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A la cancha con LA NACION: cómo fue el juego directo del tridente argentino y el análisis de Foyth como lateral derecho
La selección jugó su mejor partido en la Copa América en el triunfo ante Venezuela 2-0. Tampoco fue el partido perfecto, pero sí el que la Argentina dominó casi de principio a fin, con solidez defensiva (salvo pequeñas excepciones) y un ataque peligroso a partir de un tridente que tiende a consolidarse: entre Lionel Messi, Sergio Agüero y Lautaro Martínez fueron capaces de autogenerarse situaciones de riesgo, sobre todo, nacidas de una presión alta colectiva y escalonada.
Ese recurso le había dado resultados ante Qatar y también fue el disparador para anotar el segundo gol ante Venezuela. A partir de una presión que arrancó en Di María (como "falso 9") y siguió en De Paul y en Messi, la selección aplicó una transición rápida para generar una chance de riesgo en dos toques. Y en todo avance, es muy importante el respaldo de los volantes, aquellos que puedan sorprender llegando desde atrás. Fue Giovanni Lo Celso quien le sacó rédito a eso, ya que con optimismo atacó el área (por más que la jugada había sido definida por Agüero, con un remate desde afuera) y le tuvo fe al rebote que podía dar el arquero Fariñez. Como solía decir Carlos Bianchi: "Las jugadas no terminan hasta que terminan". Y esa fe de Lo Celso para acompañar la acción le terminó dando sus frutos.
Eso sucedió a 16 minutos del final, pero ya en el primer tiempo se observaron avances generados por esa intención de espera para (luego sí) salir a presionar sobre los pases atrás del adversario. Y esos movimientos eran comenzados por el tridente, pero también acompañados por todo el equipo. Por eso más de una vez eran Lautaro Martínez (sobre todo), más Messi y Agüero, pero esa presión forzaba a que los defensores venezolanos dividieran la pelota con un rechazo que caía (luego) en los pies de Paredes, De Paul o Acuña. Así se vio en ese contraataque 3 vs. 3 en el cual luego Messi pidió mano del defensor Chancellor.
Como se ve en el video, la selección dejó atrás la idea inicial del juego de posesión (la que tenía antes del arranque del torneo) para darle paso a los lanzamientos largos y las situaciones que puedan generarse Messi, Agüero y Martínez con transiciones rápidas y nacidas atacando las defensas rivales, cerca del arco contrario. En varios pasajes del partido, el equipo de Scaloni no buscó darle batalla a Venezuela en la línea de volantes, sino saltearla con pelotazos para los tres puntas. Incluso una chance muy clara del segundo tiempo también nació de un pase filtrado largo de Paredes para la corrida de Lautaro Martínez, que finalizó con un remate que dio en el palo izquierdo de Fariñez.
Foyth, en el lateral derecho
Primero fue Renzo Saravia, luego Milton Casco, más tarde otra vez Saravia. Lo cierto es que el puesto de lateral derecho parece no tener dueño en la selección. Ante una Venezuela que jugó 4-1-4-1 (como hizo en toda la Copa América) el titular fue Juan Foyth, por naturaleza defensor central aunque haya jugado en algunos partidos de las inferiores de Estudiantes y en el Tottenham inglés de marcador de punta derecho.
Foyth tuvo oponentes complejos, rápidos, escurridizos, pero se impuso en la mayoría de los duelos individuales (primero ante Darwin Machís y después frente a Yeferson Soteldo). Fueron siete de diez las intervenciones positivas, en las cuales el central aportó oficio y buenas posturas corporales para hacerle frente a los intentos de desbordes por la derecha. Es cierto que falló tres veces (la primera recién fue a los 16 minutos del segundo tiempo, la última en tiempo adicionado, con el partido definido), pero un buen bloque defensivo argentino trabajó en equipo para respaldar cuando alguna individualidad fue superada.
A veces Foyth suele arriesgar más de la cuenta con salidas desde el fondo, pero en esta oportunidad se mostró concentrado para resolver siempre con simpleza y solidez. Y sobre todo con buenos movimientos para cubrir la zona del segundo palo (si los centros llegaban desde el sector derecho del ataque de Venezuela) o presionar a los lanzadores si el avance venía por su zona.
Todo indicaría que Scaloni encontró a su lateral derecho. Pero, teniendo en cuenta cómo cambia continuamente de intérpretes el DT de la selección, todo puede suceder de cara a la semifinal con Brasil del próximo martes, en Belo Horizonte.
Un punto a tener en cuenta como déficit defensivo que se repite en la selección. En varios pasajes la línea de medios argentinos no presiona al poseedor de la pelota. Y cuando estos jugadores lanzan asistencias a las espaldas de los centrales o de Tagliafico, la Argentina lo sufre. Esto se vio a los 25 minutos del segundo tiempo: un pase pinchado a la espalda de la última línea finalizó con un mano a mano que Armani le desvió al lateral derecho Ronald Hernández. Esta falencia se repitió en los anteriores partidos de la Copa América. La última línea deberá ganar en concentración ante estas situaciones: el martes que viene, el que atacará por esa zona no será Ronald Hernández, sino un tal Dani Alves.
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