Yasmina Reza en Buenos Aires: literatura, teatro y manías de una autora súper exitosa
En su tercera visita al país, la escritora francesa presentó “Serge”, una novela sobre el vínculo entre tres hermanos judíos y la identidad cultural; qué opina de la nueva puesta de su famosa obra “Art”, con nuevo elenco y directores
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“Un escritor es útil mientras escribe, pero no después. Salvo cuando me hacen preguntas técnicas sobre el libro, trato de evitar las entrevistas porque temo estropear la historia. Además, no me gusta hablar de mí”. Con esta frase contundente, la escritora francesa Yasmina Reza explica su firme resistencia a los reportajes periodísticos. Hace años ya que la autora de ART, una de las obras teatrales más exitosas de las últimas tres décadas a nivel mundial, no se expone a conferencias de prensa ni participa de charlas multitudinarias. Prefiere, siempre, el formato íntimo. Ese camino siguió por estos días en Buenos Aires, donde anoche presentó su nueva novela, Serge, frente a unas doscientas personas en el auditorio del museo Malba.
Con entradas agotadas con anticipación y sin fotógrafos ni transmisión vía streaming, por expreso pedido de la protagonista, Reza dialogó durante más de una hora con el escritor y editor Gonzalo Garcés, que fue el traductor al español de la nueva versión de Art estrenada en la avenida Corrientes a mediados de 2021.
Vestida con camisa y pantalón de seda en tonos coral, relajada y de excelente humor, Reza respondió todas las preguntas y se permitió, incluso, hacer bromas. Lo hizo, por ejemplo, cuando “apuró” a su interlocutor para que evitara las consultas amplias y emitiera opinión sobre sus libros. “No me gusta cuando se ubica al escritor en un lugar importante y la conversación es unilateral. Prefiero una mirada subjetiva, que me haga descubrir algo”, le dijo.
Nacida en París en 1959, la dramaturga contemporánea más representada de la actualidad llegó al país el lunes pasado acompañada por su hermano y se quedará hasta el sábado. Lo primero que quiso hacer, después de descansar en su habitación del Four Seasons, fue ir al teatro Multitabaris a ver la nueva puesta de su famosa obra. También pidió que la llevaran a visitar librerías porteñas donde se exhibe su último libro, novedad de marzo de Anagrama.
Ayer, Reza fue homenajeada por la embajada francesa con un almuerzo privado con la embajadora Claudia Scherer-Effosse y su marido en el Palacio Ortiz Basualdo, que se extendió hasta más allá de las 15. Participaron como invitados los nuevos protagonistas de la obra, Pablo Echarri, Mike Amigorena y Fernán Mirás, y los productores. Esta tarde se encontrará con Ricardo Darín y Germán Palacios, integrantes del elenco original junto con Oscar Martínez cuando se estrenó en 1998 en simultáneo con Nueva York y Madrid, ahora en el rol de directores. El lunes, después de la función, Reza fue invitada por Echarri a subir al escenario donde recibió un ramo de flores y el cálido aplauso del público.
Con doce años en cartel y más de un millón de espectadores, el éxito global de Art sorprendió a la propia autora. “No esperaba que resultara tan especial. A la mitad del proceso de escritura le pedí a mi marido que la leyera y me dijera si era una porquería”, reveló anoche frente al auditorio completo. Y aclaró que, aunque la mayoría de las críticas siempre resaltaron su mirada desaforada sobre el arte contemporáneo, en realidad, para ella, es una obra sobre la amistad y las “grietas” (como intervino Garcés) que se dan en algún momento de la vida.
La charla se extendió más allá de lo previsto (porque empezó con media hora de retraso) y Reza aceptó responder hacia el final algunas preguntas del público. Una de ellas fue qué diferencias encontró entre la primera puesta porteña de su obra, con Darín, Palacios y Martínez, que vio en Madrid hace más de veinte años, y la actual. “Me pareció muy distinta a la anterior. No sé si eso se debe a que yo cambié o a que ellos la hacen de otra manera. En esta versión noté que la amistad entre los tres personajes es totalmente tangible. Eso me encantó”.
