vigilia, una prueba para la paciencia.
Mientras tanto, en la mañana del lunes, el presidente Emmanuel Macron visitó la Villa Olímpica en Saint-Denis, al norte de la capital y allí también se armó un fuerte operativo. ”Estamos listos y estaremos listos durante todos los Juegos”, aseguró, al inaugurar la comisaría de policía y el parque de bomberos que dará servicio al espacio donde vivirán los atletas durante los Juegos, que terminan el domingo 11 de agosto. “Si podemos estar orgullosos colectivamente como país, es porque ustedes están haciendo este sacrificio”, clamó, dirigiéndose a los policías y bomberos. Además, el primer mandatario francés se reunió con su ministro del Interior, Gérald Darmanin, para revisar los elementos de seguridad “más confidenciales”. El propio presidente Javier Milei estará cerca de Macron durante la ceremonia de apertura.
Asimismo, también estuvo en la Villa Olímpica Thomas Bach, presidente del COI, que dio un discurso bajo el lema “Give peace a chance” (Dale a la paz una oportunidad), como decía la canción de John Lennon. En el principal párrafo de su discurso, mencionó: “Ustedes, los atletas olímpicos, nos mostrarán cómo sería nuestro mundo si todos viviéramos en el mismo espíritu olímpico de coexistencia pacífica. Competirán ferozmente unos contra otros. Al mismo tiempo, conviven en paz bajo un mismo techo, aquí en la Villa Olímpica. Respetan las mismas reglas y, lo más importante, se respeten unos a otros. De esta manera están enviando un rotundo mensaje de paz desde París al mundo”.
Hasta ahora abunda el celo policial bajo el ruido de los martillazos, el traqueteo de las grúas, la instalación de andamios y el polvo flotando en el ambiente. Ya están ubicadas las tribunas a uno y otro lado del Sena, desde donde el viernes se observarán a miles de deportistas que recorrerán un tramo de 6 kilómetros, entre Austerlitz y Trocadero, en 94 barcos. Estarán acompañados por otra flota de 87 embarcaciones de seguridad, medios de comunicación y otras personas, siempre bajo las más altas normas antiterroristas, y más allá del sueño ilusorio de la “tregua olímpica”, en donde debería haber un alto el fuego mundial durante los días que dure la competencia, tal como siempre quiso instaurar el Comité Olímpico Internacional.
Mientras el gran circo de los cinco anillos va tomando forma, todo está en paz en el búnker argentino, que tendrá en estos Juegos un total de 136 atletas más 17 de reserva. Los muchachos del voleibol llegaron a la Villa Olímpica en las últimas horas y los dos edificios argentinos (el F14, de 7 pisos, y el F24, de 6 niveles), de colores rojo y vecinos de México, China y Singapur, ya están con una capacidad del 70%. La delegación llegó el día 12 por la tarde-noche y de a poco fueron poblando las instalaciones.
“Tuvimos suerte porque el lugar lo elegimos nosotros: estamos en la isla, justo en la punta y apartados. Nos da la tranquilidad de que compartimos los servicios con menos países, lo que nos otorga mayor practicidad para movernos, entre el comedor, la lavandería y la recepción para los atletas y cambio de toallas exclusiva. Además, Argentina organizó en su predio un lugar de esparcimiento a través del Equipo ARG y la Comisión de Atletas”, comentó el jefe de misión del Comité Olímpico Argentino, Carlos Ferrea. La exremera María Julia Garisoain, miembro del staff del COA, aportó el dato color para agregar argentinidad a la movida olímpica: “Varios de los sponsors y empresas decidieron acompañarnos y trajimos desde nuestro país dulce de leche, alfajores, chocolate, barras de cereal, gel energético, café, té, yerba, protector solar, botellitas para el agua y hasta anteojos. Tenemos una ‘Petit Argentina en la terraza’ para hacer que la experiencia de estos Juegos sea inolvidable para los atletas”, relató. Este martes a las 20.30 de París, el contingente albiceleste organizará una gran cena general en un sector exclusivo del comedor general de los atletas. Habrá un brindis para lo que vendrá.
En la zona internacional denominada “Village Plaza” andaban paseando tres Leonas: a Clara Barberi, Valentina Marcucci y Victoria Miranda les toca ser las tres jugadoras de reserva, pero están listas para salir a la cancha en el caso de algún infortunio del plantel de las 16 que busca la medalla de oro. “Nos encontramos con una Villa hermosa, muy grande y todavía no pudimos recorrerla casi nada; llegamos ayer”, contaba Miranda. Marcucci describía: “A nosotras nos tocó una habitación de cuatro personas y estamos con la kinesióloga. Las chicas restantes se distribuyen en departamentos de ocho.
Y Barberi apuntaba: “Esta Villa es cuatro o cinco veces más grandes que la de Tokio, Si ves una cosa que todavía no está terminada, finalmente está bien cubierta. La variedad del comedor es increíble y queremos terminar de recorrerla”. Y en cuanto a la expectativa general para el debut, coincidieron: “Estamos viviendo todo muy a pleno, en una recta final después de un proceso muy largo. ¿Juegos para entreternos? Casi nada, lo que más sale entre nosotras es tomar mate”.
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