Ya lo decía Epicuro: no hay edad para filosofar... ni para ser feliz
Desde los cuatro años las preguntas sobre los sueños, la verdad y la muerte abren la puerta al laberinto de pensar; talleres con especialistas y libros ilustrados sobre temas que inquietan en la infancia
Podemos elegir qué soñar? Preguntas como ésta funcionan de disparador temático en los talleres de filosofía para chicos del grupo El Pensadero, que coordinan graduados de la UBA. Los encuentros proponen reflexionar sobre cuestiones de la vida cotidiana en la infancia. Como hoy se hará durante las dos primeras horas de la Noche de la Filosofía, desde las 19, en el Centro Cultural San Martín, que estarán dedicadas a participantes de 5 a 14 años.
"Los temas funcionan como un estímulo intelectual. Lo importante es elegir recursos que sean una suerte de signo a descifrar y que sirvan para activar la charla. A mí me gustan los libros de Isol (Petit el monstruo es maravilloso) y de Pescetti (Unidos contra drácula). No buscamos encontrar respuestas sino formular preguntas", explica Mariana Gardella Hueso, de El Pensadero, que esta noche estará a cargo de dos talleres: "Sueño que sueño, sueños que me sueñan, sueños que sueñan el mundo", para chicos de 5 a 8 años, y "Encuentros y desencuentros", para los de entre 9 y 14.
En las charlas se utilizan textos, películas, obras de arte y música. Además de títulos específicos, como los que integran la colección Los Filosos del sello Iamiqué (¿Qué es la verdad?, ¿Qué es la nada?, ¿Qué es el tiempo? y ¿Es mucho 7?, de la alemana Antje Damm), incluyen historietas como Macanudo, de Liniers, libros ilustrados de Isol y Pablo Bernasconi, novelas de Luis María Pescetti y Elsa Bornemann y cuentos como El misterio del conejo que sabía pensar, de Clarice Lispector.
El libro Marula, de Martín Fogliacco, editado recientemente, plantea preguntas de grandes pensadores a través de las aventuras de una oveja que descubre el mundo fuera de su corral. "Los chicos son iguales a Marula: todo el tiempo saltan vallas, exploran conocimientos. Cada experiencia que adquieren expande su horizonte. Pueden sentirse identificados con un personaje que atraviesa situaciones que les resultan cercanas", compara el autor.
"Planteamos situaciones que les resultan comunes: por ejemplo, ¿miento si le saco una figurita a un amigo? Las preguntas buscan conmover y ver qué repercusiones generan en el grupo. Lo interesante es cuando las preguntas las deja de hacer el docente y las empiezan a hacer los chicos", explica Florencia Sichel, coordinadora de El Pensadero.Cuando surgen cuestiones más sensibles como la muerte o la existencia de Dios, la charla continúa. No hay temas prohibidos. "Somos cuidadosos. Casi todos los temas incomodan o provocan situaciones límite y eso es la filosofía: la angustia genera pensamiento creativo. El docente tiene que correrse del lugar del saber y nunca ir más allá de donde van los chicos", continúa Sichel.
El Pensadero también lleva la filosofía a la escuela. Como no existe como materia en jardines y primarias, algunos directores convocan al grupo para que trabajen con problemas específicos, como la violencia o el maltrato entre compañeros. "El año pasado nos enfocamos con alumnos de sexto grado en la privacidad, problema crucial en la era de las redes sociales. Ellos se quejan porque los padres quieren controlar lo que hacen en Internet y debatimos esto en las clases", cuenta Gardella.
Gustavo Santiago, autor de Filomeno y Sofía y Filosofía, niños, escuela, entre otros libros, también dicta clases y talleres para grandes y chicos sin distinción de temas. "Los sueños nos inquietan a todos; los dolores nos duelen, nos resultan incomprensibles; la alegría nos alegra, queremos que dure...y a veces no dura. Las cosas que no entendemos nos atraen, queremos pensarlas de mil formas distintas. Las relaciones con los demás nos cuestan y queremos encontrar la mejor manera de potenciarlas. La vida es la vida", concluye.
Docente de la UBA, Santiago coordinará en la Noche de la Filosofía la charla "Maravilla, intriga, cuestionamiento. Una experiencia filosófica para todas las edades", dirigida a todos aquellos interesados en "introducirse en los laberintos del pensar filosófico". El recorrido que él propone no está basado en las teorías de los filósofos tradicionales sino en "experimentar el disfrute, la incertidumbre y la fascinación" que despierta esta disciplina. Y para eso no hay distinción de edades. "Quizá serviría pensarlo desde Epicuro, que decía que no hay edad para filosofar, así como no hay edad para ser feliz. Yo trabajo con personas desde los 4 años hasta noventa y pico... Creo que con la filosofía se juega y los chicos saben bastante sobre juegos. Entonces, ¿cómo no van a poder ponerla en juego, jugarse con y por ella? Mi rol, tanto cuando escribo como cuando doy clases a los docentes o trabajo con los chicos, es alimentar, estimular, provocar el juego."
Hoy, de La maratón del pensamiento
Hoy, de 7 PM a 7 AM: charlas, cine, música y comida
Razón y posmodernidad
"Irracionalismo en el Siglo XX", análisis de Juan José Sebreli
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La actriz Carla Peterson lee a Cicerón y Richard Coleman, a Su san Sontag.
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En simultáneo a la disertación de alemanes, franceses y argentinos, actores leerán textos clásicos; habrá exhibiciones de documentales; shows y comidas típicas. El programa completo en www.elculturalsanmartin.org.ar
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