Sobre Serge, la autora remarcó que es una historia de vínculos entre hermanos, pero trata, fundamentalmente, sobre la identidad judía. La novela retrata una familia disfuncional, los Popper, judíos franceses no practicantes de origen húngaro, formada por tres hermanos: Serge, Nana y Jean, que es el narrador. A partir de un viaje familiar, impulsado por la hija de Serge para conocer el campo de exterminio nazi en Auschwitz, donde murieron los abuelos, emergen los conflictos y todo estalla.
Reza quiso incluir su mirada sobre las visitas “turísticas” a Auschwitz porque cree que, más allá del dolor de los sobrevivientes y sus familias, “la memoria histórica está de moda”. Hija de inmigrantes judíos, considera que “el holocausto fue la mayor tragedia del siglo XX, pero que no tiene nada que ver con la identidad judía”. Cuando Garcés le preguntó, entonces, qué constituye esa identidad, la escritora dijo: “Podríamos pasar horas analizándolo. Es un tema muy complejo. Yo noto que mi escritura, mi forma de hablar, ciertas palabras que se usaban en mi casa en mi infancia, conforman mi identidad. La advierto en esos rasgos culturales”.
Un tema vinculado al de la identidad es la universalidad de sus personajes, según resaltó Garcés. “Hay una estética que no tiene que ver con lo ideológico”, observó el autor argentino. Y ella sonrió con complicidad. “Mis personajes no son políticamente correctos. Son salvajes, ariscos. No me interesa retratar su ideología sino su intimidad”. En Serge, se propuso llevar a los protagonistas al memorial de Auschwitz y “observar cómo se comportaban en esa situación forzada”.
Más adelante reconoció que la mayoría de sus criaturas masculinas están inspiradas en hombres que ha conocido a lo largo de su vida. “Siempre me atraen esa clase de personas: los salvajes, irritables, poco pulidos. Me gustan en la vida y, cuando hago literatura, trato de ponerlos en escena porque los conozco bien”.
Autora de novelas como Felices los felices, Babilonia y En el trineo de Schopenhauer, guiones de cine, obras de teatro y relatos autobiográficos, su obra fue traducida a más de 40 idiomas. En 2008, Reza publicó un controvertido retrato de Nicolas Sarkozy, El alba la tarde o la noche, donde narró en primera persona su experiencia siguiendo al candidato a la presidencia de Francia en su campaña electoral. “Es uno de mis libros preferidos. Es una exploración del terreno de la campaña. Sarkozy es un tipo vanidoso, pero muy inteligente. Está medio chiflado”, dijo cuando Garcés le preguntó por ese trabajo de no ficción.
Hubo tiempo, también, para hablar de los escritores rusos que admira (“Más Chejov, Gógol y Dostoievski que Tolstói”), pero no hubo oportunidad de hablar sobre la guerra contra Ucrania. Solo una mención, en broma y al pasar, sobre Putin, pero la rapidez del intercambio impidió la traducción simultánea justo de esa frase.
No es la primera vez que Reza viene a la Argentina. En abril de 2018, participó de la charla “El arte de escribir teatro” con Oscar Martínez en el Centro Cultural San Martín y asistió a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. También había elegido a Garcés como interlocutor para la entrevista pública en la Feria y para una conferencia de prensa, de formato íntimo, realizada en la biblioteca de la Alianza Francesa.
En una entrevista por correo electrónico con LA NACION Revista a fines de 2021, la autora se sorprendió con el recuerdo de un dato de su pasado como actriz. En 1983 viajó a Buenos Aires para integrar el elenco de la obra La trampa de Medusa, la única pieza teatral que escribió Erik Satie, en el Teatro San Martín. Reza tocaba una pieza del compositor y dice que nunca sufrió tanto a causa de los nervios.
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